La bajada de temperatura trae consigo una nueva preocupación para los papis: ¿Los bebés tienen más frío que los adultos?¿Cómo debo abrigar a mi peque?¿Es peligroso si se resfría tan pequeño?¿Es mejor pecar de frío o de calor?
Vamos a descubrir qué es verdad y qué es mito de todo lo que se dice por ahí y, por supuesto, te cuento cuál es la manera idónea de abrigar y proteger a los peques cuando hace más frío.
Los bebés tienen más frío, sí
Aunque hay quien dice que eso es una exageraciEsto ocurre principalmente por dos cosas:
Por un lado, nuestro cuerpo cuenta con mecanismos de adaptación de todo tipo, siendo uno de ellos el que se encarga de hacernos más receptivos a las bajas temperaturas. Este mecanismo, en los niños, y especialmente en los bebés, no es tan eficaz, pues, como tantos otros, madura más tarde. Todo el esfuerzo del organismo infantil va al desarrollo de órganos y funciones vitales, dejando para más adelante otras cosas «menos importantes», como sería el caso.
Continuando con los mecanismos, el niño, cuanto más pequeño es, más riesgo tiene de sufrir una hipotermia (-35ºC) debido a que no cuentan con tanta capacidad para producir calor.
Es decir, los bebés soportan peor el frío y no producen tanto calor como los mayores.
¿Cómo atajar el hecho de que los bebés tienen más frío?
Ver a nuestro bebé con frío es, a menudo, una situación angustiosa, es bastante sencilla de manejar y no dista mucho de lo que hacemos los adultos.
Uso de textiles naturales
Los tejidos naturales, además de ser más respetuosos con la piel, sirven para regular mejor la temperatura. Retienen el calor y, al tiempo, son transpirables, de manera que se alzan como la opción predilecta tanto para combatir el frío (y, ojo, el calor) como para que el niño esté cómodo.
De preferencia, todas las prendas deberían ser textiles naturales, si bien, de no ser el caso, sí lo buscaremos en aquellas prendas que están en contacto directo con la piel (bodys, leotardos, mallas, gorro…).
Método cebolla bebés: Vístelo por capas
El método cebolla es el más indicado para vestir a los más pequeños. Se trata de incluir protección a capas finas. De este modo, podemos añadir o quitar según convenga, de manera gradual y adaptándonos siempre al entorno y la actividad del peque.

Es mucho mejor eso a llevar pocas capas gruesas y que con una más pase calor pero que sin ella tenga frío.
¿Cuántas capas debe llevar un bebé? Testeo y sentido común es lo único que necesitas. Los bebés tienen más frío, pero no están raquíticos, sin grasa en mitad de Siberia, ¿no?
Pero como leerás más de una vez hoy, por lo general, los bebés usan una capa delgada más que nosotros (ojo si eres muy friolero o caluroso porque el bebé seguramente no sea tan extremo). Te dejo una imagen muy ilustrativa pero, sin duda, exagerada.
Parte de este orden: Un body corto, uno largo, una camiseta fina y una chaqueta fina o gruesa y larga o corta en función de la parte inferior y de la temperatura y el tiempo de exposición. Para la parte inferior, medias si es verano, mallas en entretiempo o leotardos si es invierno y, encima un pantalón del grosor que consideres. los pies siempre bien cubiertos cuando haga frío, con sus medias y unos calcetines. Sobre estos, patucos o zapato, según la edad.
Si te das cuenta, esta combinación te permite regular muy bien la temperatura del niño sin sufrir grandes cambios.
¿Qué ponerle a un bebé para dormir en invierno?
No importa el clima en la zona donde vivas porque presumo que tendrás ventanas cerradas y caldearás la habitación. Siendo así, una capa de ropa (body de manga larga y medias o un pijama enterizo) y un saco de dormir de invierno (más grueso y de manga larga) debería ser suficiente.
Recordemos que se desaconseja utilizar mantas en la cuna cuando el bebé empieza a moverse por riesgo de asfixia. En cualquier caso, pueden destaparse en mitad de la noche. Por tanto, las uses o no, el saco es necesario para que el niño no pase frío y se mantenga a una temperatura constante.
Que crees que no es suficiente (niño friolero, no puedes caldear la habitación, etc), le pones otro body de manga corta debajo y listo.
¡A pasear con saco también!
En invierno es muy importante que un bebé, más cuanto más peque sea, se cobije en un saco de paseo cuando vaya en el carro. De este modo, podrá mantener bien la temperatura (elije uno que se haya diseñado para ello, claro) aunque no se mueva en absoluto. Obviamente, deberá cubrirle con este una vez esté correctamente abrigado con prendas que también ayuden a ello (naturales).
Piensa que si los bebés tienen más frío y, además, no se mueven, la temperatura se mantiene muy baja; es necesaria una ayudita en estos casos.
Evitad grandes cambios de temperatura
Si la temperatura del ambiente cambia, la nuestra también debe hacerlo para adecuarnos. Simplemente, en exteriores y lugares sin calefacción, mantenemos la ropa de paseo. Si entramos a sitios caldeados, retiramos cobertores, chaqueta, gorro, guantes y braga.
Además, cuando volvamos al medio anterior, si no hemos cambiado, nuestras prendas será mucho peor.
Salid en las horas cálidas

