Cuando un bebé viene al mundo, millones y millones de células se han especializado. Gran parte de ellas pasan a formar parte del sistema nervioso, convertidas en neuronas, y se encargan de detectar los estímulos que el pequeño es y será capaz de percibir. ¿Quieres saber cómo son y cómo se desarrollan los sentidos en los bebés?
Descubre qué, cómo, cuánto y cuándo se desarrollan los sentidos del bebé sienten a través de cada uno de sus sentidos desde el primer día de vida y qué trastornos sensoriales son los más comunes para entender mejor su desarrollo, potenciarlo tanto como sea posible y, sobre todo, disfrutarlo juntos.
Importancia del desarrollo de los sentidos en bebés
El desarrollo de los sentidos en bebés es la base de su aprendizaje y de su relación con el mundo. Desde el nacimiento, cada sistema sensorial va madurando a su propio ritmo: mientras el tacto y el gusto son más precoces, la vista y el olfato necesitan más tiempo para perfeccionarse.
Conocer cómo perciben los bebés el mundo nos ayuda a entender sus reacciones y a acompañarles de forma respetuosa, favoreciendo el desarrollo de cada sentido, de sus aptitudes en conjunto y consiguiendo, con ello, que nuestros hijos sean más capaces, que se integren mejor en el entorno, que sean más sociales, más empáticos…
Los sentidos en los bebés: características y desarrollo
La recepción y el procesamiento de las sensaciones se lleva a cabo a través de los distintos sistemas sensoriales.
Desarrollo sensorial del bebé: El tacto
El tacto es el sentido que proporciona información de las cualidades palpables de los objetos.

Su órgano receptor es la piel, que puede ser con vello o glabra. Esta se compone de dos tejidos subcutáneos, la dermis y la epidermis, y tiene varios corpúsculos, cada uno con una función (están especializados y con respuesta un tipo de estímulo determinado).
- Corpúsculos de Paccini (presión: consistencia y peso).
- Corpúsculos de Meissner (sensaciones de contacto: forma y tamaño).
- Corpúsculos de Ruffini (calor).
- Corpúsculos de Frause (frío).
- Terminaciones nerviosas libres (dolor).
Todas las impresiones recibidas se transmiten a la corteza cerebral, concretamente en la circunvolución postcentral, mediante los nervios sensitivos.
El desarrollo del tacto
Este es el primero en comenzar a dominar en los sentidos en los bebés.
El bebé tiene una sensibilidad táctil muy precoz. Se ejerce la percepción táctil primero con la boca y después con las manos y las plantas de los pies. Posteriormente se va especializando y a los 6 o 7 meses el bebé tiene el tacto muy desarrollado en zonas como los genitales, las yemas o las mejillas.
El principal trastorno que se puede sufrir en el tacto es la insensibilidad, la cual puede aparecer en cualquiera de las sensaciones táctiles y cutáneas si se tienen deficiencias en receptores sensoriales específicos.
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El sentido cinestésico: un sentido especial
Se trata del sentido con el que se perciben el tono muscular, el movimiento del cuerpo y la disposición de sus miembros, el peso, la relación entre las partes y su posición en el espacio (propiocepción).

Parte de ello se recoge también a través de la vista y las impresiones táctiles pero es el sistema cinestésico el encargado de cumplir estas funciones:
- Aparato vestibular. Proporciona datos sensoriales sobre la posición del cuerpo en el espacio y provoca sensaciones relacionadas con el equilibrio. Se encuentra en la parte laberíntica del oído interno y está formado por los sacos vestibulares, los canales semicirculares y el nervio vestibular. El transmisor es el nervio vestibular y la sensación llega a la circunvolución temporal superior.
- Receptores sensoriales de músculos y tendones. Suministran, desde las terminaciones nerviosas de estos tejidos, información sobre el tono muscular, la posición de los miembros y la relación entre las diferentes partes del cuerpo. Esta llega al área cerebral somestésica.
El desarrollo del sistema cinestésico
Seguramente no lo sabías o no lo considerabas como uno los sentidos en los bebés. Un recién nacido puede percibir el movimiento, siendo este un sentido muy incipiente pero poco desarrollado al inicio. Su desarrollo es acorde al psicomotor, siendo necesario para posibilitarlo, de hecho.
