Muchas de las acciones de nuestro día a día, casi inconscientes, están relacionadas con los conceptos matemáticos. El motivo no es otro que nuestra predisposición natural de una capacidad lógica que nos permite estructurar y expresar, con mucha facilidad, la información que recibimos y procesamos. Y en un contexto tan favorable como este, introducir los conceptos lógico-matemáticos desde bebés parece la decisión más acertada, ¿no crees?
Nos movemos en un mundo muy cuadriculado, mucho más de lo que creemos. Eso nos facilita mucho las cosas a la hora de interactuar en él, especialmente si, desde que nacemos, potenciamos esa capacidad. Y es de lo que te voy a hablar hoy, de por qué debemos trabajarla desde temprana edad y cómo avanza el desarrollo de nuestros peques para conseguirlo.
¿Qué son los conceptos lógico-matemáticos? Definición rápida
Los conceptos lógico-matemáticos son nociones básicas que usamos para ordenar, clasificar y entender el mundo, incluso antes de saber sumar o restar. Son la base del pensamiento matemático porque nos ayudan a relacionar objetos, comparar, establecer patrones y entender cantidades.
Ni qué decir tiene que su introducción temprana ayudará a conseguir todo lo anterior antes y, lo más importante, de manera más genuina.
Cuando nacemos no podemos trabajar con fórmulas ni operaciones complejas, sino que debemos nutrirnos de aprendizajes cotidianos, que son acercamientos a la matemática que conocemos, como:
- Correspondencia uno-a-uno (emparejar objetos o contar uno por uno).
- Clasificación y agrupación (separar por colores, tamaños, formas o incluso funciones).
- Comparación (más grande/pequeño, igual/diferente).
- Patrones y secuencias simples (ordenar bloques, alternar colores).
- Vocabulario matemático básico (“más”, “menos”, “igual”, “lleno/vacío”).
Estas experiencias preparan el terreno para el razonamiento lógico y las matemáticas formales que aprenderán después. Por supuesto, también les sirven para desenvolverse y que puedan ir creando experiencias más complejas.
¡Guárdate el siguiente post para continuar la lectura después!👉Conceptos lógico-matemáticos clave que aprenden los bebés
En él te hablo largo y tendido de todos ellos, con su buena definición, ejemplos y las mejores técnicas para introducirlos, por edades, en casa o en la escuela.
La importancia de introducir conceptos lógico-matemáticos desde bebés
Comenzar a enseñar los conceptos lógico-matemáticos en la primera infancia no significa adelantar contenidos escolares, sino acompañar un proceso natural de descubrimiento necesario para la vida. Los bebés y niños pequeños tienen una capacidad innata para percibir relaciones, clasificar y comparar, que se activa cuando manipulan y exploran su entorno. Por ello, hacerlo desde el inicio es la mejor opción.
Cuando aprovechamos esta predisposición mediante actividades sencillas —ordenar juguetes, contar piezas, agrupar por colores, seguir patrones— obtenemos resultados globales, no solo en el área cognitiva sino también en su desarrollo integral. Así, entre los beneficios de trabajar la lógica desde bebés, encontramos:
Beneficios cognitivos del razonamiento en bebés
- Estimulan el desarrollo cognitivo. El niño aprende a observar, discriminar y resolver pequeños problemas, construyendo las primeras bases del pensamiento lógico.
- Potencian la memoria y la atención. Actividades como seguir patrones, secuencias o hacer clasificaciones fortalecen las funciones ejecutivas desde edades tempranas.
- Desarrollan el pensamiento simbólico y abstracto. El niño empieza a entender que los objetos y las acciones pueden representar algo más allá de lo que ve.
- Desarrollo cognitivo general. Los niños que se han expuesto a conceptos lógico-matemáticos desde bebés tienen más facilidad para triunfar en su etapa escolar y, en general, para aprender.
Beneficios del pensamiento lógico-matemático infantil en el lenguaje
- Amplían el vocabulario. Los peques aprenden e interioriza conceptos como «más» o «vacío».
- Favorecen la comprensión y expresión oral al poner palabras a sus experiencias y relaciones.
- Consolidan la base para futuras explicaciones verbales de problemas matemáticos.
