En un mundo cada vez más digital y acelerado, leer se presenta como un refugio invaluable y una herramienta fundamental para el crecimiento de nuestros hijos, y más ahora que existe una alta concienciación sobre la desconexión digital. Más que una simple actividad, fomentar la lectura en casa es un regalo que los acompañará durante toda su vida.
Se trata de una inversión en su futuro, una forma de abrirles puertas a nuevos mundos y de fortalecer los lazos sociales y habilidades propias a través de historias compartidas.
A lo largo de este artículo, exploraremos por qué este hábito es tan importante y, sobre todo, cómo podemos convertirlo en una aventura divertida y natural que tus hijos siempre quieran vivir.
¿Por qué es importante fomentar la lectura en casa?
Incentivar que tus hijos lean es una inversión directa en su desarrollo intelectual y emocional. Leer en un entorno familiar y tranquilo, por placer, no solo amplía el vocabulario y mejora la comprensión, sino que también despierta la curiosidad y la capacidad de análisis. Es un hábito que entrena la concentración y enseña a disfrutar del aprendizaje, algo que trasciende lo académico y se proyecta a lo largo de toda la vida, condicionando nuestra manera de afrontar las situaciones.
Además, compartir momentos de lectura en el hogar crea un vínculo afectivo especial. Un cuento antes de dormir, un rato de lectura en el sofá o descubrir juntos una historia nueva son experiencias que fortalecen la relación entre padres e hijos. Este tipo de vivencias transmiten el valor de los libros no como obligación, sino como una fuente de placer y compañía.
Finalmente, en un mundo lleno de pantallas y estímulos rápidos, la lectura en casa actúa como un refugio. Permite desconectar del ruido digital, cultivar la paciencia y desarrollar la imaginación de manera más profunda.
Por todo esto, dedicar tiempo y esfuerzo a este hábito es sembrar una semilla que puede dar frutos para toda la vida; los beneficios de la lectura infantil, además, se multiplican si empiezas desde el nacimiento
Cómo fomentar la lectura en casa: Puntos clave
Aficionar a un niño a la lectura empieza, como no, por los pilares básicos. Son esos que nos recomiendan en todas partes y que, aunque te suenen repetitivos, te recomiendo encarecidamente porque, si los dictan como mandamientos, por algo será.
Elige títulos adecuados
¡Apunta esta lectura!👉Tips para elegir con éxito los libros infantiles
A modo de resumen, puedo decirte que te fijes en:
- Desarrollo cognitivo. ¿Cuál es la edad de tu hijo?¿Para qué está preparado?¿Qué le estimula? Un bebé de pocos meses disfruta con texturas e imágenes de alto contraste en blanco y negro mientras que uno de 7 o 8 ya prefiere imágenes sencillas en colores estridentes. El cuento que el peque leía hasta hasta 2 meses ahora le aburre soberanamente; ¿quizás es hora de pasar a la novela corta?
- Intereses. En caso de ser ya un poquito mayor, ¿cuáles son las temáticas que más disfruta?¿Sobre qué suele hablar en casa cuando no le preguntas por un tema específico?¿Te suele contar anécdotas que le sorprenden siempre de temas similares?¿Te hace preguntas específicas sin que hayáis tratado la situación que propone el asunto? Con un poco de ojo te darás cuenta de qué le pasa a tu hijo por la cabeza, de qué quiere saber más, etc. Por supuesto, algunos títulos los puede elegir el peque; así estará más motivado para ojearlo.
- Buenas ilustraciones. Los niños necesitan que las historias que leen, sencillas o complejas, se ilustren. No puedes hacerte una idea de la importancia de las imágenes en la literatura infantil… Acompañan, motivan, transmiten, cuentan… De nuevo, en función del momento en que se encuentre el niño, optarás por unas y por otras pero, sea como sea, dedica tiempo a analizarlas y comprobar si son enriquecedoras.
- Variedad. Vale que tendrá intereses particulares pero debe tener entre lo que elegir. Esto sirve, además de para mantener el interés, para otras muchas cosas como fomentar la toma de decisiones o poder tocar muchos aspectos de la vida en sociedad, entre otras.