Obviamente, si sabemos que los bebés tienen más frío que los adultos y a nosotros nos molesta ir por la calle en inverno, ellos lo sufren más. Por tanto, sería ideal, siempre que se pueda (y al contrario que en verano), salir durante las horas de sol, aprovechando que el aire es más calentito y también nos incide un poquito los rayos solares.
Protege la parte expuesta del cuerpo
Proteger el niño de las bajas temperaturas no implica sólo ponerle ropa y más ropa.
La piel se reseca con el frío y, obviamente, hay partes, aunque sean pocas, que no van a poder cubrirse, como son la cara y, en muchos casos, las manos (me lo dirás cuando el niño empiece a querer tocarlo todo aunque vaya en carro).
Estas, aunque más particularmente la cara, deben cubrirse con una fina capa de crema protectora para el sol que también sea hidratante. En casa, acostubraremos a aplicarle al niño crema hidratante a diario en todo el cuerpo y, si ves que las manos se resienten, le pones una vez más antes de dormir.
La edad importa tanto como la temperatura
Salvo casos en los que así te lo comenten, los bebés tienen más frío de recién nacidos. Hasta pasados 10 o 15 días de vida, necesitan estar un pelín más cubiertos. Simplemente, a la cantidad de ropa que tu consideres que debe llevar, añádele una capa muy finita más, incluso en verano.
Pasados estos días, tú mismo vas a notar cómo, con la misma ropa, el niño está cada vez más calentito, lo que significará que ya no necesita esa capa adicional.
Ten en cuenta el porteo
Cuando portees, recuerda que tu calor corporal ya le aporta un plus de temperatura al peque. Usa abrigos de porteo o cobertores específicos, pero no lo abrigues como si fuera en carrito porque te aseguro que el calor corporal se nota bastante.
Así mismo, cuando termines el porteo, especialmente en exteriores, añade una mantita o capa de ropa porque el niño empezará a perder temperatura al separarse de ti.

¿Cómo saber si el bebé tiene frío?
Realmente es bastante sencillo.
Tu peque puede tener las manos o los piecitos fríos y aún así, encontrarse perfectamente; ¡no te dejes llevar! La ley próximo-distal dicta que el cuerpo se desarrolla/protege de tronco a extremidades, de manera que estas últimas siempre estarán más frías, priorizando que el calor se mantenga cerca de los órganos vitales.
Lo importante es la temperatura de su tronco, ya sea la parte alta de la espalda o el pecho, o su nuca, que deben estar tibios y sin sudor. Estos son los indicadores clave para saber que la temperatura es perfecta.
Si, con ello, las extremidades están demasiado frías, simplemente debes cubrirlas por el cuerpo lo tiene bien protegido.
Obviamente, ante un tronco más fresco actuaremos poniendo un poco más de ropa, pues, aunque no se tenga frío como tal, es posible que una prenda extra le haga sentir más cómodo.
¿Qué es verdad y qué no sobre que nuestro bebé tiene más frío que nosotros?
Ahora que tienes lo esencial sobre la temperatura ideal para bebés, vamos a ver esos mitos (o no) que se dicen a menudo y que puede que te hayan tenido confundido o confundida toda la vida.
Es obligatorio el gorro en recién nacidos: A medias
Por lo general, te van a decir que el recién nacido lleve gorrito sólo al salir del hospital y seguramente el día que tiene la siguiente revisión, que es el segundo o tercero. Igualmente, lo vestirá si lo sacas a pasear en sus primeros días de vida (la primera semana en verano y hasta los 10 o 12 días en inverno).

