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¿No sabes cómo prepararte para las Navidades con un bebé pequenito?¿Te da miedo fallar a la familia y amigos y, sobre todo, hacer algo mal respecto a los cuidados del peque? Sobrevivir a Navidad con un recién nacido no es TAN difícil como puedes imaginar. Pero, como nadie nace sabiendo, te voy a contar todo lo que puedes esperar encontrarte y cómo hacerle frente, de manera realista, no sólo para que no lo paséis mal en casa sino permitiéndoos disfrutar de estas fechas tan especiales.
El desafío de las primeras Navidades con un bebé
Vamos, punto por punto, a ver qué es lo se pone difícil en estas fechas si la familia acaba de crecer. Así ya vais preparados y sabréis diseñar un plan de acción realista, personalizado y cómodo. ¿Con qué os toparíais si no os preparáis?
Cuidar de un recién nacido siendo madre (especialmente si eres primeriza)
Las primeras semanas tras dar a luz no son fáciles para nadie, aunque las adornemos con espumillón y suenen a Merry Christmas. Es un mesecillo duro, aunque, claro, depende del tipo de parto, de la propia recuperación, del apoyo que tengáis, de si el niño nació o sufrió con alguna condición especial que haya habido que tratar…
Cuidar de familia y amigos siendo una recién hospitalizada
Y si ya estás en esas, puede que las imágenes que llenan tu mente sean poco esperanzadoras. Demasiados gritos, comida que no te apetece comer, visitas que solo van a darte trabajo, actitudes que no te apetece aparentar y opiniones que no te importan lo más mínimo.
Navidad con un recién nacido: Expectativas vs. realidad
Pero no me malinterpretes; no quiero quitarte las ganas, ¡todo lo contrario! Todo esto no significa que, si ha coincidido con el final del año, no vayas a poder disfrutar de las fiestas con un hijo. Simplemente tienes que tener un poquito más de ojo con la planificación y, sin duda, ser egoísta y mirar por tu hijo y por ti.
Ahora, vamos a ver qué es lo que se suele creer y lo que de verdad ocurre en Navidad con un recién nacido.
EXPECTATIVA 1: La Navidad será igual que siempre, solo que con un bebé adorable en brazos
Nunca nada volverá a ser como era antes de tener un hijo, ni para bien ni para mal. Pero si el bebé acaba de nacer, siento decirte que las fiestas no van a ser cómodas para ti. Y eso no significa que sean malas, sino distintas.

Tu bebé marca el ritmo de los acontecimientos y, lo más importante, te mantiene ausente, no estarás en la mesa con la familia si él ya se ha ido a dormir.
- No te vas a enterar de qué se está hablando.
- Comerás sin saber qué te llevas a la boca.
- Agudizarás el oído para ver si el baby se ha despertado.
- Te bombardearán con preguntas y consejos.
- Toda conversación te molestará porque pensarás que está sufriendo y porque, seamos sinceros, no te va a importar nada de lo que te cuenten.
- Además de estar en la cocina y haciendo de anfitriona en la mesa, pasarás un buen rato en la habitación del peque. Tendrás que alimentarlo, cambiarle el pañal y también ese body que se ha vomitado un par de veces y que tú seguro que crees que es porque está sobreexcitado, porque no has parado de leer sobre sobreestimulación en bebés, calmarlo o, simplemente, retiraros para que se tranquilice y su llanto no inoportune a los demás.
La Navidad no se detiene, pero tus tiempos sí cambian. El bebé te obliga a bajar revoluciones, y tienes que elegir (y, ni eso) en qué compromisos poner tu energía… y en cuáles no.
Entonces, no, no va a ser como siempre. Va a ser mucho más agotador y, aun así, no podrás alcanzarlo todo (y, te hago spoiler, tampoco te va a apetecer).
EXPECTATIVA 2: Las visitas serán diferentes; todos han prometido ayudar
Lo siento pero eso no ocurre, ni aunque vayan con la mejor de las voluntades. La excepción la suele poner la abuela materna (y no siempre ni como nos gustaría).
De hecho, lo que nos dicen ni siquiera es un «No, no te preocupes, yo aporto/ayudo haciendo X». Por lo general, los padres escuchamos «¿Yo? Si yo no molesto; vamos y vamos. ¿Qué molestia va a ser ir, ver al bebé 5 minutos y volver?» o «No. no. Te lo prometo. Yo no hago nada. Me quedó ahí a lo lejos. Pero ir tengo que ir, que si no el niño no va a saber quién es su familia». Y si desde el principio ni siquiera hay voluntad… Mal asunto.
Por lo general, las visitas:
- Opinan, y, ¡oh, sorpresa para nadie!, resulta que lo estás haciendo mal. O lo estás cogiendo mucho y «normal que luego no te deje ni comer tranquila» o lo llevas muy fresco o muy abrigado para estar en casa o «seguro que a mí se me duerme mejor que ya he criado a muchos».
- Hacen demasiadas preguntas. Muchas de ellas son muy impertinentes y otras ya las has contestado mil veces. Pero, más allá de eso es que, con tanto barullo navideño, todo eso está de más; no quieres desperdiciar tu poca energía con esos temas.

- Intentan hacer y deshacer a su antojo.
- Los cuñados siempre quieren animarse viendo el fútbol. Y no digo que no se pueda, por supuesto, pero hay cuñados y cuñados. Y los que se emocionan delante de 22 tíos detrás de una pelota no suelen combinar bien con entornos tranquilos y reconfortantes, que son los que tu hijo necesita.
- Las amigas de la madre y también las primitas del peque, que estarán deseosas de hacerse fotos a dos centímetros de su carita.
- Esas mismas primitas, y sus congéneres masculinos, que no saben vivir sin gritar. Y, ojo, no lo critico, son niños, pero, de nuevo, no es lo más adecuado para un bebé que, además, estará ya estimulado de más con todo lo que la Navidad supone para un recién nacido.
- Los vecinos que, ya que han visto que hay visitas, pues por uno más…
- Y, por supuesto, están los infaltables abuelos, que sienten que TIENEN que coger al niño, pase lo que pase, a cualquier precio. No importa si ha tenido meningitis, si ellos están con el moco colgando y, ni mucho menos, si es tu deseo que nadie toque al niño. Nada.
- Son sinónimo de timbre sonando sin parar. O el teléfono para no despertar al crío tocando. En general, te vas a dar de bruces, como es lógico, con ruido continuado.
- Esperan demasiado de los padres, especialmente de la madre. Quieren un café con bollos, que les des tu mejor sonrisa, que les des la razón en todo, que los invites a volver cuando ellos quieran (y sin llamar), que la casa esté en orden… Y, ¡ay de ti! Todo ello supone luego un montón de críticas.
La mayoría llega con cariño y no lo hacen con maldad, por supuesto. Pero pocas personas entienden que un recién nacido y una madre recién parida necesitan paz, no actividad social non-stop.
Y aunque todo esto suene desalentador, hay algo importante: no tienes que gestionar a todo el mundo. Puedes reducir, limitar o directamente decir que no. Ello no te hace peor madre, nuera, hija, hermana o amiga sino una madre que desea lo mejor para todos.
EXPECTATIVA 3: El bebé duerme mucho, por lo que podré pasar las fiestas sin preocuparme
No, amiga. El bebé duerme mucho, sí. Pero también demanda mucho. Y si le metes cambios como follón continuo, televisor, luces, portazos, gritos, paseo por todos los brazos de la familia, olores de todos y cada uno de ellos, poco tiempo de calma y de piel con piel… Pues, con más motivo, tu hijo te necesitará más de lo normal. Y llorará, y fuerte, si se llega a sobreestimular.
Eso sí, según el ánimo que tengas, puede que retirarte a la habitación con él sea hasta hacerte un favor. A veces ese rato a solas acaba siendo el momento más tranquilo del día.
Los recién nacidos no entienden de fechas especiales. Sus necesidades son las mismas el 24 de diciembre que un martes cualquiera. No va a mirar el calendario y tener la deferencia de dejarte disfrutar de las fiestas; LO SIENTO.
EXPECTATIVA 4: Me encanta la Navidad así que prepararla será un disfrute