Da ejemplo para fomentar la lectura en casa

Si lees mis posts a menudo seguramente ya habrás visto mil veces «los niños aprenden por observación«. Aunque necesitan que les digamos qué hacer, tiene mucho más peso lo que nos ven hacer a nosotros (desde bien pequeños nos imitan para adaptarse al entorno).
Entonces, es simple. Si quieres que lea, tienes que leer delante de ellos, tanto diciéndoselo como en silencio, para que se fije en que también lo hacemos «sin intentar convencerlos». Nos tienen que ver disfrutar, sorprendernos, aprender… Por supuesto, debemos enseñarles que se trata de un momento importante que se debe respetar, y que cuando ellos lean, tendrán también su momento para estar tranquilos.
Intenta tener respuesta a todas las preguntas que te pueda hacer al respecto. Si dudas, lo alejas; si ni tú, que eres su figura de referencia, eres capaz de ofrecerle seguridad, ¿por qué se va a tirar a la piscina?
Leed juntos
Además de leer tú, o tu pareja, o ambos, y que os vea, compartid también tiempo de lectura en familia. Escoged un lugar cómodo para todos, donde estéis relajados, con una temperatura agradable y asientos cómodos. Enfrascaros cada uno en vuestros títulos, compartiendo el placer pero respetando vuestros momentos como, cuando el niño ya sea más mayor.
Compartir el momento supone, también, fortalecer vuestro vínculo, pues hay momentos previos y los que vienen cuando la lectura acaba, los cuales también compartiréis, y esta vez, de manera activa. Merendar juntos al acabar o charlar durante el camino hasta vuestro parque favorito, por ejemplo.
Haz propuestas atractivas para fomentar la lectura en casa
Trata la lectura, y sus variantes, como algo atractivo, accesible y apetecible, nunca como una imposición. A menudo, los niños y jóvenes le cogen asco a todo aquello que tienen que hacer sólo porque otra persona lo dice.
Realmente, esto se consigue con todo lo que estamos viendo en el post. La naturalidad, la variedad y el respeto son clave.
Despierta la curiosidad del niño
Presenta los títulos de manera que el niño se sienta curioso respecto a ellos. Además de su forma y su color, ¿qué ofrecen?¿Cuál es su contenido?¿Servirá para que el niño se haga preguntas?¿Puede encaminarlo tú a que se las haga? En cuanto se hace un poquito mayor, la obra debe tener contenido, uno que aporte.
Usa expresiones como «¿A que no sabes lo que leí ayer?». Encamina sucesos diarios para relacionarlos con la lectura. «¡Anda!¡En tu cuento sobre el zoo ocurría lo mismo!»; seguro que ese mismo día te lo pide al llegar a casa.
Respeta los libros para fomentar la lectura en casa

Para que tome en serio y guste de los libros es esencial que en casa se les dé el trato que merecen, ¿no crees? Si los tiras, los dejas que se ensucien o en sitios donde se mojan y estropean, ¿qué importancia tendrán para un niño?
Ten un lugar específico para ellos (y asegúrate de que los niños también tienen el suyo), límpialos, organízalos, márcalos con suavidad… De este modo, todos les darán el respeto que merecen.
Organiza
Deja que la lectura ocupe un lugar, como tantas otras actividades, en la agenda semanal de toda la familia o, al menos, del pequeño.
Al principio seguramente sea el cuento nocturno. Después, puedes darle algo por la tarde para extender la idea a algo más que una rutina antes de dormir. Con ello, diseñar actividades motivadoras. Verás cómo, cuando te quieras dar cuenta, será el niño quien te pida tiempo de ocio para leer.
Eso sí, ya hemos hablado del respeto por los gustos, de la no imposición. El incluirlo dentro de un planning quizás deba esperar. O quizás, en primera instancia, el niño sólo te mire durante ese rato, y seas tú quien lea únicamente; ¡hazlo!
Sea como sea, poco a poco, la lectura debe tener su lugar. No hace falta hacer maratones, ¡con un poquito de tiempo al día es suficiente!
Por supuesto y para que no resulte pesado, alterna con otras actividades de corte literario que vayan más allá de sentarse a leer en silencio (¡echa un ojo al siguiente apartado!). Así, el niño sigue inmerso en este mundo y no se da ni cuenta.
