👉 Fuente: Revista Signos Infocop
La neurociencia del lenguaje confirma que la exposición regular a dos idiomas desde la infancia temprana no solo facilita la comunicación, sino que también ofrece ventajas cognitivas significativas.
Durante años, existió el mito de que exponer a los niños pequeños a dos idiomas a la vez podía generar confusión o retrasos. Sin embargo, estudios longitudinales a nivel internacional, como el que presenta Infocop, han desmentido esta creencia, demostrando que el cerebro bilingüe opera con una eficiencia superior en ciertas áreas cognitivas.
Un cerebro más flexible
El beneficio más notable del bilingüismo se encuentra en el desarrollo de las funciones ejecutivas (FE). Estas son las habilidades cerebrales que nos permiten planificar, controlar impulsos, cambiar el foco de atención y realizar múltiples tareas.
Cuando un niño bilingüe se comunica, su cerebro está constantemente realizando una tarea de inhibición y selección: debe activar el vocabulario de ambos idiomas y, de forma simultánea, inhibir el idioma que no está utilizando. Este ejercicio mental continuo actúa como un «entrenamiento» cognitivo:
- Memoria de trabajo. Los estudios demuestran que los niños bilingües desarrollan mejor la memoria de trabajo, crucial para actividades como el cálculo mental y la comprensión lectora.
- Inhibición. Son más hábiles para apartar información no relevante para la tarea que están desarrollando.
El papel del entorno
El factor clave para obtener estas ventajas no es la instrucción formal tardía, sino la exposición regular y natural a los dos idiomas en casa y en el entorno social, incluso desde la etapa de bebés. La actividad cerebral se incrementa en los bebés bilingües desde tan solo los 11 meses de edad, preparando el terreno para una mayor agilidad cognitiva futura.
Este descubrimiento anima a las familias y a los centros educativos a valorar el bilingüismo no solo como una meta lingüística, sino como una herramienta poderosa para el desarrollo cerebral integral.