Aquí tengo que decir que, sí, lo disfrutarás más que otras personas a las que estas fiestas no les importan. Pero de ahí a decir que será un disfrute… No te lo puedo negar a ciencia cierta pero, si me preguntan a mí, no, no lo será.
Comenzarás con mucha ilusión, desde luego. El problema es que no te apetecerá cocinar, ni limpiar ni esas visitas. Y con la poca energía que te quedes seguramente cambies de opinión respecto a decorar la casa y hacer planes.
Y ojalá me equivoque y sí os apetezca y os pongáis manos a la obra. Pero, aún así, te agota. Es más trabajo y vosotros estáis mucho más cansados, con el bebé, que no deja de ser trabajo adicional, y la mamá, además, dolorida, limitada.
EXPECTATIVA 5: Los planes navideños con el bebé nos darán fotos preciosas (y recuerdos, que se nos suele olvidar)
Sí. Esta expectativa al tener un hijo en Navidad sí se cumple, pero, ¿a qué precio?
De nuevo, espero equivocarme y que sea genial, pero esos recuerdos diseñados y esas fotos de Instagram no son gratis. Vienen de la mano de mucho esfuerzo y cansancio. Te aseguro que, en pleno puerperio, no te apetece dar saltos para conseguir la foto perfecta, ni irte de compras para buscar trajes a juego, etc.
Además, debes ir con buen ojo para elegir planes tranquilos y cortitos. Nada de cabalgatas, mercadillo o reuniones en casa con mucha gente.
La sensibilidad del bebé, el frío (y los continuos cambios de temperatura) y sus necesidades hacen que las opciones se reduzcan.

Eso sí, si te vas a tirar a la piscina y vivir la Navidad con un recién nacido, haz fotos muy chulas 🙂 Es de lo poco que va a salir bien.
Y si decides no hacerlas, no pasa nada. No estás perdiendo recuerdos; los estás viviendo de otra manera y preparándote para crear otros que serán muy especiales.
EXPECTATIVA 6: Van a respetar mis decisiones por no crear un cisma desagradable
En la mayoría de lo cosas, no lo harán. No hay mucha ciencia detrás de ello. Y precisamente por eso, aprender a poner límites en Navidad será uno de los mayores regalos que te hagas como madre.
Hay quien se pasa por el forro tu opinión porque está acostumbrado a hacer lo que quiere. Otras personas piensan que te equivocas y que son ellos quienes deciden que, equivocado o no, tu juicio no debe cumplirse (y el suyo sí). También hay quien no quiere hacerte caso simplemente porque eres tú (más joven, más inexperta, la que va de lista porque ha leído mucho sobre recién nacidos, la exagerada…).
El ego es muy fuerte y no se pone a dormir ni siquiera para ayudar a un recién venido al mundo. La humanidad es así.
Cómo vivir la Navidad con un recién nacido
Y con todo esto claro, si todavía no os habéis dado por vencidos y continuáis leyendo, vamos a lo importante: cómo prepararte para que la Navidad sea lo más llevadera, tranquila y bonita posible.
No se trata de renunciar a las fiestas ni de encerrarte en casa. Se trata de tener un plan realista, respetar tus límites y priorizar lo que de verdad importa: tu bebé y tú.
Mantén las rutinas del bebé durante Navidad (sin obsesionarte)
Vamos a comenzar por decir que, al igual que en otras ocasiones especiales, en Navidad no se mantiene todo, se mantiene lo esencial. Es imposible ofrecer exactamente lo mismo en un contexto tan distinto, pero eso no significa que no pueda hacerse o que tu peque lo vaya a pasar mal.
Seguir una rutina del bebé no implica ser rígido y olvidarte del mundo para no alterarle. Se trata de tener claro qué puedes suprimir o modificar y, por supuesto, qué aspectos son infaltables en las rutinas del recién nacido (sueño, alimentación y confort). Dicho de otro modo, te encargarás de diseñar una rutina mínima viable.
Que cambies alguna cosa de manera puntual, y siempre manteniendo a tu bebé seguro y cómodo, no es malo. No te sientas culpable por ello.

Navidad con un recién nacido: Importancia del sueño y la alimentación en un recién nacido
El sueño y la alimentación son ejes reguladores del bienestar del bebé. Piensa que, con semanas de vida, no puede hacer mucho más que sobrevivir, y te necesita para ello.
Un recién nacido de raza humana es totalmente dependiente del adulto (¿has visto las jirafas que, conforme las expulsan, se van andando?). Eres tú quien le facilita el alimento y favorece que pueda dormir para recuperar energía, combatir con los agentes del entorno, ganar fuerza y poder desarrollarse.
Lo que sí quiero destacar, y no todo el mundo lo hace, es que estos son, también, reguladores del bienestar en muchos otros aspectos; no todo se queda en lo superfluo; hay historia detrás. Por ejemplo, la falta de sueño (o de calidad de sueño) se traduce en llanto, el cual sobrecarga y sobreestimula al peque. Esto hace que, a su vez, le cueste más dormir y lo haga peor, que se desregule (por decirlo de alguna manera entendible, pues su sueño aún es inmaduro) su horario interno y modifique, también, como come.
Este es un eje esencial pero, por suerte, también resulta «poco» demandante; ¡Nada que no puedas hacer! Eso sí, dale la importancia que merece.
Durante las fiestas, mantener el sueño y la alimentación del recién nacido es una de las principales preocupaciones de las familias. Y, si me preguntas a mí, debería serlo de cualquiera, sin importar la edad.
¿Cómo respetar horarios de comida y siesta en Navidad?
Sabiendo que tu bebé tiene que comer y dormir lo suficiente y en buenas condiciones, sólo tienes que asegurarte de respetarle al máximo sus ritmos. Y esto no significa clavar los horarios sino ajustarnos para acercarnos lo máximo posible a ellos. Mimar sus rutinas no es seguir el reloj, sino leer al bebé.
Y como mejor consejo, encárgate de detectar las señales de sueño y hambre del bebé. Si lo haces desde su nacimiento podrás anticiparte a ellas, no sólo para satisfacerle. También servirá para no llegar al momento del llanto, que, además de ser muy negativo para el desarrollo del bebé (a muchos niveles), pues, siendo sinceros, molesta y enturbia la Navidad, que es lo que intentamos salvar.