Respeta la decisión de tu peque
Deja que tu hijo elija parte de sus lecturas, incluso si a ti no te parecen “grandes clásicos” o si se trata de cómics, revistas o libros de personajes de moda; seguro que le aportan más de lo que crees.
Cuando un niño elige un libro, se activa en su cerebro el sistema de recompensa: siente autonomía, motivación y orgullo por decidir. Esto aumenta las probabilidades de que se sumerja de verdad en la lectura. Además, respetar su elección fomenta la autoeficacia lectora: el niño percibe que es capaz de leer lo que le interesa, lo que refuerza su confianza y su vínculo positivo con los libros.

No importa tanto el “valor literario” inicial del libro, sino que el niño encuentre en él un disfrute real. Con el tiempo, y gracias a esta base de gusto lector, se abrirá de manera natural a otros géneros más complejos o profundos, y, si no, ¡tampoco pasa nada!
Guíale
Permite que tu hijo elija, pero acompaña esa libertad con sugerencias que amplíen sus horizontes. Por ejemplo, si siempre escoge cómics, ofrécele también un libro ilustrado de aventuras o uno de curiosidades científicas.
Los niños necesitan espacios de autonomía, pero también referentes que les orienten hacia lecturas que enriquezcan su vocabulario, comprensión y cultura. Este equilibrio estimula la flexibilidad cognitiva (capacidad de adaptarse a distintos formatos e historias) y fortalece la curiosidad.
Al final, no se trata de imponer, sino de guiar con cariño para que descubran que los libros son un universo infinito por explorar. Cuéntale qué te gusta a ti, por qué sería interesante tal o tal obra, cuando te diga qué le interesa, dale opciones supervisadas por ti para que escoja entre ellas…
¿Cómo motivar a un niño que no quiere leer? Ideas diferenteS
Una vez interiorizas lo anterior, más como una forma de vida (habituaros, todos), puedes ir probando otros truquitos que, sin duda, servirán para fomentar la lectura en casa de una manera única, enfocada en tu hijo en particular.
Introduce literatura en diferentes formatos para fomentar la lectura en casa
No te obceques en la lectura del clásico libro-novela. A veces, este es el resultado de muchos años de acercamiento a otros formatos.
Te voy a poner un ejemplo:
El niño disfruta de canciones de comba porque le encanta ese juego. Después le animas a que componga una canción propia (o lo hacéis juntos). Le gusta y comienza a componer por placer, para usar las canciones como soporte para enriquecer, favorecer o facilitar situaciones. De ahí, comienza a informarse sobre composición. Cuando te quieres dar cuenta está empollándose un libro enorme sobre métrica, rima… Se da cuenta que con los libros puede aprender a hacer cosas. Consulta si hay libros para aprender a hacer otras cosas. Termina con el hábito de usar guías para perfeccionar todo aquello que hace y que tanto le gusta.
Como esta se pueden dar mil situaciones más:
- El peque disfruta viendo teatrillos de otros niños o representaciones de sus películas favoritas. Con el tiempo, le descubres que ciertas obras ponen a nuestra disposición el guión para que lo vayamos consultando o releyendo durante y después de verla en directo. La siguiente vez que vayáis, el niño te pide el guion.
- A tu hijo no le gusta lo preestablecido. No lee porque odia no tener control sobre lo que le pasa al protagonista. ¿Qué tal historias interactivas? Empezad con historias multimedia en las que a penas haya texto y, poco a poco y conforme el niño crezca, pasad al formato «elige tu propio camino» pero en versión texto o texto+imagen.
- ¿Se cansa rápido?¿Se agobia? Apuesta por los microrelatos o las tiras cómicas.
- Le gustan unos dibujos anime que ve en la tele los fines de semana. Déjale caer que puede disfrutar de ellos cuando quiera en la versión manga (cómic). Además, cierta editorial cuenta con un par de libros de la serie en los que se cuentan todos los secretos de los personajes, finales alternativos y más contenido que se tenía en el estudio de animación cuando los artistas trabajaban dibujando. ¡Seguro que le encantarán!

