¿Sabes ese momento en el que tu peque está a punto de explotar porque las cosas no salen como esperaba? Yo he pasado por ahí muchas veces pero creo que, por suerte, no tantas como otros padres. Y te confieso algo: a veces, ni yo misma sabía qué hacer. Eso sí, desde que tenemos nuestro rincón de la calma en casa todo ha cambiado. No es magia, pero ayuda bastante.
Hoy quiero contarte, de madre a madre (o padre, o profe, o tía… ¡aquí cabemos todos!), cómo puedes montar un rincón de la calma infantil (o no tanto) en tu hogar. Nada de complicaciones: ideas reales, materiales sencillos y, sobre todo, mucho cariño.
¿Qué es un rincón de la calma y para qué sirve?
Te lo resumo rápido, como lo explicaría en la puerta del colegio:
- Es un espacio pequeñito y acogedor, pensado para que los niños puedan retirarse cuando están enfadados, tristes o simplemente necesitan parar un poco. A mi entender, es un espacio esencial cuando comenzamos a trabajar la frustración con los peques.
- No es un castigo, no es el “rincón de pensar” de antes. Aquí no hay reproches, solo un lugar seguro para respirar, ponerse cómodo y volver a empezar.
- Yo siempre digo que es como un abrazo en formato material.
Beneficios del rincón de la calma en casa
Lo que he notado en mi familia (y si nos ponemos teóricos, encaja), es que:
- Les ayuda a calmarse y a entender qué sienten (y a nosotros también, la verdad). Se dedican a pensar en sus emociones (aprendiendo de ellas y a gestionarlas), algo que, si no les das espacio y tiempo, no hacen.
- Poco a poco, aprenden a buscar soluciones prácticas, sin gritos ni pataletas.
- Es su refugio, su “cueva” especial, y les da autonomía para gestionar sus emociones, y también confianza. Dicho así parece poca cosa pero conforme crecen te das cuenta de lo adecuada que está siendo su maduración.
- En casa, desde que lo usamos, las rabietas duran menos (a veces no llegan a darse) y las reconciliaciones llegan antes.
¿Qué materiales necesitas para tu rincón de paz?
No te agobies, no hace falta comprar nada caro ni sacar el martillo ni la pala. TAquí tienes una lista de materiales básicos para crear un rincón de la calma en casa, sin complicaciones.
- Una alfombra blandita, cualquier manta bonita y agradable al tacto, con un cojín cómodo.
- Un peluche o muñeco que le guste mucho o con el que hable.
- Un frasco de la calma. Es un recurso muy adecuado y lo podéis hacer juntos, divertido y fácil.
- Una rueda de las emociones. Otra cosa sencillísima de hacer, para que sea totalmente personalizada. Pero, vamos, puedes descargar la mía aquí.
- Algunos cuentos sobre emociones. Los favoritos de mi peque son los de “El monstruo de colores” y “Cuando estoy enfadado”.
- Tarjetas de soluciones. Respirar, pedir ayuda, contar hasta 10… Simplemente debes consensuar con el niño cómo las vais a usar (le lees todas y elige una, escoge al azar…).
- Si tienes luz suave, música relajante o incluso un difusor con olor a lavanda, ¡genial! Pero no es imprescindible si el espacio está tranquilo.

Cómo hacer un rincón de la calma paso a paso
Te cuento cómo lo hice yo en casa, para que veas que no es nada complicado y puedes adaptarlo a tu espacio y a tu peque:
- Elige el lugar. Busca o acondiciona un rincón tranquilo, donde no haya demasiadas distracciones y al que tu hijo pueda acceder fácilmente. No hace falta que sea grande; un huequito en el salón, su habitación o incluso un rincón del pasillo puede funcionar. Lo importante es que sea suyo, especial y seguro.
- Prepara la base. Pon una alfombra blandita, un cojín o una manta que invite a sentarse o tumbarse; así evitas el frío y aportas confort al mismo tiempo. En mi casa, usamos una colchoneta de foam que compramos mucho antes para el gateo y la “bautizamos” como el suelo del rincón de la calma.
- Añade materiales. Incorpora los objetos que hayas elegido: el peluche favorito, el frasco, la rueda de las emociones, algún libro bonito… No hace falta ponerlo todo de golpe; puedes ir añadiendo cosas según veas lo que le gusta o le ayuda más.
- Personaliza. Deja que tu peque decore el espacio. Pueden poner dibujos suyos, fotos familiares, sus peluches preferidos o una lamparita de luz suave. Cuando lo hacen suyo, lo sienten de verdad como un refugio.