Adelantar o retrasar las tomas, ¿sí o no? Cómo planificar la lactancia en cenas navideñas
La flexibilidad puntual no rompe la regulación si el bebé está atendido y tranquilo.
Habrá ocasiones en las que se acerque la hora de mamar y vaya a coincidir con la llegada a casa de una visita o con el momento en el que deberíais salir de casa para llegar a tiempo. Prueba a darle de comer un poco antes. Si come, perfecto, podéis continuar con el «itinerario». Si no come, bueno, lo has intentado.
Por contra, habrá ocasiones en las que te rompa el ritmo tener que acostar al peque. Quizás, si el ambiente lo permite, pueda quedarse en brazos, despierto, un poquito más; seguro que si le das calor, amor y confort, le encantará. Puede que, incluso, se quede dormidito y ya, unos minutos después, cuando termine lo que sea que estáis haciendo, lo retiras a un rincón tranquilo para amamantar en reuniones familiares.
Esto no significa que el niño vaya a estar pasando hambre, que coma poco o mal porque «no era la hora» o que la falta de sueño le pase factura. Hablamos de retrasos o adelantos muy puntuales y, de nuevo, si son compatibles con el bienestar del pequeño.
A veces las siestas y los tiempos entre tomas son más cortos o más largos y no ocurre nada. No tiene por qué ser diferente en esta ocasión. La clave no es el horario perfecto, sino que el bebé esté alimentado, tranquilo y acompañado.
Recursos sencillos para mantener las rutinas del bebé en Navidad
- Haz planes de horario flexible. De este modo, no ocurrirá nada si te retrasas porque al peque le ha dado hambre o le ha sentado mal la toma y necesitas tiempo para relajarlo.
Seguramente no puedas ir a una representación navideña exclusiva de pase único. Pero seguro que sí puedes disfrutar de una de las numerosas sesiones que se verán junto al mercado navideño.
- Haz quedadas en casa (o cerca). Todo plan que se pueda llevar a casa (y que no te suponga un montón más de trabajo, claro), es bienvenido. Así, lo tienes todo más a mano, y tanto los padres como el bebé os sentiréis más cómodos.
- Retirarte a dar el pecho serán 15 o 30 minutos, no 60 u 70 (o, directamente, ya quedarte en casa).
- Una vez que el bebé se duerma en un espacio tranquilo, puedes continuar con la reunión.
- Podéis bajar un poco el tono (algo imposible en exteriores).
- Haceos amigos del biberón. Tener un recién nacido en Navidad es un motivo razonable para que lo introduzcáis, aunque sea temporalmente.
No te preocupes porque eso no significa que le vayas a dar leche de fórmula si no quieres. Puedes usar el sacaleches y tener disponibles algunas tomas (siempre que sigas las indicaciones para conservar correctamente la leche).
Dicho esto, te dejo una lectura rápida sobre cómo dar el biberón. No es una obligación ni una solución universal, solo una herramienta más si encaja en vuestra familia.
- Alíate con el portabebés. Yo recomiendo usarlo siempre pero, sin duda, es un infaltable en eventos especiales. Podrás moverte mejor, portarlo por más tiempo, sirve por si se queda dormidito…

Recuerda: No estás rompiendo rutinas: estás adaptándolas a una etapa muy concreta y a un momento especial.
Cómo gestionar el entorno navideño sin sobreestimular al recién nacido
La Navidad es estimulante, mucho. Las luces y el ruido nos persiguen allá donde vayamos, incluso si no queremos empaparnos del espíritu navideño. Imagina lo que supone esto para un bebé. Pero es que, al ser un recién llegado a la familia, esta también va a suponer trasiego y excesos que debemos contener.
Cómo adaptar visitas y cenas a las siestas (y no al revés)
Comencemos por lo que más suele preocupar: las visitas en Navidad con un recién nacido (las que se quedan a comer). No se trata de que las visitas se adapten perfectamente al bebé, sino de que no compitan con sus necesidades básicas.
Lo voy a intentar hacer liviano, directo y sencillo.
- Deja saber a todos cuál es la situación en casa, lo que se espera, lo que está permitido y los imprevistos que pueden darse. Por supuesto, asegúrate de que todos lo entienden y respetan. Puede haber pausas, seguramente no sea una reunión eterna, habrá que cenar pronto…
- Haz reuniones de llegada flexible. Así, puedes avisar cuando el peque esté en calma y os quedéis un poco más libres.
- Unido a lo anterior (y después lo veremos en profundidad), opta por comidas fáciles de preparar y servir. Así, no importará si las visitas llegan escalonadas ni cuándo le dé hambre o sueño al peque; Podréis esperar 15 o 20 minutos sin problema. O, al contrario, si todo está en calma, no hay que esperar, podéis comer al momento.
- Comed por turnos. No es lo habitual y nos puede descolocar si ocurre de improvisto. Sin embargo, funciona muy bien si lo sabéis de antemano y diseñáis las comidas de este modo; es eficaz y sencillo si se plantea bien.
- Que siempre haya un papá disponible hará que nadie tenga que levantarse de la mesa ni detener la comida.
- Necesitaréis menos espacio para comer y se hará más ameno servir y recoger.
- También quiero destacar que, con dos grupos diferenciados, uno a la mesa y otro en sofá o salita, habrá más temas de conversación que abordaréis ese día. Más divertido y más útil en un momento en el que quedáis mucho menos con amigos.

- Pide ayuda. Aunque no haga falta, si se diese el caso, deja saber lo que puedes necesitar o te gustaría recibir de cada persona. Si no recae todo el trabajo sobre vosotros, será más fácil que todo esté a tiempo y fluya.
En Navidades, la mesa puede esperar, un recién nacido, no.
Salidas y retiradas estratégicas
Aquí hablamos de cómo vais a funcionar como familia con un recién nacido fuera del hogar. Esto es, dónde es conveniente ir y dónde no, con quién podéis tratar y contar, qué vías de escape tenéis disponibles, cómo entender al bebé para no pasar un mal rato antes de llegar a casa…
Duración y tipo de planes
No pretendáis quedar para tomar algo antes de disfrutar de una cena con espectáculo. Son demasiadas horas, incluso si el bebé no estuviese (una madre recién parida ya te digo yo que no lo aguanta).
No hagáis promesas y tomad por lema el «nos pasamos un ratito«; todo lo demás, será bien recibido. Los planes largos no sólo son incompatibles con los ritmos del bebé sino que resultan agotadores, desgastan demasiado a todos.
Salidas cortas con bebé
Tomad algo en el bar de abajo, acudid a la casa social del barrio a ver el belén o, simplemente, visitad a alguien un ratito, sin aspiraciones.
Planes navideños cerca de casa.
Intentad estar cerca de casa. De este modo, utilizaréis el máximo de tiempo para disfrutar de los amigos, seres queridos o eventos que vayáis a ver. Por supuesto, no se trata de imponer a nadie que haga sus propios planes donde vosotros queráis, pero sí de que se os tenga en cuenta y, si es posible y razonable, adaptarse un pelín.