- …
Además, la variedad de formatos, al igual que la de temáticas, hace que el niño no se sature tanto; no se le amontonan las palabras, las disfruta en sus diferentes formas. Y ni qué decir tiene que la cantidad de actividades relacionadas que podéis hacer es mucho mayor, lo cual retroalimenta el fomentar la lectura en casa.
¿Qué tal un libro temático?¿Y una revista infantil? Son formatos cómodos y livianos que permiten el acercamiento.
Leed revueltos para que los prelectores se animen
Compartir espacio es genial pero… ¿y compartir lectura? ¡También!
Cuando el niño es muy pequeño, obviamente, es que te necesita para ello, para ponerle palabras a lo que ve. Pero un poco después… Haced comentarios personales, leed en voz alta, alternad quien narra. A veces me han preguntado si es bueno leer en voz alta a los niños. ¿Cómo no va a serlo si es la manera primigenia que tienen para disfrutarlos hasta que aprenden a leer? Y después, también.
Las actividades dinámicas suelen aceptarse e interiorizarse mejor. Con el tiempo ya leerá para estar relajado o pensar.
No seáis rígidos si queréis animar al niño a leer
La obligación es enemiga de la pasión. Si le obligas a leer prácticamente le obligas a que no disfrute.
Un libro se le puede atragantar, aburrir, ser demasiado difícil, crear emociones negativas en un momento en particular (o siempre) y mil cosas perjudiciales más.
Por ello, no obliguéis al niño a terminar esa lectura. Es importante estar pendientes porque a veces no te va a decir por qué no quiere leer. Y es que se trata de ese libro en particular, pero no lo expresa y abandonamos creyendo que no le gusta la lectura en general. Parad, ponlo a otra cosa, habla del tema a ver qué ocurre, dale otro libro, otra versión, otro formato… O nada.
Y si se trata de las lecturas obligatorias de clase, haced una pausa de días, o semanas. Que se anime con cualquier otro título, ya sea nuevo o alguno que le apasione y ya, después, volverá al libro en cuestión. Busca la manera más motivadora y ayúdale activamente para que esa obligación que impone el colegio no sea motivo de disgusto frente a este hábito tan beneficioso.
El rincón de lectura
¿Crees que su rincón de la calma le resulta beneficioso?¿Notas que hace los deberes mejor en su escritorio que viendo la tele en el sofá? No es casualidad. Los espacios definidos hacen que el niño se sienta seguro y, con ello, cómodo. Así, nada como crear un rincón de lectura en casa para que la ambientación haga su magia.
No hay que volverse loco. Simplemente, esa zona que ya hemos visto en la que tener los libros organizados se ubica donde, junto a ella, podamos colocar también una tumbona, un tresillo o, simplemente, un mueble de lectura (asiento y estantería en uno). Una planta, una decoración sencilla y unos cojines ¡y está listo!

Relaciona sensaciones y lectura
Otra de las estrategias para que los niños lean más en casa es hacerlos sentir. Que tengan claro que, si leen, van a disfrutar, se les van a encoger las tripas, van a relajarse, le van a salir exclamaciones de la cabeza, se va a asombrar, va a crear momentos nuevos, va a traer de vuelta recuerdos, van a llorar…
Entonces, ¿cómo lo aprovechamos? Cuando te cuente algo que le ha pasado (o le esté ocurriendo en el momento), o a un amiguito, o en un sueño, dile: «¡A mí me pasa lo mismo mientras estoy leyendo!¡Es muy agradable!». Seguro que, aunque sea, lo prueba, a ver si él se siente como tú.
Lleva la lectura a todas partes
No limites la lectura al rincón, si lo habéis hecho, en el sofá o en su habitación. Puede, podéis, leer en cualquier parte (siempre y cuando sea compatible con las normas que haya en casa).
- ¿Hace buen día? Salid al solárium.
- Usad libros resistentes al agua para la bañera.
- Apuesta por las ediciones de bolsillo para cuando vaya en el coche o, simplemente, para que se pare un rato, después del cole, a leer fuera de casa.
- ¿Tiene un dudú de ganchillo? Téjele un librito también y dile lo contento que está el muñeco, lo bien que le viene o que, como leer mola mucho, él también quiere.
