El acceso a la literatura infantil no empieza ni termina con los libros que tenemos en casa. Es un camino que recorremos junto a los niños, donde la familia, la escuela y la comunidad se convierten en aliados imprescindibles para abrirles las puertas a las historias, la imaginación y el conocimiento. Desde los primeros cuentos antes de dormir hasta las actividades colectivas que despiertan la curiosidad lectora, cada espacio que habitan -ya sea el hogar, el aula, la biblioteca o el parque- puede transformarse en un lugar para descubrir el placer de leer.
Con este artículo exploramos cómo distintos entornos y recursos, tanto tradicionales como innovadores, facilitan que los más pequeños no solo accedan a la literatura, sino que desarrollen un vínculo duradero con ella.
Los recursos clásicos de acceso a la literatura infantil
Si quieres que tu peque crezca beneficiándose de todo lo que la literatura tiene que ofrecer (que es muchísimo), debes conocer todos los recursos que puedes poner a su disposición y, por supuesto, hacerlo de manera equilibrada y variada.
Literatura infantil y familia
Hay muchas maneras de acercar la literatura infantil desde casa y, a mi parecer, son las mejores, si se aprovechan.

El primer contacto que todo bebé tiene con el literato es la voz de su madre, cuando está en su interior. Con sus tonos afectivos, además de introducir al pequeño en el mundo de la lengua hablada y despertar su interés, lo tranquiliza y reconforta.
Al hablarle y cantarle, el bebé descubre estructuras y ritmos que, a base de repetirse, va entendiendo. Sabe que la lengua hablada es la herramienta comunicativa, aunque no pueda usarla «bien».
A continuación aparecen las canciones de cuna populares, de género poético. Estas son la segunda manera en la ofrecemos literatura al niño, otra con la que no nos damos cuenta, con la que lo conseguimos de manera natural, espontánea. Porque, seamos sinceros, nadie piensa «Voy a cantar a mi hijo para introducirlo en el fascinante mundo de la literatura». Lo que pensamos es que vamos a entretener a nuestro peque, a intentar que se sienta protegido, a disfrutar, ambos y a ir desarrollando ese vínculo afectivo del que tanto se hala y que tan importante es.
Otro recurso que damos en el hogar, y que es genial lo mires por donde lo mires, es el cuento. Debemos sacarle todo el jugo porque es el que se utilizará en la escuela infantil y en preescolar, con lo que resulta un excelente puente con el hogar.
Al elegirlos adaptados a la edad, desde el nacimiento, nos aseguramos de ir creando una relación positiva con la narrativa. Esta, tiempo después, seguramente se expanda al resto de géneros, haciendo que el niño sea más predispuesto a la literatura, tanto a nivel pedagógico como lúdico.
Debido al momento en el desarrollo cognitivo y sensorial del niño, sus primeros acercamientos serán hacia:
- La ilustración (que es realmente importante en literatura infantil). El niño carece de capacidad para descifrar la palabra escrita, pero se comienza a familiarizar con ella. Con las imágenes, además de la vista, desarrollamos la cognición.
- La manipulación de los libros. Se acostumbra al formato, lo integra en su día a día y, por supuesto, escogiendo los indicados, con texturas diferentes, favorecemos el desarrollo táctil.
- La figura del adulto. Esta resultará necesaria para poner voz a lo que el niño no puede leer. Por supuesto, cuando el papá, la mamá u otro familiar comparten este momento con el niño, se establece y refuerza la relación afectiva, sin duda, es el mejor recurso de acceso a la literatura infantil que puedes ofrecer a tu hijo.

Más tarde, es la familia, también, quien diseña y posibilita que el pequeño adquiera buenos hábitos lectores. Es en casa donde tenemos tiempo y medios para diseñar una estrategia personalizada efectiva que acerque al niño a la lectura (y cualquier otro tipo de literatura).
Podemos posibilitar un acceso a la literatura bastante completo dentro del hogar. No hace falta gastar muchísimo dinero ni volverse loco comprándole de todo. Por ejemplo:
- Haz guiñoles con calcetines (¡un clásico!).