Beneficios socioemocionales
- Reforzamiento de la autoestima y la autonomía. Al comprender su entorno y resolver tareas por sí mismos, los niños se sienten más seguros y capaces.
- Fomento de la cooperación y la empatía. Cuando las actividades se realizan en grupo, aprenden a esperar turnos, compartir materiales y tomar decisiones conjuntas. Antes, alejarse del egocentrismo también ayuda a que escuchen, entiendan y cooperen con los demás.
Beneficios motrices
- Mejora de la motricidad fina y la coordinación ojo-mano al manipular, encajar, apilar, trasvasar o agrupar objetos.
- Desarrollo del control y la precisión manual, lo que también facilita otras tareas posteriores como escribir o dibujar.
Beneficios en hábitos y rutinas
- Interiorización de normas y organización. Al ordenar, clasificar y seguir secuencias, los niños desarrollan hábitos de orden y autorregulación.
- Capacidad para planificar acciones y anticipar resultados, algo que será útil en todos los ámbitos de su vida, incluyendo, de nuevo, la autorregulación .
En resumen, la lógica y las matemáticas empiezan mucho antes de los números y van mucho pero mucho más allña. Cuanto más rico sea el entorno y más oportunidades tengan de explorar y experimentar, más sólido, flexible y equilibrado será su desarrollo cognitivo, social, emocional y motor.
Estructura del pensamiento lógico-matemático infantil
Veamos, de manera resumida, qué ocurre en nuestro cerebro en relación a este punto, cómo es, desde el inicio, la estructura del pensamiento lógico-matemático infantil.
Estructuración a través del lenguaje lógico-matemático
Como he adelantado, todos los días nos topamos con una cantidad increíble de acciones matemáticas. Y no me refiero a sumar para ver si el ticket del supermercado está bien o a dividir para ver cuántos productos debemos comprar para un grupo de X personas; Hablo de cosas más sencillas y cotidianas, como clasificar, seriar u ordenar.

Los seres humanos, como otros animales, disponemos de una capacidad innata que nos permite dar estructura mental a lo que nos rodea y, también, con el tiempo, de expresarlo físicamente.
El conocimiento humano se organiza como una estructura coherente, con conceptos construidos en relación unos con otros. Dicha construcción se ve influenciada por la forma en la que nos relacionamos con ciertos conceptos lógicos y matemáticos. Y, ni qué decir tiene que, como ocurre siempre, es en la infancia cuando más peso tiene esa relación.
Así, trabajar los conceptos lógico-matemáticos desde bebés, de manera programada, con recursos adecuados al momento evolutivo, estímulos e interacciones sanas, supondrá que creemos un cimiento sobre el que edificar las estructuras mentales que, años después, regirán nuestra acción en el mundo.
Como adultos, nuestra obligación y nuestro objetivo debe ser ofrecer al niño dichos recursos para favorecer una correcta estructuración mental.
La adquisición de conceptos matemáticos
Para adquirir estos conceptos, los peques comienzan por analizar sus percepciones y el contacto real que tienen con las cosas. No será hasta un par de años después que empiecen a discriminar, generalizar y objetivar a partir de la realidad.
La culminación de estos pasos se da con la abstracción, que puede ser simple o reflexiva.
- Abstracción simple. Se abstraen y discriminan las propiedades de los objetos. Para una pelota, el peque nos puede decir que es roja (al principio seguramente sólo considere «pelota» la suya, de ese color), que rueda, que es para jugar, que es redonda…
- Abstracción reflexiva. Lo que se abstrae no es observable, por lo que se dan construcciones mentales. Hablaríamos, por ejemplo, de hacer comparaciones de un objeto con otros del entorno o bien atribuyéndole utilidades simbólicas. Hablando de la misma pelota, el niño podrá decirnos que la pelota es redonda como el sol , que es igual que un garbanzo pero grande o bien que la puede usar a modo de taburete.
Así pues, las actuaciones tienen dos caminos. Uno lleva al conocimiento físico de las cosas y, el otro, a la elaboración de estructuras lógico-matemáticas. Obviamente, se comienza con lo más sencillo, con lo que se percibe por los sentidos directos, como lo que vemos, oímos o tocamos, y, de ahí, se pasa a las abstracciones, que se dan a partir de las conexiones que hacemos con la información que hemos ido obteniendo a partir de contactos sucesivos.