- Presenta el rincón. Explícale para qué sirve, cuándo puede usarlo y, sobre todo, que nunca es un castigo. Yo le dije a mi hijo: “Este es tu rincón para cuando te sientas triste, enfadado o simplemente quieras estar tranquilo. Aquí puedes venir siempre que lo necesites”.
- Normas sencillas. Puedes poner un pequeño póster con imágenes o frases cortitas. Así, incluso los más peques o los que aún no leen lo tienen claro con solo mirar.
- Aquí puedo respirar 🌬️
- Puedo calmarme 🧘♀️
- Puedo pedir ayuda 🤝
- Puedo estar tranquilo 🕊️
Ideas y recursos para enriquecer tu espacio de la calma infantil
A veces, un detalle marca la diferencia. Aquí van mis imprescindibles y algunos extras que puedes añadir poco a poco:
- Descargables imprimibles. Rueda de las emociones, tarjetas de soluciones, póster de normas… Por supuesto, la opción DIY la recomiendo más, pero no siempre se tiene, tiempo, maña o ganas.
- Libros y cuentos sobre emociones. Cualquier cuento que hable de sentimientos y emociones ayuda muchísimo. Aunque no hay cientos, sí que hay un buen puñado de cuentos muy valiosos que puedes adaptar a los gustos y necesidades de tu peque; dedicando tiempo, puedes hacer una selección más que adecuada a los gustos de tu hijo, lo que le quieres enseñar, etc.

- Juegos sensoriales. Botellas de la calma (¡hacerlas juntos es un planazo!), pelotas antiestrés, plastilina, arena mágica… Todo lo que ayude a canalizar la energía y relajar el cuerpo es bienvenido.
Cómo acompañar a tu hijo/a en el uso del rincón de la calma
Aquí viene la parte más importante: el acompañamiento. No basta con montar el rincón, hay que enseñarle a usarlo con cariño y sin presión.
- Invítale a usarlo cuando notes que está alterado, pero nunca le obligues. A veces solo necesita saber que está ahí, disponible.
- Usa frases sencillas y afectuosas, como “¿Te gustaría ir a tu rincón de la calma para sentirte mejor?” o “Recuerda que puedes ir a tu rincón cuando lo necesites, cariño.”
- Refuerza positivamente cuando lo use de forma autónoma:
“¡Qué bien que has ido a tu rincón para calmarte! Cuéntame cómo ha ido.”
Preguntas frecuentes sobre el rincón de la calma
Para finalizar, te resuelvo algunas dudillas que hayan podido quedar en el tintero.
¿A partir de qué edad se recomienda un rincón de la calma?
Desde los 2 años ya pueden empezar a usarlo, aunque al principio necesitarán más acompañamiento (te prometo que te hará bien sentarte un ratito a ti también). Lo importante es adaptarlo a su nivel de comprensión y hacerlo atractivo para ellos.
¿Qué hago si mi hijo no quiere usarlo?
No te preocupes, es normal. A veces necesitan tiempo para verlo como algo suyo. Puedes usarlo tú misma de ejemplo (“Voy a sentarme un rato en el rincón para respirar”) o invitarle a ir juntos, pero sin forzar. Si pasado un buen tiempo sigue sin interesarle, no te preocupes porque hay muchas otras maneras de que los niños se calmen.
¿Se puede usar en el aula?
¡Por supuesto! De hecho, en muchas escuelas ya hay rincones de la calma. Puedes adaptar los materiales y normas para el grupo, y funciona genial como herramienta de convivencia.
¿Cómo adaptarlo para hermanos o para niños con necesidades especiales?
Si tienes varios peques, pueden compartir el espacio o tener cada uno su rincón personalizado, dependerá de ellos mismos. Para niños con autismo, TDAH o necesidades específicas, es clave usar apoyos visuales, rutinas aún más claras y materiales sensoriales adaptados a sus sensibilidades, pero, como habrás comprobado ya, este es un recurso muy sencillo que casa muy bien con cualquier peque.
¿Ves? Nada imposible. Si tienes dudas sobre cómo adaptar el rincón de la calma a tu espacio o a la edad de tu hijo/a, cuéntamelo en comentarios y lo vemos juntos.
Montar un rincón de la calma en casa es un regalo para toda la familia. Si quieres más ideas, recursos o descargables, déjame tu comentario o suscríbete a mi boletín. ¡Cuéntame tu experiencia y comparte tu rincón en redes usando #PequeAprendices!