Expectativas claras
Recordad vuestra situación al resto (y a vosotros mismos). Que siempre sepan, por adelantado, que es posible que lleguéis justo antes de comer, que os tengáis que ir sin tomar el postre o sin hacer el brindis o que después de la cena la mamá tenga que retirarse con el peque a dormir.
Las necesidades del niño (y de la madre, a veces) no se van a sacrificar por quedar bien o por aprovechar un cubierto carísimo.
Y no es momento de discutir con nadie «por qué no habéis venido antes para poder ver al niño tranquilos» o si hace demasiado tiempo que no os ven y esto os ha sabido a poco.
No hay negociaciones, se informa.
Se trata de poner límites en Navidad con un bebé y de combinar el postparto con los compromisos sociales sin presión ni culpa.
Sed previsores
Respecto a las necesidades del bebé en Navidad (que ya hemos visto), estudiadlas y anticipadlas; observa al bebé, no al reloj. El agotamiento lleva al llanto y este conduce a una sobreestimulación que es muy negativa para el niño. Volved a casa antes de llegar al límite; todos lo agradeceréis.
Cancelaciones con un recién nacido y retiradas sin culpa
Por supuesto, debe ser más que evidente que puede que canceléis a última hora. La presión social, especialmente en eventos como la Navidad, aumenta; No pienses que estás fallando a alguien si, finalmente, no acudís a una cita.
Vuestra vía de escape
¿Qué opciones tenéis?
- Si tenéis coche, usadlo. Aunque sea en zona de tránsito. Eso sí, vigilad qué parkings hay cerca.
- Si no lo tenéis, no lo dudéis y pedid un VTC. Os aseguro que el transporte público no es una opción.

- Tampoco vayáis en el coche de otra persona. Muy posiblemente os tengáis que retirar antes (o llegar más tarde) y, o no lo haréis, o pondréis al otro en un aprieto.
- En el lugar… ¿hay algún espacio donde el niño pueda descansar si le da sueño?¿Tendrás intimidad para darle el pecho?¿Necesitarás hacerlo en exterior?
En Navidad, con un recién nacido, no se trata de llegar a todo, sino de saber cuándo ir y, sobre todo, cuándo volver a casa.
Navidad con un recién nacido: Ritmos de la casa
Los ritmos del hogar con un recién nacido son diferentes a lo que acostumbramos hasta antes del parto.
Todo se vuelve más tranquilo, más tenue, más limpio… También nos encargamos de diseñar el día a día para manejar los estímulos, mantener rutinas, etc. Buscamos confort, seguridad y bienestar para el peque y, dentro de lo posible, para nosotros mismos.
Dicho de otro modo, bajamos revoluciones tanto como es posible. Y con la Navidad ocurre todo lo contrario.
- Las casas se llenan de gente, de mucha gente y muchas veces, además. Es inevitable que aumente el ruido, tanto por las conversaciones como por la música, que parece que no puede faltar en estas fechas.
- Lo mismo ocurre con la iluminación. Si de verdad queremos vivir la Navidad, vamos a sobreestimular (sin querer) a nuestro hijo con brillos, luces intermitentes y demás. Escoge una iluminación tenue y evita los parpadeos si la luz es intensa.

- Quieras o no, los horarios se desordenan. El hermanito empieza las vacaciones y está en casa armando follón (angelical, por supuesto, pero follón).
- Multiplicamos la interacción social, que agota a los papás, especialmente a mamá. Esto se traduce en que, de nuevo, el ritmo del hogar se vea alterado.
Y aunque no hay que aislar al niño en una burbuja, sí hay que evitar ese sobreestímulo y los cambios constantes.
Poniéndonos un poquito técnicos, el sistema nervioso del niño se regula a partir del entorno. Si este es demasiado intenso y va rápido, el peque no puede seguir el ritmo.
¿Y qué ocurre? Termina colapsando. Más llanto, más fuerte e incapacidad total para calmarse y regularse. Esto repercute, a corto plazo, de manera evidente, en el sueño (no duerme aunque tenga sueño) y en la alimentación (dificultando tomas), pero también en su desarrollo (incluido el crecimiento físico).
Cómo bajar el ritmo de la casa sin aislarte
No voy a pretender que te olvides de la vida social, pero sí debes ralentizarla. Vas a tener que.
- Estar un tiempo quedando en grupos reducidos.
- Que las reuniones sean más cortitas (especialmente si es fuera de casa).
- Intercalar más momentos tranquilos «para compensar».
- Además, es indispensable que te asegures de dar al niño transiciones suaves entre sus momentos confortables del día a día y aquellos un poco más estimulantes.
Por otro lado, sería conveniente hacer unos pequeñísimos ajustes:
- Apaga cualquier aparato que emita sonido o luz si no lo usas.
- Mantén un volumen bajo pero entendible cuando sí lo uses.
- No encadenes visitas.
- Asegura un espacio de calma así como varios momentos tranquilos de silencio y piel con piel.
Rutinas de transición: baño, música y luz suave
Más allá de respetar las rutinas de sueño en Navidad con un recién nacido, es importante que recuerdes mantener todas las demás. La rutina da seguridad y, considerando la sobreestimulación del bebé en fiestas, esto es más que necesario.
Dale a tu bebé unas rutinas de transición de máxima calidad, capaces de hacer que cualquier momento chirriante vivido durante el día desaparezca sin pasar factura.
Puedes pensar lo contrario que, en días con más alboroto, quitarnos actividades pueden ayudar, pero no. El niño necesita de esos momentos de calma que compartís; primero, para relajarse y, segundo y como he dicho, para entender que todo es como siempre.
- Mantén su momento de baño y hazlo especialmente cariñoso y lento, sin olvidar nada, dándolo amor, masajes y caricias.

- Por supuesto, no vas a suprimir su música porque «con los villancicos/música que ha puesto la visita es suficiente». Estos estarán al mínimo y el bebé disfrutará sus canciones tal y como hace cada día, en su ritual de sueño, al despertar o cuando sea que se las pongas.
- Finalmente, asegúrate de que, como harías normalmente, bajes la luz en los momentos previos al sueño o al comer. De este modo, será más fácil que el niño se regule y pueda dormir bien o, si no, mantenerse despierto en calma, contento, cómodo y seguro.
Salud y seguridad del bebé en Navidad
Tú ya sabes cómo debe ser un ambiente seguro para recién nacidos; ahora toca adecuarlo al ambiente navideño.
Como sano consejo, no os volváis locos. Haced las cosas con cabeza, asegurando el bienestar de peque y todo lo demás irá rodado.
Entre las precauciones en reuniones familiares con recién nacido encontramos:
Navidad con un recién nacido: Manejo de ruidos fuertes y luces intensas
No aísles al peque pero tampoco hagas como que no pasa nada por ser Navidad.
Tanto en casa como fuera, la luz y el sonido son demasiado estimulantes. Villlancicos sonando sin parar, conversaciones de demasiadas personas (contentillas, además, en algunos casos) en un espacio pequeño, petardos, niños eufóricos, amplificadores con representaciones navideñas (o más villancicos), las luces decorativas de casa parpadeando 24/7, bares que encienden luces como si no hubiese un mañana para atender a tanta gente…
Al final, todo esto es sumativo y queda muy lejos del nivel de estímulo que soporta un niño tan pequeño.
Higiene de manos y contacto con el bebé
Es totalmente indispensable que cualquier persona que vaya a estar en contacto con el niño o con cualquier elemento con el que lo estéis vosotros, se lave las manos primero. Los contagios son muy frecuentes en época de frío y espacios cerrados y colapsados. Y recordemos que un bebé recién nacido es mucho más susceptible de contagiarse y también le resulta más difícil curarse.
¿Cómo reducir el riesgo de contagios en reuniones familiares?
- Lávate las manos antes de tocar al bebé y usa gel hidroalcohólico si no hay agua cerca.
- Evita que personas con síntomas de resfriado, gripe o fiebre estén en contacto con el bebé.
- Desinfecta superficies y objetos que el bebé pueda tocar durante las reuniones.
- Mantén ventiladas las habitaciones donde se reúna la familia para reducir la concentración de gérmenes.
- Limita abrazos y besos de familiares o amigos en la cara del recién nacido.