Para que se lleven a cabo estos procesos, nuestro papel como adultos es permitir acceder a los conceptos lógico-matemáticos desde bebés. Lo haremos de los dos modos: acercando al niño, desde el inicio, material estimulante para sus sentidos y animándole a interactuar con él de maneras más y menos convencionales. Y, aunque en ocasiones los guiemos, lo ideal es dejar que sean ellos quienes exploren todas las posibilidades de los objetos y, en base a ello, que analicen, descubran y reaccionen en consecuencia.

✋=🧠! Cuanto antes entienda el pequeño cómo es la pelota de manera física, tangible, antes comenzará a pensar en ella y a atribuirle características no visibles, más y menos subjetivas.
Principales teorías de adquisición del lenguaje lógico-matemático
Al saber cuáles son las estructuras mentales que se encuentran en formación en cada etapa infantil nos servirá para ofrecer al niño los recursos correctos y enfocar adecuadamente las actividades.
Encontramos diferentes teorías y corrientes que se consolidan como las más acertadas a la hora de secuenciar la estructura mental. Son tres los autores que más relevancia tienen al respecto de la construcción de esquemas mentales a partir del lenguaje lógico-matemático: Piaget, Dienes y Kamii.
Piaget
Piaget fue un destacable psicólogo que culminó como todo un referente en la educación infantil gracias a aportaciones como la teoría del desarrollo cognitivo. En ella nos habla de cuatro estadios de desarrollo, que son por los que el niño avanza para construir su conocimiento. Las dos primeras se corresponden con la adquisición de conceptos lógico-matemáticos en Infantil.
- Estadio sensomotor. Se da desde el nacimiento y hasta los 2 años de edad.
- Estadio de las representaciones mentales simbólicas. Estira desde los 2 a los 7 años (a veces aún con 6).
- Estadio de las operaciones concretas. Abarca desde los 6 o 7 años hasta los 12.
- Estadio de las operaciones formales. Se alarga hasta los 16 años.
Estadio sensomotor
Comienza en el momento en que nacemos y continúa, durante unos dos años, hasta la aparición del lenguaje.
Durante esta etapa, los pequeños viven en un sistema intelectual en el que las diferencias que existen entre los diferentes elementos se conocen a través del cuerpo, con el niño como protagonista (egocentrismo). Hay que esperar a finalizar esta etapa, cuando aparece la función simbólica, para que los niños se sientan como un elemento más en el espacio. Ya no son el centro de la acción sino que, poco a poco, van dándole una importancia menos subjetiva y dispar a lo que le rodea, atribuyéndole características más realistas.
A partir de la organización perceptiva que se consigue al experimentar con los objetos y con uno mismo es que se alcanza el conocimiento, que es progresivo. Al principio ve la relación causa-efecto siempre ligada a su actividad. Poco a poco, mediante la exploración sistemática, establecerá relaciones causales cada vez más acertadas.
Sus adquisiciones sensomotoras crean un marco estable para iniciar sus conocimientos. El peque va aplicando los esquemas que tiene establecidos pero, con el tiempo, se da cuenta de que, en muchos casos, no son válidos o suficientes. En ese momento, debe aplicar nuevas operaciones lógicas que puedan explicar la realidad y formar un conocimiento cada vez más objetivo.
Estadio de las representaciones mentales simbólicas
Entre el mes 20-26, el desarrollo cognitivo del bebé alcanza la función simbólica o de representación simbólica.
Al inicio, esta solo puede basarse en un carácter, por lo que los niños siguen «fallando» al hacerle preguntas que, para nosotros, son sencillas. Interiorizan un concepto pero no son capaces de transformarlo.
El ejemplo que siempre he visto, y que es muy claro, es el del trasvase de agua. Tenemos un vaso ancho y chato, lleno de agua. Pasamos este agua a uno estrello y alto. El niño ve cómo el agua se trasvasa. Si le preguntamos, nos dirá que hay más agua en el segundo vaso, simplemente porque llega más arriba (está más lleno).