Trastornos del sentido cinestésico
Los trastornos que encontramos en relación directa a este sentido son el desconocimiento de la situación o posición, la pérdida de equilibrio o la descoordinación. Estos se pueden dar por malformación congénita o traumatismo o infección en cualquier momento.
Sentidos del recién nacido: El gusto
El gusto es un sentido muy químico que recoge las cualidades dulce, salado, amargo, ácido y umami de las cosas a través del aparato gustativo.
Este se encuentra en la cavidad bucal y se compone los receptores gustativos o botones del gusto, situados en la faringe, la laringe y la lengua. Los botones de la lengua están en las papilas linguales, que son unas protuberancias visibles por el ojo y que sentimos con el tacto al pasar la lengua por algunas zonas de nuestro cuerpo, por ejemplo, por el paladar.

De las papilas partes las fibras nerviosas que forman el nervio gustativo, que es el transmisor de los estímulos. Estos llegan a la circunvolución postcentral y al lóbulo parietal.
El desarrollo del gusto
El recién nacido nace con el gusto bastante desarrollado, identificándolos sabores y sintiendo predilección por el dulce (esencial para aceptar el amamantamiento).
Su evolución y funcionamiento están ligados al sentido del olfato aunque se puede carecer sólo de uno de ellos y que el otro funcione perfectamente.
Alteraciones
La hipoageusia (incapacidad para degustar), la ageusia (ausencia del gusto) y la parageusia (mal gusto) son los trastornos de audición más frecuentes. Todas ellas se dan por alteraciones en los receptores.
Sentidos en los bebés: El olfato
El olfato es el sentido que percibe las cualidades y los cambios cuantitativos de los olores.
El aparato olfativo se localiza en la parte superior de las fosas nasales (orificio que conduce las sustancias olfativas al bulbo olfativo). Las células receptoras están en la mucosa olfativa (pituitaria amarilla).
A través de los nervios olfatorios llegan los olores al bulbo, encargado de enviar, en forma de estímulo nervioso, la información hasta las áreas olfatoria media y lateral del cerebro.
El desarrollo del olfato
El olfato no está muy desarrollado en el nacimiento, si bien, es cierto que el neonato percibe si un olor le es o no agradable. Este tiene tendencia por los olores conocidos, siendo este un motivo por el cual prefiere a su madre.
La evolución del olfato va ligada al desarrollo del gusto. El desarrollo máximo se da a los tres años, de manera que si el niño no nota olores a esta edad ya no lo hará, siendo fácil de detectar si existe algún trastorno. El más importante es la insensibilidad, dada por deficiencias del receptor sensorial.

Sentidos en la infancia: El oído
Este sistema sensorial se encarga de recoger las vibraciones sonoras del medio y las transforma en impulsos eléctricos interpretados en la zona correspondiente de la corteza cerebral (en el lóbulo temporal).
Es la sede de los aparatos auditivo y vestibular y se divide en:
- Oído externo. Incluye el pabellón externo, con el que se recogen las ondas, el conducto auditivo y la membrana del tímpano.
- Oído medio. Cuenta con la caja timpánica (con los huesos martillo, yunque y estribo), la trompa de Eustaquio y las ventanas oval y redonda.
- Oído interno. Constituido por la cóclea, el órgano de Corti, donde están los receptores, y el nervio coclear.
El desarrollo del oído
Los bebés nacen con sordera parcial, la cual desaparece rápidamente. Pueden diferenciar intensidad, timbre y tono así como localizar sonidos y oír murmullos. Eso sí, no puede reaccionar a ellos hasta pasado un pelín de tiempo.
A las 12 horas de vida ya distingue la voz humana de otros sonidos.
Tal y como afirma ScienceDaily, antes de las 24 horas, el niño reconoce la voz de mamá.

El segundo día reacciona a sonidos que estén muy cerca. A la semana reconoce la voz del padre. De hecho, antes de salir del hospital se le realiza una prueba de audición. Eso sí, en ocasiones el bebé no escucha o no del todo debido a que tiene el oído lleno de líquido así que no te asustes si llegado el momento el resultado de la prueba no es el esperado. A los días vuelve a revisión y se le repite.