Aunque nada más nacer el peque lo necesita muchísimo (de hecho, verás que se lo ponen incluso antes de hacer el piel con piel en el paritorio), lo cierto es que tarda bastante poco en acostumbrarse al medio externo.
Tanto es así que, en ambientes bien templados, llevar la cabeza cubierta le hace subir la temperatura corporal, y rápido. Esta extremidad es un excelente regulador y debe quedar transpirada para cumplir su función.
Y, ojo, que no le haga falta no significa que, si te apetece ponérselo y no le da calor, no lo hagas. Simplemente digo que no es necesario como tal, salvo en ambientes gélidos, claro, pero es que en este caso debe cubrirse todo él (igual que los hacemos los adultos).
No puede jugar en el suelo en invierno el bebé: MITO
El niño no sólo puede sino que debe jugar en el suelo, no importa en qué estación nos encontremos. Desde bien pequeños y hasta que sepan andar y se entretengan de pie, ¿qué van a hacer si no?
Los bebés tienen más frío, pero, también, otras necesidades. Pasar tiempo en el suelo es esencial para desarrollar la musculatura y la coordinación, fomenta la curiosidad, posibilita que el niño se siente, gatee y ande más rápido y mil cosas más. ¿Qué pasa si el niño nace en verano y justo en inverno, que es cuando más suele debe tener, no se lo damos? No es una opción.
Hay que hacer exactamente lo mismo que en cualquier otra estación: acondicionar la zona de juego con alfombras, piezas de foam, colchonetas térmicas, césped artificial (¡ojo que se ensucia mucho!) o cualquier otro material seguro, confortable y no tan frío. El niño debe ir calzado (salvo que tengas calefacción a alta temperatura) y con su pijama, y no tiene más misterio.
La ropa térmica para bebés evita tantas capas: Verdad pero ERROR
Obviamente, la ropa térmica es mucho más cálida que la convencional, lo que implica que no necesitemos llevar tantas capas para alcanzar la misma temperatura.
Sin embargo, estas prendas no son adecuadas para bebés porque, aunque las hay de todas las calidades, no regulan bien la temperatura, generalmente se enfocar en dar calor sin más, algo muy negativo en este caso.
Además, capas tan cálidas hacen que, de nuevo, al eliminar o colocar solamente una, la temperatura del niño cambie demasiado, no habiendo puntos intermedios que seguramente sean los que le hacen sentir más cómodo.
Terminar por indicar que tampoco suelen ser muy transpirables, lo que hace que aumente aún más la temperatura, se sude mucho, nos desregulemos en las extremidades…
La excepción a estos «perjuicios» es la ropa térmica deportiva, la que se diseña específicamente para la montaña, el senderismo extremo, la natación o monta en embarcaciones de río, etc. Estas son de muy buena calidad y sí nos más respetuosas con el organismo pero, aún así, no encajan bien con los sistemas de autoregulación del bebé.
¿No deben usarla? Sí, pero ni tan pequeños ni como prendas de uso habitual.
En verano no necesitan saco de dormir: Depende

Los niños se van a destapar igual, da igual la época del año (salvo los muy bebé, porque no se pueden mover lo suficiente, claro está).
Por ello, no debes contar con que la ropa de cama los proteja. El bebé puede dormir con saco en verano (si va fresco de ropa) o bien, llevar un pijama que cubra (yo le pongo enterizos y pañal, sin nada más) y prescindir de este.
Para dormir destapados la habitación debe estar caliente: FALSO
Incluso en los meses más fríos y siendo bebés, su dormitorio no debe exceder los 20ºC de temperatura.
Un ambiente demasiado cálido es agobiante, nos puede hacer sudar y destemplarnos e incluso hacernos respirar con más dificultad. Ese sudor, además, si la habitación está cerrada, hace que la humedad ambiental aumente.
Lo que hay que hacer es proteger al niño adecuadamente con su ropa de cama y saco de dormir y mantener la temperatura indicada (o incluso un poco por debajo); como hemos visto, no necesita mantas siquiera.
La ropa ajustada abriga más: MITO
Aunque recién puesta notamos que nos recoge y da más calor, lo cierto es que, con el tiempo, que es como la tenemos que evaluar, la ropa ajustada no aporta tanta temperatura. ¿Por qué? La más anchita crea bolsas de aire entre la piel y la prenda, las cuales se mantienen tibias debido al calor corporal.
No necesitan tanta ropa porque no paran quietos: MITO
Como nos ocurre a todos, a más movimiento, más gasto energético, lo que implica que aumente nuestra temperatura y que sudemos. Si bien, esto no significa que el niño no vaya a tener frío, antes o después, y, ni mucho menos, que no deba estar correctamente abrigado.
Lo que sí debes tener en cuenta, y más que nunca, es que, si tu peque ya está en esa edad, te tomes en serio el método cebolla, pues seguramente sí tengas que estar poniendo y quitando prendas.
El frío les resfría: MITO

El miedo al resfriado infantil hace que muchas veces demos de lado todo lo que he comentado y abriguemos de más. Se cree, incorrectamente, que el frío va a resfriar a nuestro pequeño cuando realmente no es así.
Debes saber que, aunque en invierno nos ponemos malos más a menudo, no se debe al frío en sí sino a ciertas condiciones que se dan:
- El aire racheado mueve más cualquier virus y bacteria.
- Algunos mecanismos barrera de nuestro cuerpo pensados para combatir las infecciones disminuyen cuando hace más fresco.
- El resfriado se coge por contagio, al toparnos con partículas de saliva de alguien infectado.
Entonces, bien abrigados, que es a lo que vamos, podemos salir perfectamente a pasar un día de invierno sin miedo a constiparnos.
Entonces, sí, los bebés tienen más frío que los adultos, pero no de un modo tal que nos debamos alarmar tanto como les ocurre a muchos padres. Saber las cuatro cosillas esenciales nos van a permitir protegerlos adecuadamente cuando baja la temperatura, sin esfuerzos ni riesgos.
Resulta curioso pero ¡el exceso de abrigo puede destemplar a un niño y hacer que enferme! ¡Habremos abrigado de más a nuestro peque y aún creeremos que pasa frío!