👉 Fuente: La Razón
Una influencer catalana residente en Atlanta (EE. UU.) ha llamado la atención sobre la notoria cortesía y habilidades de convivencia social de los niños estadounidenses, destacando la influencia de la educación en casa y la escuela.
El contraste en los modales infantiles
El contraste cultural en la educación y los modales infantiles se ha convertido en un tema de debate a raíz de las observaciones de una española en Estados Unidos. Ella destaca que la cortesía (pedir las cosas por favor, dar las gracias), el respeto por las normas de convivencia y la autonomía son valores notablemente más marcados en los niños de su entorno de Atlanta.
Esta percepción subraya una diferencia en la prioridad cultural otorgada a la Educación del Carácter frente a la mera instrucción académica. Mientras que en muchos currículos se prioriza el contenido de asignaturas tradicionales, otros sistemas invierten tiempo explícito en enseñar cómo ser un buen ciudadano.
Análisis de la educación del carácter
Desde una perspectiva pedagógica, el desarrollo de la competencia cívica y social no es un accidente, sino el resultado de un currículo intencional, tanto formal (en la escuela) como informal (en el hogar).
En muchos sistemas, como el que se observa en Estados Unidos, se pone un fuerte énfasis en la «Educación del Carácter» (Character Education), que busca inculcar valores como el respeto, la responsabilidad, la honestidad y la perseverancia.
Esto se logra no solo con charlas, sino a través de lecciones explícitas, cuentos, dramatizaciones y, lo más importante, la modelización constante por parte de los adultos.
El poder del ejemplo y la autonomía
Recordemos que, a esta edad, los niños aprenden principalmente por imitación y refuerzo positivo. Si en el hogar y en la escuela se celebra y se practica la cortesía, esta conducta se internaliza rápidamente como norma social. La autonomía, por su parte, se fomenta permitiendo a los niños tomar decisiones y responsabilizarse de tareas adecuadas a su edad (como vestirse o preparar su mochila), lo que potencia su autoconfianza y su sentido de responsabilidad hacia la comunidad.
La noticia, aunque anecdótica, sirve para reflexionar sobre la necesidad de hacer de la educación en valores y la convivencia social una prioridad tan alta como la adquisición de contenidos académicos en la educación infantil y primaria. El éxito futuro de un niño a menudo depende más de sus habilidades sociales y emocionales que de sus notas.