Será durante el tercer o cuarto mes que pueda concentrarse en un sonido coincidiendo con el alcance de un grado óptimo de maduración del sistema auditivo.
Principales alteraciones del oído
Existen alteraciones tanto de percepción como de transmisión, siendo las más convencionales la sordera en distintos grados y la hipoacusia.
Los sentidos en los bebés: La vista
Se trata de la captación de luz mediante el sistema visual de cual el ojo es el órgano esencial. Este se aloja en la órbita, donde se encuentran el globo ocular, el aparato lacrimal y el párpado.
El globo está formado por tres capas:
- Externa. Incluye la esclerótica y la córnea.
- Media o úvea. Cuenta con un cuerpo ciliar, el iris y la coroides.
- Interna. Encontramos la fóvea, que regula la agudeza visual, los bastoncillos, sensibles a la claridad, los conos, receptores del color, y el disco del nervio óptico.
Por otro lado, el globo cuenta con tres cámaras. La anterior y la posterior contienen humor acuoso, encargado del mantenimiento de la presión intraocular, y la central contiene humor vítreo.
El cristalino es una lente biconvexa con varias capas transparentes que cumple un papel muy importante a la hora de acomodar el ojo para que pueda adaptarse a diferentes condiciones de luz sin malograrse.
Las imágenes se perciben porque reflejan una determinada cantidad de luz, que penetra por la córneas y a través de la pupila, pasa al cristalino, que la manda a la retina para que la imagen quede impresa en ella y sea transmitida a través del nervio óptico, al lóbulo occipital.
De los los sentidos en los bebés, este es el menos desarrollado al nacer.
El desarrollo de la vista
Es el más mermado al nacer de entre los sentidos en los bebés es la vista, siendo especialmente pobre la agudeza visual. Sí se distingue lo claro de lo oscuro. Eso sí, la evolución es bastante rápida.
- Al mes de vida o incluso antes el bebé fija la mirada en objetos grandes y persigue los objetos en movimiento 90º.

- El tercer mes el peque se mira las manos y se concentra en objetos cercanos.
- Al sexto mes se da la coordinación óculo-manual y se adquiere la percepción de profundidad.
- El octavo mes es clave en la exploración, pues el bebé pasa a realizarla con los ojos en primer lugar, el cual pierden las manos y la boca.
- Al año la agudeza visual ya es similar a la de los adultos.
Problemas de la vista
Existen cantidad de trastornos relacionados con este sistema sensorial.
- Atendiendo a la refracción tenemos la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo (ver mal de lejos, de cerca y con distorsión respectivamente).
- Afectado por la movilidad aparece el estrabismo, que es la pérdida de paralelismo de los globos, pudiendo ser unilateral o bilateral, convergente o divergente y vertical.
- Un fallo en la recepción de la luz provocará daltonismo, que es una alteración de la percepción de los colores.
- Otros trastornos que se ven en la infancia son ceguera y ambliopía.
