Respecto a la la pediatría integrativa, no puedo más que comenzar con el típico marco de: como madres, padres o educadores, siempre queremos lo mejor para nuestros pequeños. Cuando se enferman, buscamos respuestas rápidas y eficaces, pero también nos preguntamos ¿Hay algo más que podamos hacer? ¿Podemos ver su salud con una mirada más amplia, más profunda, más capaz?
Hoy desgranamos una forma de entender la salud infantil que combina la medicina tradicional con terapias complementarias seguras y eficaces. Este concepto novedoso proclama que no se trata solo de curar, sino de comprender el por qué de cada síntoma y ayudar a nuestros hijos desde la raíz, tratando no sólo síntomas sino los aspectos causales desde el inicio. No buscamos eliminar enfermedades sino promocionar la salud.
¿En qué consiste la pediatría integrativa? Perfeccionando la medicina tradicional
La pediatría integrativa es un enfoque que une lo mejor de la medicina convencional (basada en la evidencia científica) con estrategias complementarias que cuidan al niño en su totalidad: cuerpo, mente y entorno. Con ello, completamos el enfoque para que se vuelva más respetuoso y natural para el peque, pero, por supuesto, sobre una base capaz y evidente.
Aunque se trata de un concepto novedoso para la mayoría, a esta mirada la avalan años de estudio, prueba y evidencia. Es un enfoque que escucha, acompaña y busca la causa raíz del malestar, más allá del síntoma. Para ello, busca entender al niño como un todo:
- 👶 Su cuerpo. Cómo funciona, cómo se alimenta, cómo responde su sistema inmune.
- 🧠 Su mente. Sus emociones, su estrés, su desarrollo cognitivo.
- 🏠 Su entorno. Su familia, su escuela, su día a día.
Principios clave de la pediatría integrativa
Un pediatra con enfoque integrativo no se queda solo con el diagnóstico. Observa al niño de forma global, con base en estos principios:

- El niño es un ser completo. No es “una tos” o “una dermatitis”. Es un universo con emociones y contexto.
- Se busca la causa, no solo aliviar el síntoma. Si hay asma, ¿puede haber detrás una alergia alimentaria, estrés o una alteración intestinal?¿Puede haberse agravado por presencia de insectos rastreros?
- Ciencia + evidencia. Sólo se integran terapias que han demostrado ser eficaces y seguras.
- Relación de confianza con la familia. Se promueve un diálogo cercano, sin juicios, valorando cada decisión.
También busca en el pasado, no limitándose a lo que está pasando en el momento, especialmente ante síntomas recurrentes. ¿Qué ha cambiado en el último tiempo para que ahora sufra constantemente?
¿Cómo saber si mi hijo necesita un enfoque integrativo?
Se trata de un enfoque positivo lo mires por donde lo mires y que recomiendo siempre que sea posible. Sin embargo, no voy a pretender meterlo con calzador a todo el mundo porque sí. Precisa de más tiempo, más visitas y más esfuerzo y, sinceramente, no siempre es necesario.
Entonces… ¿Cuándo sí deberías considerar la pediatría integrativa?
Si tu hijo presenta síntomas recurrentes (como infecciones, eccemas, alergias o trastornos digestivos) o si sientes que los tratamientos convencionales no abordan el origen del problema. Cuando las emociones, el estrés o el entorno familiar parecen tener un impacto directo en la salud del pequeño su tratamiento es muy difícil. En estos casos, un enfoque holístico puede ser lo que el peque necesita.
Señales clave:
- El mismo síntoma aparece una y otra vez, sin causa clara.
- Hay una relación evidente entre emociones y síntomas físicos.
- Buscas un enfoque más respetuoso con su cuerpo, que combine ciencia y prevención.
- Quieres participar activamente en su proceso de salud.
Diferencias entre pediatría convencional y pediatría integrativa

¿Por qué cada vez más familias buscan este enfoque?