Podríamos decir que para el niño tiene más sentido que el agua se multiplique al verterla que el hecho de que cambie su forma en función del recipiente. Aunque tampoco es así del todo. Un niño tan pequeño no reflexiona sobre que el agua se multiplica de la nada; solo ve el agua cambiar de vaso y cree que hay más. Pero si le preguntásemos, si le invitásemos a reflexionar, en caso de llegar a una conclusión, es más lógico que piense que va apareciendo más y más agua para llenar el vaso en lugar de que se está adaptando a él.
El nene necesita comprender que las cosas tienen valor por sí mismas, más allá de su gusto u opinión, para poder mirarlas desde un punto de vista objetivo que le permita concebir todas las características, y sus posibilidades. Esto es, desprenderse del egocentrismo.
De este modo, podrá evocar y reproducir actos conocidos en contextos diferentes. Hablamos, ya, de asimilación del proceso simbólico.
La evolución intelectual es la que nos permite reflexionar sobre las características de las cosas así como interiorizar y establecer relaciones, incluyendo clases y subclases, con lo que se alcanza un sistema de relación mucho más amplio basado en el razonamiento lógico y no en la subjetividad de las vivencias.

El final de este estadio, que coincide con el de la etapa de infancia temprana, se fusiona con el siguiente, el de las operaciones concretas (tercer estadio). Estas son el paso intermedio antes de alcanzar las capacidades necesarias para practicar las operaciones abstractas (propias del cuarto y último estadio).
Dienes
Dienes fue un matemático reconocido en la educación infantil debido a que fue el inventor de los bloques lógicos, un recurso imprescindible para trabajar la lógica y la matemática en los primeros años de vida de cualquier niño.
El autor nos indica que la base de cualquier conocimiento es la exploración en un medio rico en recursos que permita el proceso de adaptación y el conocimiento del entorno. Esta es la primera de seis fases.
Adaptación
La manipulación es el método de exploración. El niño se vale de ello para conocer elementos ricos en cualidades próximas y variadas. Se dan actividades libres, desordenadas, que producen satisfacción por sí mismas.
Estructuración
A partir del juego libre, el niño comienza a proponer reglas, establecer relaciones, clasificar, dar varias posibilidades al material… A mayor número de experiencias enfocadas en un mismo concepto, mayor éxito (aunque, de momento, sigue imperando el caos).
Simbolización preabstractica
La simbolización permite llegar a un proceso de reglas y establece la abstracción, perdiendo los aspectos que no tienen interés. El ejemplo más claro es de los juegos isomorfos, en los que el niño establece relaciones con los materiales.
Abstracción
La mente necesita que ciertas formas de representación se hagan definitivamente patentes, permitiendo reflexionar. El niño representa las estructuras comunes de manera esquemática.
Descripción de las representaciones
Una vez se comienza a representar, se deben poder describir las propiedades de dicha representación. Habitualmente se da con la invención de símbolos matemáticos y usando lenguaje técnico. Este es el punto en el que confluye la cognición con el lenguaje, por lo que resulta crucial que ambos se desarrollen al mismo tiempo.
Formalización
Interrelacionar con las distintas propiedades lleva al niño a establecer, por fin, generalizaciones (teoremas). Así, puede exponer lo que ha aprendido.

Kamii
La psicopedagoga Kamii, fuertemente influenciada por las teorías de Piaget, nos indica, una vez más, que la aproximación sensorial a los objetos es esencial para hacer un primer descubrimiento. Del mismo modo, dicta que el verdadero conocimiento debe pasar por la estructuración de la inteligencia.
¿Cómo se alcanza este conocimiento? Kamii nos habla de tres procesos que se establecen en armonía:
- Situaciones nuevas. Ofrecer situaciones nuevas con un valor personal para el niño servirá para que tenga un interés genuino.
- Decisiones. Este tipo de propuestas implica que el pequeño tome decisiones, que precisan de manipulación y experimentación para obtener respuestas. Nosotros, como adultos, debemos intentar dar las soluciones o indicaciones demasiado precisas, pues ello convierte al niño en un elemento pasivo, sólo receptor. Lo que buscamos es la estimulación de procesos mentales, incluso si no se obtienen los resultados previsibles para un adulto. Se trata de que el niño descubra los efectos de sus actos, piense, intente, relacione… Ello lleva a tomar nuevas decisiones, consiguiendo, así, un proceso de desarrollo cognitivo que no tiene fin.
