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👉 Fuente: El País
Los centros educativos reportan un incremento sostenido de ansiedad, irritabilidad, dificultades de regulación emocional y problemas de convivencia entre niños y adolescentes, según nuevos datos recogidos por equipos de orientación y dirección.
Incremento de síntomas emocionales en el aula
Orientadores y docentes de distintas comunidades autónomas coinciden en un mismo patrón: más alumnado con ansiedad, peor tolerancia a la frustración y más episodios de tensión durante la jornada escolar. Según los equipos consultados, no se trata de casos aislados, sino de una tendencia que se mantiene desde hace dos cursos.
Los profesionales señalan que los síntomas se expresan de forma distinta según la edad: en Infantil y primeros cursos de Primaria surgen regresiones leves, miedos, irritabilidad y mayor dependencia del adulto. En los últimos cursos de Primaria y en Secundaria son más frecuentes la ansiedad anticipatoria, el bloqueo ante evaluaciones, el aislamiento social o episodios de desregulación emocional.
Un contexto que explica parte del fenómeno
Aunque los especialistas rechazan atribuirlo únicamente a la pandemia, recuerdan que los periodos prolongados de incertidumbre, pérdida de rutinas, menor interacción social y tensiones familiares dejaron un impacto acumulado. La evidencia científica muestra que los cambios bruscos en las dinámicas de relación pueden alterar temporalmente el desarrollo emocional, especialmente en etapas con alta plasticidad cerebral.
A esto se suman otros factores posteriores: sobreexposición digital, sobrecarga académica en algunos niveles y menor tiempo disponible para juego libre, actividades no estructuradas y descanso. Todo ello puede reducir la capacidad del alumnado para autorregularse y manejar demandas escolares crecientes.
La respuesta de los centros y los retos pendientes
Los colegios han reforzado protocolos internos y aumentan los espacios para trabajar habilidades socioemocionales, aunque advierten que los recursos de orientación siguen siendo insuficientes. Entre las medidas aplicadas destacan:
- Sesiones específicas de gestión emocional adaptadas a cada edad.
- Espacios tranquilos dentro del centro para desescalar tensiones.
- Coordinación más estrecha entre tutoría, orientación y familias.
- Detección temprana de señales de estrés o evitación académica.
Pese a ello, los equipos educativos apuntan a dos grandes desafíos: la falta de tiempo real para intervenir y la necesidad de una mayor coordinación con servicios sanitarios cuando los casos lo requieren.