Descanso del bebé en entornos no habituales
Ten muy en cuenta este punto. Los recién nacidos duermen un montón, entre 16 y 17 horas al día (como un gato 😹). Esto significa que, si salís de casa, se te va a dormir por ahí sí o sí.
- Ten un kit de sueño fuera de casa. Una manta, su doudou de apego, chupete (si usa), ruido blanco e incluso un pañuelo muy finito para cubrir fuentes de luz, ventanas o el moisés (o lo que lleves para que se acueste).
- No dejes al bebé sin supervisión. Incluso si duerme en su carro o moisés, pueden pasar mil cosas. Que la habitación tenga buena insonorización y no lo escuches llorar. Que haga frío y se destape (no ocurre si es muy pequeñito, porque no se mueve a penas, pero, quién sabe). Que algún niño o mascota se acerquen y puedan volcar el capazo, etc.
- Llévalo con ropita cómoda. Para facilitar las salidas en Navidades con un recién nacido, lo mejor es optar por lo práctico (más que nunca) y llevarlo con ropa muy cómoda, de manera que pueda quedarse dormido sin tener que cambiarle el pijama.
Así, no perdéis tiempo de sueño ni de reunión social y el niño estará más cómodo que si lo cambias en un ambiente extraño.
- Elige planes con poco ruido. Es posible que salgáis a algo movidito y que el peque no se duerma, pero nadie te lo asegura.
Lo habitual es que un bebé muy pequeño se duerma poco después de comer. Así que si tienes un plan musical o de cierto follón, debes asegurarte de que coincide con horas en las que el niño desee estar despierto naturalmente. Dicho de otro modo, será abrir sus ojitos y salir de casa, je je.
De no ser el caso, mi consejo, basado en la experiencia, es que ni lo intentes. Le va a dar sueño a mitad y, o bien os tendréis que ir (que es lo razonable), o bien forzáis mantenerlo despierto, lo cual es antinatural y contraproducente, por lo que ya he explicado antes en el punto de rutinas de sueño.
Y, en cualquier caso, ten siempre un plan B. Animarse a salir de casa durante el puerperio es difícil, seguro que, si lo haces, no quieres volver al poco tiempo frustrada y sin haber hecho nada navideño.
Después veremos algunas opciones de planes con bebés en Navidad. ¡Continúa leyendo!

Transporte del bebé en días fríos
- Lleva un buen control de temperatura. Viste al peque con ropa adecuada al espacio y al momento, cómoda y transpirable. Usa el método cebolla para poder regular su temperatura ante cualquier cambio (de exterior a interior o viceversa, mayor congregación de gente en espacios cerrados, espacios calefactados, etc.
Lleva también una mantita, puede ayudar mucho al respecto y es más cómoda que andar quitando y poniendo prendas.
Navidad con un recién nacido: Organización de comidas y eventos familiares
La organización de comidas y encuentros familiares en Navidad cambia por completo cuando hay un recién nacido en casa. No se trata solo de adaptar horarios, sino de proteger el equilibrio físico y emocional del bebé y también el vuestro. Elegir bien qué tipo de planes hacer, cuándo asistir y cómo gestionarlos marca la diferencia entre una experiencia agradable y una fuente de estrés innecesario durante el puerperio.
Eventos de día
Las cenas navideñas con recién nacido son demasiado para el peque. Piensa que, por mucho que lo intentéis, el ritmo de las conversaciones hace que se alce la voz, habrá quien quiera poner música o que, directamente, viva las fiestas con más intensidad. Y todo eso, de noche, es peor para el crío.
Las comidas familiares con bebé son mucho más amenas, y te agotarán menos. Y es que no solo tienes que pensar en el bebé sino también en ti y en tu pareja, si la tienes. Además, si hacéis un evento diurno, el niño podrá estar presente un ratito.
A nivel neurológico, los recién nacidos regulan peor los estímulos cuando cae la noche. El cansancio acumulado del día, unido a luces artificiales y mayor ruido ambiental, reduce su capacidad de autorregularse. Por eso, los planes diurnos no solo son más cómodos a nivel práctico, sino también más respetuosos con su ritmo biológico.

Manejar cenas largas y fiestas
Los eventos largos, hacedlos en casa. Ya hemos visto que son mucho más llevaderos.
Si no es posible, llegad tarde, para el punto importante. Mejor eso que ir pronto y no llegar al final de la noche.
¿Cómo mantener la calma del recién nacido en ambientes festivos?
¿Te da miedo que el bebé se descontrole en Navidad? Veamos cómo evitarlo.
- Lo más importante es que el niño llegue al evento muy tranquilo y satisfecho. Si tiene las necesidades, no se alterará tanto ni tan rápido. De este modo, podréis alargar la cena. Dale mucho amor durante el día, sácalo a recibir aire fresco, asegúrate de ponerlo un ratito en tummy time, dale un buen baño, ponlo a dormir tanto como desee…
- Ni qué decir tiene que también tendrás que atender sus demandas en tiempo real en la celebración. Si a la dificultad de encontrarte en un espacio más difícil de gestionar, le añades incomodidad por hambre o caca, por ejemplo, el niño se descontrolará mucho antes.
- Tal y como hemos ido viendo, habrá que mantener el nivel de estímulos muy bajo.
- Como recomendación práctica, no pongáis música. Ni siquiera villancicos ni a volumen mínimo. La conversación normal de un evento navideño ya es más que suficiente, especialmente si se mantiene durante horas.
- Busca algunos puntos de luz estratégicos que puedas controlar o que, directamente, arrojen una iluminación suave, donde el recién nacido pueda estar más ratito.
- Intentad mantener un tono moderado. Es muy difícil, por no decir imposible; lo hacemos sin darnos cuenta. Sin embargo, es muy importante para que el peque no se sobresalte. También dependerá de lo acostumbrado esté; hay de todo. Pero, cuando son tan pequeños, lo normal es que aún no haya vivido nada así.
- Dedícale tiempo de vez en cuando. El peque te necesita exactamente igual que cualquier otro día. Cada rato, quedaos a solas, hazle caricias, mimos, háblale en susurros… Si siente que el evento es «como siempre» estará más motivado para quedarse.