- Compartición. Para que las situaciones sean del todo eficaces, deben ofrecer la opción de que el niño, una vez consiga lo anterior, tenga capacidad para intercambiar opiniones y compartir acciones. Esto, además de significar que la experiencia ha sido enriquecedora para él, le permite, poco a poco, deshacerse de ese egocentrismo del que ya hemos hablado antes.
Para la psicóloga, la verdadera actividad que lleva al aprendizaje y al conocimiento es aquella que aflora a partir de la experimentación práctica y que es capaz de hacer que el pequeño obtenga confianza y seguridad para establecer sus conocimientos lógico-matemáticos.

Conclusión sobre estas teorías: Mecanismos que permiten la adquisición de conceptos lógico-matemáticos desde bebés
Si has leído con atención te habrás dado cuenta de que estos autores no chocan en sus teorías; ninguno cancela las afirmaciones del otro. Lo que hacen es dar más o menos importancia a ciertos matices pero, bien analizadas, las ponencias se pueden fusionar, perfectamente, sin crear discrepancias.
Lo que queda claro es que la estructuración del pensamiento es un proceso que se da en la etapa infantil, contando con pocos años más para perfeccionarse. Y la base de este es, sí, lo has adivinado, una adquisición de conceptos lógico-matemáticos desde bebés.
Los mecanismos mediante los cuales se construye este pensamiento son la manipulación, la imitación, la clasificación y la representación.
Mecanismo | Qué es / Para qué sirve | Ejemplo en bebés o infantil |
---|---|---|
Manipulación | Primer contacto con el mundo: tocar, explorar, experimentar. Permite captar propiedades físicas (peso, color, forma) y establecer relaciones (clasificar, ordenar). | Jugar con bloques, encajar piezas, apilar vasos. |
Imitación | Pasar de conductas motoras a conceptos simbólicos. Reproduce lo que ve para fijar conocimiento. | Hacer gestos que hace el adulto, “cocinar” como mamá con juguetes. |
Clasificación | Organizar la realidad: agrupar por semejanza o diferencia (color, tamaño, función). Paso previo a la abstracción. | Separar cubos rojos de azules, ordenar juguetes grandes y pequeños. |
Representación | Dar significado y signo a la realidad. Pasar del símbolo subjetivo al signo arbitrario (números, palabras). | Usar un bloque para “hacer de coche”; aprender que “3” significa tres manzanas. |
Manipulación
La manipulación es el primer y mejor camino que tenemos las personas para conocer el mundo que nos rodea.
Recordemos que el tacto es el sentido más desarrollado desde que nacemos. Desde muy, pero que muy, pequeños, cogemos objetos y nos los llevamos a la boca, lo cual nos produce placer y satisfacción al tiempo que resulta la fuente de todo el conocimiento que podemos tener de los objetos y de cualquier realidad externa observable.
En esta primera fase distinguiremos entre:
- Conocimiento físico. Captamos la realidad externa observable, incluyendo características como el peso, el color o la forma. El origen se da en el objeto y sus características, que percibimos a través de los sentidos. Actuamos por tanteos sucesivos, portadores de conocimientos cada vez más específicos.
- Conocimiento lógico-matemático. Se trata de las relaciones que establecemos entre los objetos, como son suponer, clasificar… El origen es la persona y la estructura mental que posea. Es necesaria la manipulación previa de objetos complementarios para establecer relaciones, lo que se conoce como correspondencia.
Así, podríamos, incluso, afirmar que la manipulación, cuando es consciente (captando las propiedades) es una actividad mental, pues nos lleva al conocimiento.
La secuencia manipulativa del niño pasa por:
- Juego exploratorio. Sirve para interpretar la información sensorial que recibimos.
- Juego experimental. Lo consigue mediante el establecimiento de relaciones, confrontando, probando, aplicando esquemas que vaya conociendo y viendo los resultados.
- Juego de precisión. Cuando se tiene habilidad manual, aparece este tipo de actividad, que requiere del entendimiento de normas, como rasgar, colorear, enganchar, etc.
- Juego creativo y constructivo. Exige del reconocimiento y la exploración de características que lleven a resultados concretos.