¿Cómo se desarrollan los sentidos del bebé mes a mes? Hitos sensoriales de los bebés por edad
Sentido / Edad | 0-1 mes | 2-3 meses | 4-6 meses | 7-12 meses |
Vista | Ve objetos a ~20-30 cm; distingue contrastes, luces y sombras. | Sigue en movimiento lateralmente; fija mirada en objetos cercanos. | Reconoce caras familiares; coordinación ojo-mano comienza a mejorar. | Percepción de profundidad; seguimiento de objetos en 360°. |
Oído / Audición | Reconoce voz materna (oída en útero); reacciona a sonidos fuertes. | Mejora discriminación de ritmos y voces; responde a estímulos auditivos suaves. | Reconoce sonidos de objetos; responde a su nombre; atención más larga. | Identifica origen de sonidos; imita vocalizaciones; juega con sonidos. |
Tacto | Contacto piel con piel; sensibilidad en labios y manos; reflejo de succión | Mejora control de la cabeza; manos más activas | Agarre voluntario mejora; toca ropa y juguetes; propiocepción mejora con movimiento | Reconoce y distingue texturas; disfruta de juegos de contacto y caricias |
Olfato | Prefiere olores familiares (madre, leche) al poco de nacer | Explora olores nuevos; reacciones más conscientes a olores agradables o desagradables | Olfato más afinado; reconoce olores específicos de comida o entorno | Reconoce olores cotidianos; usa el olfato para explorar |
Gusto | Prefiere sabor dulce (leche); reconocimiento inicial de sabores simples | Si empieza alimentación complementaria, muestra reacciones a sabores nuevos | Distingue sabores básicos; curiosidad al probar texturas nuevas | Discriminación de sabores más complejos; preferencias y rechazos más marcados. |
Cinestésico | Percibe movimiento de manera incipiente; reacciona a balanceos suaves | Empieza a controlar mejor la cabeza y el tronco; disfruta de cambios posturales | Se consolida el tono muscular; más control de posturas y desplazamientos | Gateo, sedestación y primeros pasos desarrollan equilibrio y orientación espacial |
Diferencias entre sentidos en bebés y en adultos
Aunque los sentidos del bebé son funcionales desde el nacimiento, no lo son igual que en un adulto. Esto es lógico, pues aún tienen mucho tiempo para terminar de formarse en lo que conocemos como crecimiento, maduración y desarrollo a la vez que, realmente, hay sensaciones que no les terminan de ser útiles debido a sus incapacidades. Principalmente, nos encontramos:
- La vista del bebé es borrosa al principio, solo distingue contrastes y formas grandes. De nada le sirve ver bien el mundo si no puede luchar contra él ni interactuar.
- El oído del bebé reconoce voces muy pronto, pero necesita tiempo para procesar sonidos complejos. Esto se debe a que necesita conocer a su madre, de cara a alimentarse y encontrar protección. El adulto pierde capacidad de especialización conforme pasan los años, cuando ya no necesita aprender; simplemente diferencia más sonidos porque los conoce.
- El olfato y el gusto del bebé se afinan rápidamente y le ayudan, de nuevo, a reconocer a su madre. De nuevo estos sentidos en los adultos parecen más finos porque hemos tenido muchas experiencias y la cognición está ya afianzada, pero lo cierto es que, conforme pasan los años, perdemos sensibilidad. En términos relativos, los bebés sienten los estímulos mucho más intensamente.
- El tacto está brutalmente desarrollado en los más pequeños, pues es el sentido que pueden trabajar más fácilmente desde el nacimiento. En los adultos, perdemos esa capacidad de sentir con intensidad y placer; nos limitamos a retener la información más importante para ser capaz de reconocer elementos cotidianos y algunos otros de los que tenemos conocimiento pero, en líneas generales, perdemos muchísima capacidad. Claro ejemplo es el de que los niños sienten más frío (aunque también están involucrados los sistemas de autoregulación, pero se me entiende😛).
- Además, la capacidad de percepción es más homogénea que en el caso de los peques.
- Aunque presente desde que se nace, el sistema cinestésico no resulta útil en los más pequeños. Se desarrolla en conjunto con la motricidad.

Esta comparación ayuda a comprender por qué los bebés reaccionan de forma distinta a los estímulos del entorno. A veces nos preguntamos qué le pasa a un niño o por qué reacciona (o no) de determinada manera. Simplemente, tu hijo no percibe las cosas de la misma manera que tú.
Mitos comunes sobre los sentidos en recién nacidos
- “Los bebés nacen sordos”. Aunque su audición es bastante inmadura, los recién nacidos oyen y, como con lo demás, el sentido se afina con el tiempo.
- “Los bebés solo ven en blanco y negro«. Parcialmente falso. Perciben contrastes fuertes y colores básicos, pero su visión cromática se desarrolla progresivamente.
- “El olfato del bebé no funciona«. Al contrario, es clave para reconocer a su madre y su entorno.
- “Los recién nacidos no ven”. Por sus reacciones puede parecerlo, pues a veces se los nota como empanadillos. Pero, aunque su visión es bastante borrosa, sí pueden ver a unos 20–30 cm y distinguir contrastes y siluetas.
- “No reconocen voces hasta que pasan meses”. Desde el vientre ya escuchan, y al nacer reconocen la voz materna (y otras familiares) casi de inmediato.
- “No sienten dolor”. Su sistema nervioso sí responde al dolor, aunque su forma de expresarlo es diferente y, de hecho, más intensa (llanto, gestos, cambios en la respiración).
