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👉 Fuente: UNICEF
Un reciente informe de la organización internacional revela que millones de niños en Europa viven bajo graves condiciones de vulnerabilidad: más de 20 millones están en riesgo de pobreza o exclusión social. Esta situación pone en peligro su desarrollo, su salud y su futuro educativo.
Una infancia cada vez más desigual
Los datos actualizados muestran que un porcentaje significativo de menores en países europeos -incluyendo naciones con altos ingresos- no tiene garantizados derechos básicos como alimentación adecuada, vivienda digna, acceso pleno a la educación y oportunidades para un desarrollo integral. Según UNICEF, la pobreza infantil no es un problema exclusivo de países pobres, sino una crisis latente también en sociedades desarrolladas.
En el caso de España, el escenario es especialmente preocupante: la tasa de riesgo de pobreza o exclusión en menores de 18 años supera ya el 29%. Esta cifra implica que casi uno de cada tres niños vive en un hogar con recursos insuficientes, lo que puede condicionar su alimentación, su salud, su bienestar emocional y sus oportunidades educativas.
Diversos factores explican esta realidad: bajos salarios, empleo precario, crisis de vivienda, desajustes en el coste de vida y sistemas de protección social insuficientes.
Impactos a corto y largo plazo en infancia y educación
La pobreza infantil no solo afecta el presente de los menores, sino que tiene consecuencias duraderas:
- Salud física y nutricional. Hogares con dificultades económicas tienen más riesgo de carencias en alimentación, salud preventiva y condiciones de vivienda inadecuadas -factores clave para un desarrollo saludable.
- Bienestar emocional y salud mental. Vivir en ambientes de inseguridad económica incrementa el estrés, ansiedad y vulnerabilidad psicológica en niños y adolescentes. Según estudios citados por UNICEF, la desigualdad y la exclusión social están directamente asociadas a un mayor riesgo de problemas emocionales y de salud mental.
- Rendimiento educativo y oportunidades futuras. La carencia de recursos limita el acceso a material educativo, extraescolares, actividades culturales o de apoyo, lo que reduce las oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Además, en muchas familias con dificultades económicas se incrementan las responsabilidades domésticas o laborales tempranas, lo que puede interferir con la trayectoria escolar.
- Ciclo de desigualdad intergeneracional. Sin políticas efectivas, la pobreza infantil tiende a reproducirse: los niños con menos recursos tienen más probabilidades de enfrentar dificultades en salud, educación y empleo en la adultez.
Qué propone UNICEF y qué pueden hacer los gobiernos
Ante este panorama, UNICEF reclama medidas estructurales para revertir la pobreza infantil:
- Implementar ayudas directas a familias con menores, para garantizar un ingreso mínimo adecuado.
- Asegurar acceso universal a educación infantil de calidad y gratuita desde los primeros años.
- Promover políticas de vivienda digna, acceso a servicios básicos, nutrición y salud preventiva.
- Desarrollar programas de apoyo psicosocial y actividades extraescolares que fomenten el desarrollo emocional y cognitivo de la infancia.
Estas políticas no solo benefician al presente, sino que representan una inversión social a largo plazo, con retornos en salud, bienestar, cohesión social y productividad futura.
Qué pueden hacer las familias y la comunidad
- Informarse sobre ayudas sociales disponibles en su región.
- Priorizar la visita al pediatra y revisiones periódicas, incluso si no hay síntomas evidentes.
- Garantizar una alimentación variada y saludable dentro de lo posible.
- Fomentar actividades de lectura, juego y creatividad en casa con recursos accesibles (bibliotecas públicas, espacios comunitarios, actividades escolares gratuitas).
- Solicitar recursos de apoyo educativo, becas o ayudas cuando existan.
Recursos oficiales
- Estado Mundial de la Infancia 2025, UNICEF.
- Informe “La infancia pierde: la pobreza infantil supera el 29%”, UNICEF España.