- Deja que ojee los cómics de su hermano mayor.
- Dale distintos usos a los libros que compres. Por ejemplo:
- Usa un poemario ilustrado para recitar, pero otro día para visualizarlo, como si fuese un cuento.
- Elige libros de texturas con temáticas que den pie a que, un año después, puedas crear una historia o enseñar vocabulario. (animales y frutas funcionan muy bien).
- Crea una historia diferente cada día dibujando en un cuaderno mágico.
- Usa una baraja o dado de ilustraciones para crear historias aleatorias.
- Haced una sesión de teatro de su cuento favorito.
Y como estas, tienes mil opciones más. Es cuestión de tirar de inventiva y conseguir variedad en cuanto a tipos de literatura infantil. Conocer esa pluralidad a su alcance hará que sea casi imposible que no le guste una y otra opción.
Por último, debo mencionar la recepción modernas (tecnología), tan accesible hoy día gracias a la cantidad de dispositivos electrónicos de los que nos rodeamos. Al igual que nosotros ahora podemos ir al cine a ver un espectáculo de magia o un concierto 3D, los niños pueden ver una obra de teatro en la tele o dejar que sea nuestro asistente inteligente del hogar quien le cuente un cuento mientras tú descansas.
Aunque su abuso no resulta recomendable (vuelven pasivo al niño y lo aíslan), puede ser un recurso con el que la literatura tradicional pueda coexistir positivamente.
Lectura infantil en la escuela
La figura del educador infantil es realmente importante al respecto, pues contamos con formación específica para hacer de cuentacuentos, para diseñar, improvisar, hacer actividades relacionadas… Además, aunque no nos podemos ni acercar a la figura afectiva que tienen los peques en sus papás, resultamos un puente muy dulce entre estos y los maestros que se encargarán de tus hijos en cursos posteriores y que no suelen estar formados al respecto (más que de manera puramente académica).
La escuela infantil ofrece, desde su propia esencia, la función instrumental del aprendizaje. Cada año que pasa, vamos distanciándonos más de ese cariz afectivo. De forma activa, busca fomentar la lectura escolar, al tiempo que participamos en su crecimiento intelectual.

Entre las estrategias para promover la literatura infantil en la escuela se cuenta con la introducción del material didáctico. Aunque este emana todas las destrezas, está muy enfocado en mantener el interés por la narración.
Ya en Primaria (y a veces, incluso, antes), también se introducen las tecnologías asociadas a la audición y a la visualización. A su vez, la literatura y relacionados se aúna en una única materia y se cursa como el resto de materias.
En el colegio siempre suele haber alguna manera de proporcionar la lectura (o de la literatura en general); algo que vaya más allá de la asignatura Lenguaje (y los libros que obligan a los niños a leer durante el curso).
Se otorgan novelas como premio en concursos (relacionados, o no), se realizan certámenes literarios para todas las edades, se trabajan obras a lo largo del curso (no sólo leyéndolas sino realizando actividades que se relacionen, como excursiones, visitas de autores, etc), se incluye alguna actividad extraescolar de corte literario, se hacen campañas para renovar el material de biblioteca…
Acceso a la literatura infantil: comunidad
El contexto social también tiene su papel a la hora de regular el acceso a la literatura infantil que tendrá tu hijo. En general,d estaca un gran esfuerzo, mayor cada día, en su difusión.
Hoy día también es muy fácil tener acceso a libros infantiles en la comunidad. Existen cantidad de recursos de carácter tanto local como nacional e incluso internacional, cada vez con más cabida en una sociedad plural como la nuestra.
Acceso a la literatura infantil de carácter permanente
De carácter institucional existen las bibliotecas como recurso por excelencia y disponibles, en muy buena medida, en más de la mitad de municipio de nuestro país. Salvo en aquellas que son realmente modestas, vas a encontrar todo un repertorio enfocado en el público infantil y juvenil (más cada vez). Así mismo, es habitual encontrar salas infantiles y también proyectos específicos para el público más joven, los cuales son, en su mayoría, municipales.