- “No necesitan estimulación sensorial, solo dormir y comer.” Aunque descanso y alimentación son básicos, los bebés aprenden del entorno desde el primer día. El contacto, las palabras, los sonidos y las texturas forman parte del desarrollo y, son, de hecho, las pocas formas que tenemos de ir ayudando el peque hasta que vaya siendo autónomo.
- “No entienden”. Los niños, en todos los aspectos, entienden mucho más de lo que pueden expresar. Aunque no entiendan palabras como tal, relacionan sonidos, tono y emociones con experiencias, lo que ayuda al desarrollo del lenguaje y del vínculo afectivo.
Cuándo acudir al pediatra por problemas sensoriales del bebé
El desarrollo sensorial del recién nacido es progresivo y cada uno tiene su propio ritmo. Aun así, conviene estar atentos a algunas señales que podrían indicar que algo no va bien. Consultar con un especialista y detectar pronto posibles alteraciones en los sentidos del bebé facilita la intervención temprana y mejora el pronóstico.
Acude al pediatra si notas que tu hijo:
- No reacciona ante sonidos fuertes o no parece reconocer la voz de sus cuidadores pasados los primeros meses.
- No fija la mirada en objetos grandes ni sigue movimientos con los ojos después del segundo o tercer mes.
- No muestra sensibilidad al tacto (no se calma con caricias, no reacciona a cambios de temperatura o al dolor).
- Tiene dificultad para coordinar movimientos o parece perder el equilibrio sin motivo aparente.
- No distingue olores o sabores básicos conforme avanza el primer año.
- Presenta cualquier signo de regresión (antes respondía a estímulos y ahora no).
Ante cualquiera de estas situaciones, es necesario consultar al pediatra o, directamente, a un especialista en desarrollo infantil. Ellos podrán valorar el estado de los sentidos del bebé y, si es necesario, derivar a pruebas más específicas o iniciar terapias de estimulación temprana.
Curiosidades sobre los sentidos de los bebés
Quiero terminar contándote, también, algunas cosas curiosas sobre los sentidos de tu hijo😊
- Los sentidos más desarrollados al nacer son el tacto y el gusto.
- El contacto piel con piel reduce el estrés del bebé y regula su temperatura y su ritmo cardiaco.
- Un recién nacido puede reconocer el olor de su madre a los pocos días de vida. Con la voz ocurre algo más impresionante, la diferencia desde el vientre.
- Aunque la vista del bebé es limitada al nacer, hacia el año de vida su agudeza visual ya es similar a la de un adulto; el desarrollo es bestial.
- La preferencia por el dulce es innata. El bebé nace con ella para que sea agradable alimentarse con leche materna.
- Los bebés pueden reconocer sabores que la madre tomó durante el embarazo a través del líquido amniótico.
- Los bebés reaccionan mejor a voces más altas (como la materna) porque las perciben con más nitidez. A su vez, las mujeres son más sensibles a los sonidos agudos para detectar el llanto del recién nacido.
- La distancia de 20–30 cm, que es la que el bebé diferencia con la vista al nacer, coincide con la distancia entre su rostro y el de quien lo sostiene en brazos.
- El desarrollo sensorial del bebé está muy ligado a su desarrollo emocional y al vínculo con sus cuidadores. Así, sólo con la manera en la que los tratamos, podemos estar mermando o, por contra, potenciando, la sensibilidad de nuestros pequeños sin darnos cuenta siquiera.
- Desarrollo desigual: Mientras la vista tarda meses en madurar, el tacto y el gusto ya están casi listos al nacer.
- Cuanto más jóvenes, mayor capacidad del cerebro para reorganizarse si un sentido está dañado (por ejemplo, si no hay visión, el oído se agudiza). Esto ocurre sin excepción, desde el primer día de vida.
Preguntas frecuentes sobre el desarrollo sensorial del bebé
Aunque los sentidos están presentes desde el nacimiento, cada uno se desarrolla a su ritmo. Conocer cómo funcionan y evolucionan nos ayuda a entender mejor las reacciones del bebé, responder a sus necesidades y acompañar su desarrollo de manera respetuosa.”