Imitación
Lo que ocurre con la imitación es que se pasa de conductas motoras a conceptos simbólicos. Se da:
- Imitación inmediata y presente. El pequeño va intentando reproducir lo que ve, en simultáneo o inmediatamente después, pero con el objeto de imitación aún presente. Podríamos decir que es un juego con el adulto, que le muestra la conducta y/o le ayuda.
- Imitación diferida. Un poco más adelante, se da la representación mental, que en la realidad se traduce en una imitación de las cosas que ya ha visto pero que no ocurren en el momento sino que ya las recuerda y las tiene interiorizadas. En este caso, el niño evoca recuerdos, jugando en solitario o con otros niños y realizando acciones en las que piensa previamente.
La imitación aproxima a la experimentación en tanto a que acompaña al proceso mental que fija el conocimiento.
Clasificación
La clasificación sirve para organizar, de forma espontánea, la realidad circundante. El niño ordenará los objetos en función de su parecido (color, tamaño), pudiendo diferenciarlos y reconocerlos como parecidos, diferentes o iguales.
Como es de imaginar, esto ocurre de manera cada vez más acertada, siendo el niño capaz de descubrir más detalles diferenciadores conforme más lo exponemos a recursos variados.
Los primeros esquemas de acción sirven para iniciar la diferenciación. Después, aparecen las acciones de reunir, separar, hacer pertenecer, reflexionar e interiorizar. Estas son el paso a paso que llevan a la abstracción, dejando de centrarse en una sola característica para pasar a considerar varios atributos tras apreciar y establecer diferencias y parecidos.
Representación
Este mecanismo aproxima a los niños a la diferencia y la coordinación entre significado (realidad) y significante (valor arbitrario simbólico).
El niño comienza representando con un símbolo al que le asigna un valor o relación subjetiva. Después, aparece el signo de valor arbitrario, que no guarda relación con la realidad. Este es el momento en el que empezamos con el aprendizaje de los números naturales.

Factores que influyen en la capacidad del niño
Por supuesto, el alcance de hitos y la entrada en las diferentes etapas de estructuración mental (que vimos en el post sobre la importancia de introducir los conceptos lógico-matemáticos desde el nacimiento), están totalmente condicionados por la influencia de factores como son:
- Las limitaciones físicas y cognitivas. Vienen dadas desde el nacimiento o a partir de enfermedades o accidentes y, desgraciadamente, no podemos trabajar demasiado sobre ellas.
- Los recursos. La variedad de recursos, la manera en la que se presentan, su adecuación al momento de desarrollo evolutivo que está viviendo el niño son clave y, desde luego, el punto sobre el que el adulto, ya sea en casa o en la escuela, debe trabajar, involucrándose, para ofrecer lo mejor al pequeño, siempre con el objetivo de conseguir una estimulación óptima.
- El favorecimiento o cohibición por parte del entorno. En este punto, nuestro papel puede ser más o menos relevante; Claramente, no siempre podemos influir en la totalidad de los elementos que rodean a nuestros hijos, pero sí en muchos.
Preguntas frecuentes sobre la introducción conceptos lógico-matemáticos desde bebés
Sembrar hoy para que florezca mañana
Como has visto, los conceptos lógico-matemáticos no son contenidos escolares que empezamos a trabajar con material didáctico. Tampoco empiezan con la suma o la resta en primaria: son la base sobre la que se construye todo el pensamiento posterior.
Manipular, imitar, clasificar y representar son procesos naturales que comienzan en los primeros meses de vida y que, acompañados con recursos adecuados y experiencias cotidianas, se transforman en auténticas oportunidades de aprendizaje.
Nuestro papel, como madres, padres, educadores o cuidadores, no es adelantar etapas ni convertir el juego en una clase, sino ofrecer un entorno rico, seguro y variado donde los peques puedan experimentar, decidir, equivocarse y volver a probar. Así, cada interacción diaria —desde ordenar calcetines hasta cantar una canción con números— se convierte en una semilla que más adelante germinará en habilidades cognitivas, sociales, emocionales y motoras mucho más sólidas.
Por eso, estimular el pensamiento lógico-matemático desde bebés es una inversión a largo plazo: en seguridad, en autonomía, en flexibilidad mental y en amor por aprender. Y no hace falta hacerlo perfecto; basta con empezar poco a poco, con materiales sencillos y una mirada consciente.