Por supuesto, en las bibliotecas escolares vas a dar con una cantidad enorme de libros y otros recursos acordes a las edades de los estudiantes. Destacar que, a menudo, encuentras en ellas los libros de texto y las lecturas obligatorias de los propios colegios. Además, son usadas frecuentemente por el AMPA como lugar de reunión para hacer alguna propuesta de fomento a lo largo del curso.
El centro cultural, lugar que acoge todas las formas de arte, cuenta con, al menos, un espacio para la lectura. Lo normal es que disponga también, más grande o más pequeña, de una biblioteca. En su amplia oferta, es habitual que se realicen actividades culturales para niños varias veces al año.

Los centros sociales y asociaciones vecinales comparten muchos objetivos. Y, aunque, obviamente, no pueden organizar y ofrecer de todo para todo el mundo, el acceso a la literatura infantil suele ser un básico en sus instalaciones, contando, al menos, con rincones de lectura.
Acceso a la literatura infantil de carácter temporal
Vas a encontrar programas comunitarios que permiten el acceso a la literatura infantil y que son temporales (cambiando por temporada o una vez al año, por ejemplo). Aparecen fruto de un concurso o directamente como propuestas de gobierno, con eslóganes chulos y una partida presupuestaria fijada previamente por la Comunidad Autónoma.
También se hacen campañas anuales de fomento lector, tanto públicas como privadas, con objetivos específicos.
La Semana del libro y las ferias del libro también se celebran en ciertas horquillas de días anualmente. Ambos diseñan propuestas cambiantes en cada jornada, siendo diferente lo que encontramos en cada ocasión, pero teniendo siempre un huequito la literatura para niños.
Recursos actuales y alternativos para acercar la literatura infantil
Quisiera dedicar un apartado específico a aquellos recursos que enriquecen este acceso a la literatura infantil que, sinceramente, al menos en España, es más que suficiente. Todos los que voy a mencionar podrían encajar en en la clasificación que hemos ido viendo a lo largo del texto (temporales, fijos, privados, de colegios, concursos, municipales, nacionales…).
El énfasis lo quiero poner en que son recursos más modernos, diferentes a lo básico que ya asumimos como un derecho.
Itinerantes o móviles

Para poder hablar de acceso pleno, no puedo dejar de mencionar las bibliotecas móviles, que se mueven por el territorio, acercando la cultura incluso a los puntos más recónditos. El bibliobús es el formato por excelencia, pero no el único. Está la furgobiblio (versión más modesta), la bicibiblio e incluso se ven ya rincones de lectura en algunos trenes.
Por otro lado, tenemos los parques lectores. En ellos se instalan puestos de lectura, estantes de donación de libros o puntos de intercambio.
Tecnológicos
Incidiendo, de nuevo, en que no debemos abusar de ellos, también contamos con una muy buena cantidad de recursos tecnológicos.
Con apps como PlayTales o Kalandraka, el peque disfruta de opciones interactivas, disfruta de ambientación sonora para las historias y cuenta con lectura guiada. Otras, del estilo de Lunii, permiten crear/elegir personajes, espacios y objetos, diseñando historias personalizadas. También las hay con actividades asociadas para hacer después del disfrute literario, como es el caso de Khan Academy Kids.
En ciertas plataformas vas a encontrar todo tipo de recursos tanto para descargar como para entreteneros juntos, intercambiar bibliotecas, ya sea con historias interactivas, cuentos con actividades, imitación de voces… Para mí, algunos sitios que deberías ojear son Mundo Primaria, Editorial Dosilustrados y Children’s Literature Spaces.
Enlace de interés:
- Organización Española para el Libro Infantil y Juvenil. Incluye acceso a algunos recursos e informa del ejercicio anual en el país. También tiene una sección de participación internacional.
- International Board on Books for Young People. Es el organismo internacional por excelencia en promoción de la literatura, dando acceso a la lectura, fomentando la creación literaria y haciendo de soporte como entidad traductora para que más títulos puedan leerse en todo el mundo.