- Haz miniaturas de libros para su mansión de Barbie (si es que alguien tiene mansiones de Barbie hoy día, je, je).
- ¿Vais a pasar el día en la playa? Que la hora de máximo calor la pase bajo la sombrilla leyendo una novela, exactamente igual que hacemos los adultos (u ojeando cualquier libro ilustrado si es más peque).
- ¿Va a pasar una de esas noches acampando en el jardín? Que uno de sus momentos de ocio sea la lectura, como si estuviese en casa (su casa ahora es una tienda de campaña pero, igualmente, descansará antes de dormir, ¿no?
- ¿Os vais de viaje? Haced una lectura previa del lugar que visitáis. Después, podrá ir comparando y descubriendo todo lo que había visto en el libro.
Trabaja todos los aspectos de la lectura
Leer no es solo leer. Y, desde luego, no es tan divertido ni tan productivo como si lo hacemos desde todos sus flancos. Comprensión, fluidez, vocabulario, conciencia fonológica, fonética, estrategias de lectura…
Si te pones a buscar maneras de trabajar todas estas áreas, ¡fíjate si hay variedad a la hora de que el peque sea cada vez más diestro (y que, con ello, no le cueste leer sino que sea algo que domine y disfrute haciendo) y de que unas y otras partes del lenguaje le gusten lo suficiente como para seguir leyendo de manera habitual.
Actividades que incluyan lectura o escritura
Otro de los trucos para fomentar la lectura infantil en casa es realizar actividades que la lleven implícita. Acudir a exposiciones, a la biblioteca, jugar en un escape room, diseñar trabalenguas, componer canciones o poemas, redactar recetas, probad juegos de mesa con cartas de acción o preguntas… Así, los niños relacionan los buenos momentos con las palabras. Además, se dan cuenta de que la lectura es necesaria mucho más que para sentarse a ver qué dice una novela.

Actividades y ejercicios relacionados con lo que ha leído
Y, de nuevo… ¡No todo es leer cuando se lee! Después, el peque puede:
- Hacer un dibujo de su parte favorita.
- Hacerle un resumen a papá cuando termine de trabajar.
- También podemos diseñar sencillas fichas en función de cada cuento (¿Qué le llevaba Caperucita a la abuela?, ¿De qué eran las casas de los cerditos?¿De qué forma era…?¿Qué colores tenía…?).
- Riza el rizo si las imprimes en blanco y negro y también las puede colorear.
- Una simple charla al respecto, por ejemplo, mientras merienda.
- Recopilación de cualquier aspecto que se pueda listar. Personajes, animales, emociones… Esto da pie a continuar escudriñando la historia un buen rato.
- Imaginar personajes o finales alternativos. Obviamente, esta actividad la puedes hacer tan divertida como quieras. Podéis simplemente hablar del tema, tener piezas recortables para crear el personaje, dibujarlo sin más o escenificar el nuevo final.
Actividades divertidas para fomentar el hábito lector
Hoy día es sencillo encontrar actividades para fomentar la lectura en casa que sean divertidas. Porque, sí, más allá de las sensaciones que nos cause leer, podemos relacionar el momento con diversión, de cara a que el niño desee disfrutarlo.
- Darle forma a un animalillo del cuento usando plastilina y que se quede para siempre en la familia. Seguro que más de una vez quiere releer el cuento, o puedes encarnarlo para contarle a tu hijo cómo le ha ido después de terminar la historia.
- Cread un periódico o revista familiar. Lleva trabajo, no te voy a engañar, pero resulta divertidísimo, realmente estimulante y es un recurso espectacular para involucrar a toda la familia en el hábito lector. Noticias, entrevistas, fotografías, poemas, juegos o canciones que se invente cada uno… En función de la edad del niño y los demás miembros puede recabar la información, escribirla en el ordenador, ayudar a maquetar, presentar el producto final a toda la familia y darle un primer vistazo frente a todos, colorear imagenes que acompañen el texto, hacer las entrevistas…
- Leer a su peluche o muñeco favorito. Parece simple o poco efectivo, pero ¡funciona! El niño se siente orgulloso de hacer algo así por su amigo al que tanto quiere y feliz por compartir nuevos momentos con él.
