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👉 Fuente: OCDE – PISA
Un nuevo informe complementario a las pruebas PISA vincula directamente la dificultad para comprender textos largos con el hábito del ‘scrolling’ y la lectura en diagonal típica de las redes sociales.
La capacidad de los estudiantes para sumergirse en una historia o entender un argumento complejo se está erosionando.
Los últimos análisis educativos señalan un fenómeno preocupante bautizado como «alfabetización superficial». Los niños y adolescentes leen constantemente, pero lo hacen en formatos breves, interrumpidos por notificaciones y diseñados para un consumo rápido, lo que impide el desarrollo de las conexiones neuronales necesarias para la lectura profunda.
El cerebro lector en la era digital
Neurocientíficos y pedagogos explican que la lectura en papel o en formatos digitales sin distracciones («modo avión») entrena la paciencia cognitiva y la empatía, al obligar al cerebro a construir imágenes mentales y seguir el hilo narrativo del autor.
Por el contrario, el entorno de las redes sociales premia la inmediatez y el impacto visual, atrofiando la capacidad de concentración sostenida. Esto se traduce en aulas donde cada vez cuesta más leer una novela completa o analizar un texto histórico.
Estrategias para recuperar la atención
Los centros educativos están respondiendo con planes de fomento de la lectura que recuperan formatos «analógicos» y tiempos de silencio. No se trata de demonizar la tecnología, sino de enseñar a usar el cerebro de forma diferente según el soporte.
- Bibliotecas de aula. Se reivindica el libro físico como objeto de deseo y disfrute, accesible y visible.
- Lectura compartida en voz alta. En casa, mantener la lectura de cuentos incluso cuando los niños ya saben leer (hasta los 10-12 años) refuerza el vínculo afectivo y mejora el vocabulario.
- Dieta digital. Limitar el uso de pantallas pasivas antes de dormir favorece no solo el sueño, sino la consolidación de lo aprendido durante el día.