Los podcasts del momento son el clásico Cuentos infantiles cortos y, como recomendación personal, Storynory. Las historias están narradas por profesionales, despertando el interés del peque y consiguiendo mantener su atención hasta transportarlo (y a los adultos también, la verdad).
Colaborativos
Son iniciativas que nacen del trabajo en comunidad y que funcionan gracias a la participación activa de familias, docentes, asociaciones o colectivos culturales. Su objetivo no es solo acercar libros, sino también generar vínculos y experiencias compartidas.
Entre ellos encontramos las cajas de libros ubicadas en espacios públicos para libre intercambio, las mochilas viajeras escolares que los niños llevan a casa para leer en familia, o los clubes de lectura, donde se comparten opiniones y reflexiones en grupo. También están los proyectos de intercambio de libros con duración limitada, ideales para dinamizar barrios o centros educativos en temporadas concretas.
Dentro de estas propuestas, cobran un papel especial las actividades vivenciales como los talleres de animación a la lectura, donde se exploran historias a través de juegos, dramatizaciones o manualidades y los cuentacuentos en festivales culturales, que transforman cada narración en una experiencia única y festiva.
Inclusivos y emocionales
En este tipo de recursos, el foco está en crear experiencias de lectura que no solo estimulen el aprendizaje, sino que también favorezcan la inclusión, el bienestar emocional y la conexión afectiva con los libros.
Las bebetecas son cada vez más comunes, enfocándose en el desarrollo de los niños de 0 a 3 años (y recalcando, de nuevo, esa importancia de las imágenes en literatura que comentaba antes). Las encontramos, habitualmente, compartiendo instalaciones con las bibliotecas. En ellas descubrimos espacios en el suelo bien acondicionados, libros blandos, libros de hábitos, disfraces, peluches, muñecos articulados, sonajeros, pizarras…

Instalar una bebeteca en el centro de salud o biblioteca pública es una idea estupenda que, poco a poco, vamos encontrando cuando visitamos nuestros servicios públicos. En lo privado es algo bastante más común (véase, por ejemplo, el caso de los dentistas o los gimnasios).
Junto a estas, encontramos iniciativas cada vez más originales que aportan un valor emocional único, como la lectura con perros -que fomenta la confianza lectora y reduce la ansiedad, y resulta espectacular como opción para niños con TEA- o los cuentos en hospitales, pensados para hacer más llevadera la estancia de los pequeños pacientes. También se incluyen aquí los cuentacuentos inclusivos, que adaptan las historias a lengua de signos, lectura fácil o braille, asegurando que nadie se quede fuera de la experiencia literaria.
Jornadas literarias
Son eventos puntuales que giran en torno a la literatura (aunque, por lo general, se centran en los libros) y que pueden tomar formas muy variadas según la creatividad de quienes las organizan.
Suelen diseñarse en colegios, bibliotecas, centros culturales o espacios comunitarios, y reunir en un mismo lugar actividades como cuentacuentos, presentaciones de autores, concursos, talleres de escritura creativa, dramatizaciones, juegos literarios o exposiciones temáticas. Muchas veces incluyen la participación de ilustradores, narradores orales, librerías locales y editoriales independientes, lo que enriquece la experiencia y convierte la jornada en una auténtica fiesta de la palabra.
Pueden enfocarse en un público infantil, familiar o mixto, y adaptarse a objetivos concretos: acercar a los niños a un género determinado, celebrar efemérides como el Día del Libro o crear un vínculo más fuerte entre la comunidad y su biblioteca.
Herramientas y estrategias creativas para fomentar la lectura desde casa y la escuela
Más allá de elegir un buen cuento o tener una biblioteca bien surtida, hay muchas formas de convertir el momento de lectura en algo especial. Aquí te comparto algunas estrategias de lectura en casa y en el aula que puedes adaptar fácilmente según la edad del niño y el entorno.