- Mantenlo en los brazos de papá y mamá, y nada más. El cambio constante de brazos, el olor y la voz de desconocidos, el tono chirriante que usamos para hablar a los niños y demás hacen que el peque se irrite y e incluso se asuste.
Piensa en el evento como una exposición progresiva. Cuanto más controlados estén los estímulos y más presente estés tú como figura de referencia, más tolerable será para el bebé. No necesita “adaptarse” a la Navidad; necesita sentir que su mundo sigue siendo predecible y seguro.
Si notas bostezos, mirada perdida o movimientos bruscos, no esperes: es señal de retirada inmediata.
¿Cómo planificar la lactancia en cenas navideñas?
Intenta planificar descansos y lactancia dentro de lo posible. Obviamente, no podrás decidir cuándo le da hambre o sueño, pero sí cómo gestionarlo en cuanto notes los primeros signos.
La lactancia no debe adaptarse al evento, sino al bebé. Busca un espacio tranquilo, aunque no sea perfecto, y da prioridad a la intimidad y la calma. En bebés pequeños, mamar no solo es alimento: es regulación emocional, descarga de estímulos y seguridad.
- Evita retrasar tomas “para que aguante más”.
- Da el pecho o biberón ante los primeros signos de hambre, no cuando ya llora.
- Si das pecho, la lactancia frecuente es normal y esperable en ambientes estimulantes. No te ocultes ni intentes retrasarla por vergüenza o culpa.
- Si usas biberón, tenlo preparado con antelación para no improvisar bajo presión.
Abandonar el plan sin justificarse
Asume desde el principio que irte antes no es un fracaso ni una falta de educación, sino una necesidad real en esta etapa. Anticiparlo verbalmente reduce la presión y evita conflictos cuando llegue el momento de marcharse.
Mentalízate porque puede pasar. Lleva todo lo necesario y ten siempre un plan B. Y, aun así, puede que terminéis la fiesta antes de lo deseado. No pasa nada: te quedan muchas Navidades con tu hijo, y esta etapa es solo una de ellas.

¡A cocinar…!¿Qué comer en Navidad siendo padres primerizos?
Con un bebé en casa, esta no es la Navidad para ponerse creativo ni para demostrar nada. No toca innovar, sorprender ni “aprovechar que estamos en casa”. Toca comer bien, sin complicaciones, y llegar a la mesa con energía suficiente para disfrutarla.
La comida debe estar al servicio del momento, no al revés.
Sencillo, previsible y suficiente
No hace falta un menú original ni platos nuevos “por probar”.
- Recetas conocidas que no den problemas.
- Sabores suaves y familiares.
- Platos que sepáis que salen bien siempre.
En esta etapa, lo suficiente es más que suficiente.
Preparaciones frías o a temperatura ambiente
Reducen riesgos, prisas y estrés.
- Ensaladas completas.
- Platos fríos de legumbres, arroz o pasta.
- Tablas sencillas y platos para compartir.
- Untables, patés y acompañamientos fáciles.
Permiten comer a ratos y sin fuegos encendidos.
Cocinar antes y solo calentar
Si hay cocina, que sea con antelación.
- Guisos, estofados y platos de cuchara.
- Asados hechos el día previo.
- Lasañas, canelones o verduras al horno.
Son agradecidos, no exigen atención constante y dan margen para improvisar.
Encargar la comida también cuenta
No hay medallas por hacerlo todo en casa.
- Pedir comida preparada.
- Encargar postres.
- Resolver parte del menú fuera.
Delegar no resta valor a la celebración; la hace posible.
El “yo pongo” es más que válido
Repartir tareas no es desorganizarse, es cuidarse.
- Cada cual aporta algo.
- Nadie se sobrecarga.
- Todo suma para sentarse juntos a la mesa.
- Disfrutamos distintas elaboraciones.
- Tenemos tema de conversación a la mesa asegurado.

Manejo de visitas y relaciones familiares
Organizar visitas con un bebé pequeño no es nada difícil si tienes las cosas claras. El problema viene un momentos como estos, en los que todo abruma más. Pero, de nuevo, la planificación y la anticipación serán las herramientas más poderosas.
Cómo limitar las visitas en Navidad sin quedar mal
Comunicación sincera, simple y ajustada
Lo esencial que tienes que hacer es hablar con todos. Quien venga a casa debe saber cómo son las rutinas del bebé, cómo las vais a trabajar y cuáles son tus deseos en todo a lo que respecta al contacto con el niño, la estimulación del entorno, etc.
Control de tiempo de visitas
A mayor tiempo, más dificultad de gestión. La incomodidad se multiplica (ruido, ambiente cargado, etc), el niño puede que no se sienta tan bien atendido como acostumbra
Por ello, lo mejor que puedes hacer es evitar que las visitas se alarguen innecesariamente. Haz planes sencillos, que no impliquen demasiado tiempo pero que, aún así, os gusten y apetezcan.
De este modo, podrás atender a gente en casa, ser tú quien vaya a hacer visitas e incluso salir en familia a hacer algo chulo al aire libre.
Estrategia sobre higiene
Para mantener la seguridad del peque y evitar contagios respecto a las visitas:
- Limitar el número de visitantes por vez.
- Higienizar las superficies que se toman con frecuencia.
- Ventilar todas las habitaciones para renovar el aire y reducir la concentración de patógenos.
- Disponer de un espacio cómodo que permita mantener la distancia.
- No fumarán con la ropa que vayan a llevar a casa.
- Se lavarán las manos al llegar.
- Utilizarán mascarilla si se van a acercar al bebé. Si me pides consejo, yo no dejaría que nadie lo tocase ni mucho menos que lo cogiese pero, de ser el caso, ya sabes, un punto extra de seguridad.
- No compartiréis vasos.
- Evitar contacto directo con los papás.
¡Ah! Evita visitas que presenten síntomas de infecciones respiratorias, virus estomacales y demás enfermedades contagiosas. Tos, exceso de mucosidad, fiebre, vómitos, náuseas o diarrea deben mantenerse lejos de casa.
Estrategia sobre sueño
Piensa cómo vais a gestionar que el niño duerma si le toca y qué hacer si se queda dormido repentinamente.
Al estar en casa no hay demasiada dificultad, pero conviene, por si acaso, idear un miniplan.
- Por ejemplo, podríais acondicionar para el bebé la habitación que quede más lejos del salón o comedor, de manera que no le moleste el follón. De ser el caso, convendría que tuvieseis cámara o walkitalkie para escucharlo. Otra opción es establecer turnos para ir a echar un vistazo cada cierto tiempo.