¿Te ha pasado que tu peque sigue un tratamiento médico pero no termina de mejorar?¿O que intuyes que su ansiedad o sus emociones pueden estar influyendo en su salud física? No estáis solos. Los padres se sienten desesperados y, cuanto más tiempo ven a su hijo con síntomas, tienden a pensar que el diagnóstico no es correcto, especialmente en casos en los que dicha sintomatología es muy recurrente.
Estudios recientes muestran que muchas familias utilizan terapias complementarias (como cambios en la alimentación, mindfulness, homeopatía o probióticos), pero no siempre se lo comunican a su pediatra por miedo a ser juzgadas. Y es que es cierto que hay que tener mucho cuidado, especialmente cuando nos recomiendan tratamientos que se alejan de la medicina científica (o, directamente, la niegan); no todo funciona, por muy bien que se venda.
La pediatría integrativa nace precisamente para romper ese silencio y esos estigmas y crear un espacio de diálogo respetuoso y abierto entre familias y profesionales. Por ello, apostar por este tipo de servicio debe ser una muestra de transparencia por vuestra parte; no tiene sentido si no va a ser así.
Por otro lado, es esencial destacar que es un pediatra (titulado) quien se encargará de comenzar el tratamiento, derivando a otros PROFESIONALES, cada uno especializado en su rama.
A la sinceridad con la que podemos hablar y la tranquilidad de dejar al peque en manos de profesionales tenemos que añadir que estos no van a negar el resto de terapias, siempre que estas no ce confronten con la evidencia científica sino que la complementen.
Con todo ello, damos con una opción más que razonable, abierta a las ideologías alternativas, avalada por expertos científicos, con resultados probados y que no no cuenta con desventajas respecto a la salud infantil.
¿Es seguro este tipo de medicina?
Sí, siempre que esté en manos de profesionales cualificados. Y es algo que quiero enfatizar. El personal que trabaja en pediatría integrativa se ha formado académicamente y se ha graduado en formación reglada.
La pediatría integrativa, al contrario que otros métodos dudosos, no rechaza la medicina convencional, sino que la complementa. Todo lo que se aplica está respaldado por estudios científicos, y siempre se prioriza la seguridad del niño.
Además, tú, como madre o padre, formas parte activa de este proceso. Tu intuición y tu observación también cuentan.
Un ejemplo real: cuando la piel habla
Imagina que tu peque lleva tiempo con dermatitis atópica. Has probado cremas, antihistamínicos, os pasáis el día tomando precauciones en casa y fuera de ella… pero siempre vuelve.
Un pediatra integrativo haría un diagnóstico basado, entre otras cosas, en preguntas como estas:
- ¿Cómo está su intestino?
- ¿Tiene sensibilidad a ciertos alimentos como el gluten o los lácteos?
- ¿Está viviendo situaciones de estrés emocional en casa o en la escuela?
- ¿Los brotes siguen algún patrón?
El tratamiento, por su parte, no sería solo una crema, sino un plan completo y personalizado. Este incluiría, todos o algunos de los siguientes recursos:
- Alimentación antiinflamatoria.
- Suplementos para regular la microbiota intestinal.
- Acompañamiento emocional y familiar, con diseño de actividades.
- Ungüentos emolientes.
- CheckList de pautas para el hogar.
- Fármacos.
Y el cambio no solo se vería en la piel, sino en la energía del pequeño, su ánimo y su bienestar general.
Conclusión: una mirada más humana y completa no solo cura sino que promociona la salud
La pediatría integrativa es una invitación a cuidar de nuestros hijos con más conciencia, más información y más empatía. A mirar más allá del “jarabe para la tos” o «la crema”, y preguntarnos qué está pasando dentro de su cuerpecito, de su cabecita o de su entorno. Es una forma de hacer medicina con ciencia y con corazón.
Si este enfoque resuena contigo, tal vez sea el momento de empezar a mirar la salud de tu peque desde otro punto. A fin de cuentas, no perdéis nada, ¿no?