- Crea su propio libro. Fomenta su creatividad con un libro hecho por él o ella. Puede dibujar los personajes y la historia, y tú puedes ayudar a escribir el texto. Lo mejor es que se trata de una idea que se puede llevar a cabo en un rango de edad muy amplio.
- O crear un cuento sobre él. Los cuentos personalizados son muy atractivos para los peques, pues con ellos conseguimos que se sientan protagonistas, que se motiven y deseen saber más e incluso inventar después.
- Club de lectura social. Igual que podéis compartir título y/o tiempo entre los miembros de la familia, también puedes ponerte de acuerdo con los padres de otros niños (por ejemplo, los vecinos), y que se junten para leer, merendar y charlar sobre la obra.
- Después de leer un cuento, poned en escena los personajes. Podéis improvisar un pequeño teatro de títeres o usar sus juguetes para recrear la historia. Esto ayuda a la comprensión lectora y a la imaginación.

- Elegid el cuento de esta noche al azar. Puedes escribir algo de cada cuento (nombre de los protagonistas, título, personaje icónico, etc) en papelitos y coger uno sin mirar, tener, igual, fichas imantadas de los personajes (las podéis haber hecho previamente como actividad complementaria), y escoger la primera que salga, y, bueno, cualquier otra forma diferente que se os ocurra.
- Cualquier título se puede adaptar a otro formato: teatro, cómic, poema, canción para ir en el coche… Es una actividad chula, que da libertad para personalizar lo que se desee y, la verdad, muy versátil.
- ¿Le has enseñado un libro de recetas? Si le gusta ayudarte a cocinar, ¡le va a encantar! Tiene fotos, texto muy sencillo y podéis charlar interminablemente de la temática. Por supuesto, después viene lo mejor: ¡cocinar!
- ¡Conviértele en booktuber! ¿El nene ya disfruta con youtubers? Si buscas cómo incentivar la lectura en niños desde casa, y, además, les va el mundillo del streaming, esta idea no puede fallar. ¿Qué tal si se dedica a hacer algo así también? Puede leer en directo y hacer reseñas, dar su opinión…
- ¡Cazapalabras! Inspecciona el cuento de esta noche y apunta algunas palabras que aparezcan en él. El juego consiste en que el niño haga alguna tontería (carantoñas, bailar, rodar…) cuando estéis leyendo y aparezcan esos términos. De este modo, te aseguras de que mantiene la atención.
- Lectura en la oscuridad. Puede ser muy chulo leer con una linterna dentro de un fuerte casero o iluminando el salón o el dormitorio con un proyector.
- Letra protagonista. Una actividad chula, que estimula y sirve para aumentar la atención y adquirir mucho vocabulario es tan simple como escoger una letra del alfabeto y que, durante las lecturas, el peque capte palabras que empiecen con ella. En función de la edad, claro, podréis matizar si deben ser solamente palabras nuevas, si lo hará mientras le lees tú, etc. Luego, esas palabras las podéis escribir en tarjetas imantadas y pegarlas en la nevera, dibujar (o colorear un dibujo de) el concepto en cuestión, buscar su significado, introducirlas en trabalenguas…

Lo importante de estas ideas originales para animar al niño a leer es que, además de ponerlas en práctica de manera general, intentes, siempre que puedas, adaptarlas en función del gusto y las capacidades de tu peque, que, a fin de cuentas, es quien se tiene que aficionar.
Otras cuestiones sobre cómo poder fomentar la lectura en casa
A lo largo de este post hemos explorado un sinfín de ideas para fomentar la lectura en casa. Desde la importancia de dar ejemplo hasta la magia de crear un rincón de lectura o la diversión de los juegos literarios, el mensaje es claro: la lectura no es una tarea, sino una aventura que se disfruta.
Recuerda que cada niño tiene su propio ritmo y sus propios gustos. Lo más valioso es la paciencia y la naturalidad con la que abordes este hábito. Al final del día, lo que más atesorarán tus hijos no serán los libros que leyeron, sino los momentos que pasaron descubriendo la magia de las historias. Así que, sin presiones, sin rigidez, solo con ganas de compartir y divertirse, ¡lo tienes todo en tu mano para instaurar excelentes hábitos de lectura en casa!