- O… ¿por qué no recibir visitas solo cuando el peque esté despierto? Se deja claro, se avisa y, cuando la criatura dé señales, las visitas se marchan.
- ¿Qué habéis pensado sobre la música?¿Qué tal invitar sólo a aquellos menos fiesteros y al resto verlos en otra ocasión?
- ¿Y trasladar la reunión a la terraza cuando el peque tenga sueño?
Realmente no importa el plan a seguir sino tener claro qué hacer, cuándo y cómo.
La alimentación del recién nacido en Navidad
Aquí no hay mucho lugar a la interpretación.
El bebé comerá a demanda, ya sea el biberón o mamando. Lo hará de la manera más calmada posible. No te digo que no le des de comer estando los demás presentes y que tengas que retirarte a la fuerza. Puedes tenerlo con vosotros y que coma ahí, por supuesto, pero el ambiente debe ser tranquilo.
Tomará única y exclusivamente leche, no importa si tiene pocos días o ya algún mesecillo. No va a probar nada, no va a chupar cucharas con almíbar ni puré de patata.
Esto es impepinable. Y si sospechas que alguien podría intentar algo así (suena fuerte pero es real… -lo digo porque lo he vivido, desgraciadamente-), esa persona no debería estar invitada. Esa no debería se runa preocupación.
Y por este motivo, entre otros, el niño sólo debe comer con los papás.
¿Cómo evitar que la familia abrume al bebé en fiestas navideñas?
Entre las estrategias para evitar que el bebé se agobie tienes:
- Anticipar las acciones (y reacciones) de las visitas. Antes de las visitas, es muy recomendable anticipar expectativas básicas. No se trata de justificaros, sino de evitar explicaciones constantes durante el encuentro. Avisar con antelación de que las visitas serán breves, que no se cogerá al bebé o que se respetarán sus tiempos reduce tensiones y evita situaciones incómodas cuando el niño ya está sobreestimulado. Esto se traduce, o se debería traducir en menos interrupciones, menos estímulos repentinos y menos insistencias cuando el bebé ya está cansado.
- Recibir las visitas de manera escalonada. El nivel de ruido subirá muy lentamente, siendo más fácil adaptarse a él. Del mismo modo, podréis ir haciendo de anfitriones sin colapsar, teniendo más tiempo para mantener al niño atendido y con soltura con cada visita.

- No acumular estímulos. Si llegan nuevas visitas, apagamos la tele o la radio. Cuando seamos demasiados, alejamos un poco al bebé y no se hacen presentaciones, etc.
- Limitar la interacción verbal directa con el peque. No solo el contacto físico estimula al recién nacido; también lo hace el verbal. Voces agudas, hablarle varias personas a la vez o repetir su nombre constantemente genera una carga sensorial elevada. Durante las visitas, conviene que solo una persona le hable al bebé de manera suave y puntual, evitando coros de voces y comentarios constantes dirigidos a él. Así conseguimos bajar su nivel de activación, le evita sobresaltos y protegemos la capacidad de autorregulación.
- Reducir las presentaciones. Yo las eliminaría directamente (sin que sea Navidad), pero, siendo menos extremista… Las presentaciones repetidas, los “míralo, míralo que gracioso”, acercar caras, inclinarse sobre el bebé o mostrarlo de persona en persona son conductas muy habituales en reuniones familiares, pero altamente estimulantes. El recién nacido no necesita ser presentado ni observado de forma continua; necesita estabilidad, distancia visual y una figura de referencia cercana constante que le dé seguridad.
- Aclara cómo debe ser el contacto con el niño, si lo va a haber.
- Normalizar la retirada sin explicaciones largas. Cuando el bebé necesita retirarse, no es momento de negociar ni de explicar en exceso. Frases simples como “ahora necesita descansar” o “vamos a darle calma” son suficientes. Prolongar despedidas, justificar decisiones o esperar a que todos estén de acuerdo solo añade estímulos cuando el bebé ya ha alcanzado su límite.
- Cuando el bebé presente sueño o hambre, todo estímulo se corta, incluso el evento entero si colapsa.
En las visitas navideñas, el objetivo no es que el bebé participe ni que sea el centro de atención, sino que esté protegido. Cuanto menos tenga que adaptarse él al entorno, más tiempo permanecerá cómodo y más disfrutaréis de las reuniones.
Cómo decir que no cuando todos quieren coger al bebé en Navidad
Decir “no” de forma respetuosa es toda una preocupación, especialmente para la mamá, que siempre parece la mala.
Dejar claro desde el principio cuáles son las normas y, si no están de acuerdo, explicar el motivo para hacer entender, ayuda un montón a no tener que dar negativas durante las reuniones en casa. Sin embargo, nada es perfecto y es probable que tengas que decir que no en Navidad a muchas cosas.
Te dejo algunas estrategias y ejemplos que puedes usar y que servirán para que los demás entiendan tu punto sin sonar dramáticos, exagerados o irrespetuosos.
- «Hemos decidido que nadie coja al bebé a excepción de los padres» (importante mostrar seguridad en que es decisión de ambos) . Por supuesto, así, de primeras, esto viene con una metralleta de preguntas y reproches pero vosotros habréis sido claros y respetuosos, que es de lo que se trata, de limitar sin culpa.
- «Vamos a disfrutar de la reunión y mantener al peque tranquilo».
- “Con tantos estímulos se desregula enseguida”.
- “Ahora mismo necesita continuidad, no presentaciones”.
- “Nos sentimos más tranquilos así, es lo que necesitamos en este momento”. También tenemos que querernos a nosotros mismos y mirar por cómo nos hace sentir que el niño esté en otros brazos. Esta es una manera excelente y respetuosa de justificarlo.
- «La prioridad es que el bebé esté tranquilo». A mayor cambio de brazos ajenos, más incomodidad y más sobreexcitación así que no, no vamos a darle más motivos para que lo pase mal.

- «Los niños tan pequeños no entienden quiénes son las personas que los rodean a excepción de la mamá». Esto va muy bien ante los típicos abuelos que se escudan en que si no empiezan a relacionarse con el niño desde el primer día no va a saber quién son después o no los va a querer…
- «En invierno todos nos ponemos malos. Incubamos de todo sin darnos cuenta y cada vez que alguien lo coge puede contagiarle algo» o, más sencilla «En invierno preferimos minimizar el contacto».
- «Este año lo hacemos así porque es demasiado pequeño. Pronto podréis acunarlo».
- «No es el momento» u «Hoy no» son simples y directas y marcan el límite con respeto ante insistencias.
- “No tiene nada que ver con el cariño, es por su bienestar”. Ideal para aquellos que se valen de la proximidad familiar.
- «Va a haber cantidad de ocasiones».
Decir que no no es rechazar a nadie, es proteger a alguien que no puede hacerlo por sí mismo. Y, mira, esta frase, tal cual, puedes utilizarla como argumento para los inconformes.
Actividades navideñas suaves para bebés
Pensar en actividades navideñas para bebés cuando hay un recién nacido en casa no va de entretenerlo ni de “hacer cosas especiales”. Lo que toca es adaptar el ambiente para que el peque pueda formar parte de la Navidad sin verse desbordado. En estas primeras semanas, menos es más: menos estímulos, menos cambios y más presencia calmada.
Cuando hablamos de ideas navideñas para bebés recién nacidos, conviene recordar que su sistema nervioso aún es inmaduro. Todo lo que les rodea -luces, sonidos, voces, movimientos- tiene un impacto directo en su bienestar. Por eso, las actividades más adecuadas son aquellas que no rompen su rutina, sino que la envuelven con pequeños matices navideños.
Tradiciones familiares adaptadas al bebé
Las primeras tradiciones con un recién nacido no necesitan parecerse a las de años anteriores. De hecho, crear tradiciones nuevas, más lentas y conscientes, suele ser una de las experiencias más bonitas del primer año.
Algunas ideas sencillas:
- Reservar un momento diario de calma en familia, siempre a la misma hora.
- Mantener rituales breves y repetibles, en lugar de eventos largos.
- Priorizar el contacto y la presencia frente a las actividades.
En esta etapa, la Navidad no se construye con planes, sino con sensaciones de seguridad y continuidad.
Dicho esto, por supuesto, puedes seguir yendo a tomar el roscón a casa de tus padres o salir a comer los primeros churros del año. Esas cosas casi no cambian.
Ideas navideñas y tips para bebés recién nacidos
Las propuestas más respetuosas no requieren salir de casa ni añadir estímulos extra. Al contrario, se basan en suavizar lo que ya hacéis a diario.
- Juego de luces tenues. Evitando parpadeos o decoraciones luminosas intensas. No hay que renunciar a la iluminación navideña, simplemente, escoge aquella con series de luz suaves y tenues.
- Decoración segura. Colocada fuera de su campo visual directo y sin elementos brillantes o sonoros.
- Leer historias cortas. Con voz baja y pausada, más por el tono que por el contenido, para aclimatarnos al dulce y confortable ambiente navideño. Ídem; puedes contarle un pequeño cuento de Navidad.
- Abrir un pijama especial. Envolverlo con calma o dedicar unos minutos extra al contacto piel con piel.
- Fotos navideñas sencillas. Sin flashes, sin cambios de ropa repetidos y respetando su estado de vigilia; Cuando se pueda, no cuando se quiera.
- Canciones suaves. Cantadas por mamá o papá, sin música de fondo ni dispositivos electrónicos. Claramente, es momento de elegir tu villancico favorito.

