👉 Fuente: The Guardian
Un metaanálisis revela que la presión arterial alta en menores se ha casi duplicado en 20 años; la obesidad y el sedentarismo son los principales causantes.
La hipertensión infantil, tradicionalmente considerada una enfermedad de personas adultas, está emergiendo como una crisis de salud pública mundial. Un estudio reciente, basado en 96 investigaciones de 21 países y más de 443.000 menores, ha encontrado que la prevalencia de presión arterial alta en niños y adolescentes ha pasado de alrededor del 3,2 % en 2000 a más del 6,2 % en 2020.
Datos alarmantes detrás del número
- El análisis indica que unos 114 millones de menores podrían tener hipertensión.
- Aproximadamente un 8,2 % de niños y adolescentes se encuentra en la categoría de “prehipertensión”: valores elevados pero aún no clasificados como hipertensión formal.
- Existen formas más invisibles del problema: la “hipertensión enmascarada” (solo detectable con mediciones fuera del consultorio) puede afectar a más del 9 % de jóvenes.
- La obesidad es un factor clave: cerca del 19 % de los niños con obesidad presentan hipertensión, frente a menos del 3 % en los niños con peso saludable.
Por qué está creciendo: factores de riesgo
Los investigadores señalan varios motivos detrás del aumento:
- Dietas poco saludables, con alto consumo de sal, ultraprocesados y calorías vacías. Estas, de hecho, ya se ha demostrado, también, que afectan a las funciones ejecutivas de nuestro cerebro.
- Sedentarismo cada vez más común en niños y adolescentes: menos actividad física, más tiempo frente a pantallas, menos juegos al aire libre.
- Métodos de diagnóstico que varían mucho: cuando se realizan monitoreos en casa o con dispositivos ambulatorios, se detecta más hipertensión que en las visitas médicas convencionales.
Riesgos a corto y largo plazo
La hipertensión en la infancia no es solo un número preocupante: tiene consecuencias reales. Si no se aborda:
- Puede llevar a daños en órganos vitales, como riñones o corazón.
- Aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
- Potencia otros problemas vinculados a los estilos de vida poco saludables, como la diabetes tipo 2.
- Puede generar costes sanitarios elevados si no se previene o controla adecuadamente.
Implicaciones para madres, padres y educadores
- Es fundamental incorporar controles de presión arterial en pediatría, incluso si el niño aparenta estar sano.
- Promover desde casa y en el colegio hábitos saludables: dieta equilibrada, actividad física diaria, reducción del sedentarismo.
- Fomentar una cultura preventiva: no esperar a que haya síntomas, porque muchas veces la hipertensión infantil no se manifiesta claramente.
Estrategias para la prevención
- Educación en salud para familias: entender qué es la hipertensión y cómo se puede prevenir en casa.
- Programas escolares de promoción de la actividad física: juegos, recreos activos, menos tiempo sedentario.
- Políticas públicas: mayor regulación sobre alimentos con alto contenido en sal y azúcar, y programas de cribado en salud infantil.
- Fomentar la monitorización usando dispositivos caseros en niños con factores de riesgo (obesidad, antecedentes familiares, sedentarismo).
