El resfriado en los niños suele ser preocupante. Según con qué edad, no saben o no pueden expresar qué les ocurre o cómo se sienten. Y, en cualquier caso, todos sabemos cómo puede llegar a molestar un catarro, a mí, por lo menos, no me apetece ni lo más mínimo que mi niño se pueda sentir así.
¿Qué es el resfriado? Causas y síntomas
El resfriado es una infección de las vías respiratorias dada por un virus. Este cuadro en particular se puede dar por más de 200 variantes de estos organismos así que ¡imagina lo fácil que es contagiarse!
Los síntomas principales se presentan a lo largo del aparato respiratorio y alrededores. Sin embargo, en función de su gravedad, del punto en el que nos encontremos y otros factores, podemos sufrir otros síntomas menos relacionados. Los más frecuentes son:
- Mucosidad. Generalmente es clara al principio y coloreada en amarillo o verde, y más espesa, tras varios días de padecimiento.
- Congestión, dada por la dificultad o imposibilidad de expulsar el moco.
- Tos, seca o con moco.
- Fiebre.
- Dolor de gasganta.
- Vómitos (por la tos continuada).
- Peor descanso.
Resfriados en los niños, ¿cómo se transmite?
La vía de contagio de los virus causantes del catarro es la gota de saliva o moco con virus expulsada por el niño enfermo. Ocurre cuando tose o estornuda, como en los adultos, pero hay que añadir que, en los niños, también nos encontramos con los objetos contaminados, pues son muy dados tanto a chupar todo lo que ha a su alrededor como a compartir los objetos con otros niños.
El que va a contagiarse suele hacerlo a través de la nariz o por los lacrimales. Las manos tienen muchísima importancia en estas edades, siendo las principales «culpables», pues los peques se tocan mucho a ellos mismos a sus compañeros.

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Duración del resfriado infantil
Esta infección respiratoria se alza como una de las enfermedades más frecuentes en niños, presentándose una media de hasta 8 veces por año; ¡una auténtica barbaridad! Esto hace que, por supuesto, nos den muchas pero muchas ganas de cuidar a nuestro peque tanto como sea posible.
Aunque la gran mayoría de niños se encuentra mejor después de 3 o 4 días presentando síntomas, tanto los mocos como, especialmente, la tos, pueden mantenerse, incluso, 3 semanas.
Por otro lado, no es infrecuente que se encadenen catarros. Esto hace parecer que el niño «empeora» cuando lo que ocurre es que, cuando aún tiene síntomas leves, desapareciendo, del primer resfriado, aparecen los del segundo, moderados o intensos. Esto, como es lógico, nos confunde y nos alarma, haciéndonos creer a los papis que algo va mal porque el niño está peor cuando, simplemente, ha enfermado de nuevo sin haberse repuesto del todo; con 200 tipos de virus y considerando que el nene está mal de defensas, no es tan raro.
Cuidados y tratamiento para catarro infantil
La mala noticia al respecto del resfriado en los niños es que, al igual que nos sucede a nosotros, no hay tratamiento ni para matar al virus ni para prevenir la aparición de la enfermedad ni tampoco reducir su duración.
Cuidados de un bebé resfriado
Lo que sí podemos y debemos hacer es paliar los síntomas que se van dando en pos de conseguir un mayor confort para pasar la enfermedad de la mejor manera posible y que no se haga tan pesada.
- Ofrece antipiréticos si el peque tiene más de 38ºC.
- Del mimo modo, es recomendable que en este punto se le den analgésicos si tiene algún dolor que cause molestia (garganta, cuello, oídos).
- Dale al peque mucho líquido (siempre adecuado a su edad), para que se mantenga hidratado y con un buen nivel de minerales. Esto es esencial cuando se tiene fiebre y si vomita.
- Intenta que el niño duerma o descanse semiincorporado para favorecer tanto la respiración como el aclaramiento de la mucosidad.
- Por supuesto, evita todo tipo de irritantes de las vías respiratorias, como polvo, humo, etc.

- Limpia el moco con suero fisiológico, no con agua. Los lavados nasales son muy importantes, más cuanto más pequeño es el niño, pues estos no saben respirar por la boca y, con la naricita obstruida, respirarán con mucha dificultad.
- Postura. El peque debe acostarse, ya sea boca arriba o boca abajo, y mantener la cabeza totalmente ladeada, con un orificio nasal apuntando hacia arriba. Si tiene edad y lo permite, una vez inyectes el suero, puedes sentarlo; la expulsión será más fácil tanto al exterior como para tragar la secreción (puede ocurrir cualquiera de las dos cosas o ambas y es totalmente normal).
- Técnica. Manteniendo la cabeza hacia un lado, inyectaremos con determinación pero sin hacer fuerza, entre 1.5 y 5 ml de suero fisiológico en la fosa que queda libre. Rotamos la cabeza del peque y repetimos en la otra fosa nasal. Lo ideal es que el suero esté a temperatura ambiente (para que no sea tan desagradable).
- Asiduidad. Se pueden hacer lavados nasales tantas veces se necesite, siempre con cabeza, pues, no gustan y pueden irritar. Sin embargo, realizándolos en los momentos clave, lo habitual es que no hagan falta muchos más. Antes de comer y dormir, nada más despertar y si notamos evidente dificultad para respirar son los momentos más adecuados. Si el lavado irrita, el niño lo pasa muy mal (llora) y no se nota mejoría, no lo realices, no está ayudando.
- Alternativa. Ante poco no muy espeso, podemos probar, en lugar de hacer un lavado completo, a poner unas gotas de suero en cada fosa (sin inyectar), buscando que ayuden a fluidificar la flema.
¡A evitar!
Hay dos puntos clave a evitar, y que es común que caigamos en ellos, que debemos evitar:
- Administrar antibióticos. Estos medicamentos actúan contra las bacterias, no contra los virus; a estos no les hacen absolutamente nada. Lo que sí podemos es sufrir efectos secundarios (aunque no es demasiado habitual) y, más importante, crear resistencia al antibiótico (esto hará que, cuando de verdad haga falta tomarlo, el niño sea más resistente y el fármaco haga menos efecto).
- Dar anticatarrales. Aunque son de amplia distribución y te los recomiendan farmacéuticos, estos no han demostrado tener efectos beneficiosos. Por contra, sí pueden presentar efectos adversos, venidos por un mal uso, por abuso o por interacción con otros fármacos.
¿Pediatra por catarro?
Por lo general, un resfriado común no requiere de atención médica pues, como hemos dicho, no hay nada que tratar. Sin embargo, es importante acudir a consulta si:
- La fiebre persiste durante 3 días.
- La mucosidad se mantiene por dos semanas.
- El niño tiene mucha dificultad para respirar. Hay signos que lo dejan bastante claro como que se le marcan las costillas, la respiración cansada, fatiga al realizar cosas comunes como comer o que se escuchan ruidos cuando inspira y/o expira.
- Hay dolor de oídos.
- El niño tiene malestar sin fiebre.
Como ves, el resfriado en los niños no tiene gravedad alguna. Simplemente debemos saber lo que va a ocurrir, si el niño entiende, explicárselo y, sobre todo tener paciencia porque los peques se irritan con más facilidad.