Lectura dialogada: hablar mientras se lee
No se trata solo de leer en voz alta, sino de hacer pausas para comentar lo que sucede en la historia, hacer preguntas, invitar a imaginar lo que pasará después o conectar lo leído con vivencias reales. Esta forma de leer en conjunto potencia la comprensión, el vocabulario y, sobre todo, el vínculo emocional con los libros. Es una de las actividades para animar a leer más sencillas y eficaces.
Cuentos manipulativos o sensoriales
Puedes recrear cuentos con materiales como plastilina, fieltro, muñecos o tarjetas con imágenes. Esto es ideal para niños más pequeños o para quienes necesitan estímulos adicionales. La experiencia multisensorial convierte la lectura en algo tangible y memorable.
Teatralizar lo que se lee
Dramatizar cuentos con disfraces, marionetas o simplemente actuando las escenas es una forma maravillosa de que los niños se involucren activamente con las historias. Les ayuda a desarrollar la expresión oral, la empatía y el trabajo en grupo. Puedes organizar mini funciones en casa o en clase, ¡aunque sea con una sábana por telón!

Crear cuentos con pictogramas o dibujos
Una opción genial para niños que están comenzando a leer o que tienen dificultades de comprensión. Puedes adaptar cuentos conocidos usando pictogramas (hay muchos recursos gratuitos online) o animarles a crear sus propias historias ilustradas. Es un recurso inclusivo, creativo y muy motivador.
Cuentos que invitan a pensar
Los cuentos no solo entretienen: también pueden servir para trabajar emociones, dilemas morales, decisiones difíciles o temas sociales. Este tipo de lecturas abre la puerta al pensamiento crítico desde la infancia. Un buen ejemplo son los cuentos con finales abiertos o que plantean preguntas sin respuesta cerrada.
Cuadernos de lectura creativa
Olvidemos por un momento las típicas fichas de resumen y optemos por propuestas más divertidas: inventar un nuevo final, dibujar una escena distinta, escribir una carta a un personaje o imaginar que el cuento ocurre en otro lugar. Son recursos para fomentar la lectura con enfoque lúdico, ideales para mantener la motivación.
Escuchar cuentos (y grabarlos)
Los audiocuentos son una excelente opción para disfrutar de la literatura sin necesidad de leer en papel. Hay podcasts, canales de YouTube e incluso apps para escuchar cuentos narrados. También puedes grabarte con tu hijo contando un cuento y escucharlo luego como si fuera una historia compartida por la familia. Esta es una de esas estrategias de lectura en casa que crea recuerdos.
Crear un rincón de recomendaciones
En el aula o en casa, un espacio donde niños y adultos recomienden libros a los demás refuerza la autoestima lectora y genera un ambiente de intercambio. Basta con colocar las portadas favoritas con una frase tipo “este me hizo reír mucho” o “me gustó porque me recordó a…”.

Retos y calendarios de lectura
Una forma de motivar sin presión. Puedes proponer retos como “leer un libro con un animal”, “uno con portada azul” o “una historia ambientada en otro país”. También puedes hacer un pequeño calendario mensual de lectura en familia. Es divertido, participativo y fomenta el hábito sin imposiciones.
Cajas de lectura temática
Consiste en crear una cajita con uno o varios cuentos sobre un tema (el miedo, la amistad, los colores, la selva…) y añadir algún objeto relacionado: una linterna, un espejo, una pelota. Son fáciles de hacer, muy atractivas para los niños y pueden circular entre las familias o usarse como rincones en el aula.
En definitiva, el acceso a la literatura infantil no depende de un solo agente, sino de la conexión entre familia, escuela y comunidad. Cada uno aporta su mirada, sus recursos y su forma de acercar este arte a los pequeños. La clave está en unir esfuerzos: que en casa haya momentos de lectura compartida, que en el colegio se fomente la curiosidad y que en la comunidad se generen espacios y actividades que inviten a descubrir nuevas historias. y compartir experiencias
Cuando todos los entornos trabajan juntos, los niños no solo leen… sino que se sienten parte de un mundo lleno de palabras, ideas y personajes que los acompañarán toda la vida. Y ahí, sin duda, es donde nace un verdadero lector.