👉 Fuente: Eurydice
El gobierno y las comunidades autónomas continúan invirtiendo en la ampliación de plazas en el primer ciclo de educación infantil (0-3 años) como política clave para el desarrollo temprano, a la vez que se implementan nuevos currículos centrados en el desarrollo integral.
La educación y el cuidado de la primera infancia (EAPI) se han consolidado como un pilar fundamental en las políticas públicas, reconociendo su impacto crucial en el desarrollo cognitivo y social de los niños y niñas.
Esta priorización se refleja en la continua inyección de fondos por parte del Gobierno central para apoyar a las comunidades autónomas en la creación de nuevas plazas públicas para el primer ciclo (0-3 años), especialmente dirigidas a la población de 1 y 2 años.
Se espera que esta inversión, que supera los 670 millones de euros desde 2021, culmine en la creación de más de 65.000 plazas, un paso decisivo para garantizar la equidad en el acceso a esta etapa educativa fundamental.
Inversión y equidad en el ciclo 0-3 años
El objetivo principal de esta redistribución de fondos es doble: por un lado, reforzar la oferta pública en un tramo que tradicionalmente ha estado más cubierto por el sector privado y, por otro, favorecer la conciliación familiar, permitiendo que las madres y padres trabajadores puedan integrar su vida laboral con el cuidado de sus hijos desde edades tempranas.
La evidencia pedagógica subraya que el acceso a una educación infantil de calidad en los primeros años mitiga las desigualdades socioeconómicas y sienta bases sólidas para el éxito escolar futuro.
Por ello, la política educativa actual se centra en fortalecer esta etapa con la convicción de que es la inversión más rentable para la sociedad.
La transformación de los currículos de educación infantil
Paralelamente a la expansión de plazas, las distintas Comunidades Autónomas están inmersas en la implantación de los nuevos currículos de educación infantil, derivados de la última Ley de Educación (LOMLOE). Estos currículos enfatizan un enfoque más competencial, donde el aprendizaje se organiza por áreas de desarrollo y no por asignaturas estancas.
El desarrollo integral del niño es la piedra angular, poniendo el foco en:
- Desarrollo emocional y social: Fomentar la autonomía y la gestión de las emociones.
- Movimiento y coordinación: Reconocer el valor del juego y la exploración sensorial.
- Comunicación y representación: Más allá del lenguaje verbal, incluir la expresión artística y corporal.
Este cambio busca que los centros infantiles se conviertan en espacios de exploración y bienestar, donde el juego se reconozca como la principal herramienta de aprendizaje, y donde los profesionales de la educación infantil (cuya formación universitaria también ha sido objeto de reforma) se vean reforzados en su papel como guías del desarrollo.
Recursos y metodologías complementarias
- Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente, Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF)
- «Indicadores del Desarrollo: Aprenda los signos. Reaccione pronto», Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)
- «Lectura infinita: Plan de fomento de la lectura», Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