- Salidas a eventos evitando horas puntas. Podéis ir a ver la decoración del Ayuntamiento, pero no lo hagáis el primer día, en Nochebuena o Navidad ni tampoco durante las jornadas en la que se haya planeado algo.
Estas pequeñas acciones permiten que el bebé sea parte de la Navidad sin dejar de sentirse en un entorno predecible y seguro.
Evitar la sobreestimulación en bebés durante las fiestas y actividades navideñas
La sobreestimulación en bebés (y no tan bebés) es uno de los riesgos más comunes en Navidad. No siempre se manifiesta con llanto inmediato; a veces aparece como irritabilidad, dificultad para dormir o tomas más desorganizadas.
Para prevenirla:
- Reduce el número de estímulos simultáneos.
- Evita cambios constantes de brazos.
- Mantén rutinas reconocibles.
- Retírate a tiempo cuando notes señales de cansancio.
La mejor actividad navideña para un recién nacido sigue siendo estar en brazos de sus padres, en calma. Todo lo demás es accesorio. No hay que llevarlo aquí y allá, dárselo a Santa o que sea el protagonista de un fotomatón. Todo eso cansa y abruma.
Consejos para padres: autocuidado y supervivencia
Llegados a este punto, hay algo que conviene decir con claridad: sobrevivir a la Navidad con un recién nacido no depende solo de proteger al bebé, sino también de cuidar a quienes lo cuidan. Y aquí entran de lleno el autocuidado, la gestión emocional y la forma en la que afrontáis estas fechas como padres primerizos.
La Navidad suele venir cargada de expectativas externas, comparaciones, obligaciones sociales y una presión añadida por “estar bien” y “disfrutar”. Todo eso, sumado al puerperio, al cansancio físico y a la responsabilidad constante, puede disparar la ansiedad y el agotamiento.
Cómo evitar el agotamiento en las primeras Navidades con un bebé
El agotamiento no llega solo por dormir poco, sino por intentar hacerlo todo. Y, sin duda, en Navidad es cuando más cosas podemos hacer (y nos obligamos).
Algunas claves prácticas que realmente ayudan:
- Descansar cuando el bebé duerme, incluso si “queda mucho por hacer”.

- Delegar tareas sin supervisarlas después.
- Renunciar a planes que os exijan más energía de la que tenéis.
- Simplificar comidas, encuentros y preparativos.
Dormir un rato más, comer algo caliente o tener diez minutos de silencio puede ser más reparador que cualquier plan navideño perfecto.
Cómo gestionar la ansiedad de ser padres primerizos en Navidad
La ansiedad aparece cuando sentimos que no llegamos, que estamos fallando o que deberíamos estar haciendo más. En estas primeras Navidades con un bebé, esa sensación es muy común.
Aceptar que no controláis todo -ni el sueño del bebé, ni las visitas, ni vuestro propio estado de ánimo- es el primer paso para bajar el nivel de autoexigencia. No necesitáis demostrar nada a nadie. Lo estáis haciendo bien si vuestro hijo está atendido y vosotros podéis sostener el día sin romperos por dentro.
Recordad esto: no todo malestar es un problema a resolver. A veces es solo cansancio, adaptación y una etapa intensa que necesita menos ruido y más comprensión.
Carga mental en Navidad para padres primerizos: cómo reducirla
La carga mental se dispara cuando todo pasa por vuestra cabeza: qué hay que comprar, quién viene, a quién hay que avisar, cómo quedará la casa, si el bebé estará bien, si alguien se molestará…
Para reducirla:
- Decid conscientemente qué cosas no vais a gestionar este año.
- Aceptad ayuda de familiares sin justificaros.
- Repartid responsabilidades reales entre los adultos de la casa.
- Ajustad expectativas: no es el año de cumplir con todo.
No intentéis que todo sea espectacular sino digno de recordar, aunque sea, simplemente, porque no haya ocurrido nada malo. A veces buscamos cosas grandilocuentes cuando lo cierto es que la paz y la tranquilidad (que todo vaya bien) también son un regalo.
Cómo equilibrar descanso y compromisos sociales cuando hay un recién nacido
Equilibrar no significa repartir a partes iguales, sino priorizar. En esta etapa, el descanso no es un lujo: es una necesidad básica.
Algunas decisiones que ayudan a encontrar ese equilibrio:
- Limitar el número de compromisos, aunque sean “tradicionales”.
- Acortar la duración de los encuentros.
- Elegir planes de día.
- Avisar de antemano de que puede haber cancelaciones de última hora.
No estáis siendo antisociales ni exagerados. Estáis cuidando de una familia que acaba de nacer.
Autocuidado padres primerizos en Navidad
El autocuidado en esta etapa no tiene que ver con grandes gestos, sino con permitiros bajar el ritmo sin culpa. Comer bien cuando se pueda, descansar cuando haya oportunidad, llorar si hace falta y pedir ayuda sin sentiros en deuda.
Vuestro bienestar influye directamente en el del bebé. Cuidaros no es egoísmo; es responsabilidad.
Tips para sobrevivir a las fiestas con un bebé
- Haced menos, no más.
- Decid más veces “este año no”.
- Priorizad el descanso sobre la apariencia.
- Elegid tranquilidad frente a compromiso.
- Recordad que esta Navidad no define las siguientes.
Esta etapa es intensa, breve y profundamente transformadora. La Navidad pasará. Vuestro vínculo, no.
Conclusión: una Navidad distinta, pero profundamente valiosa
Vivir la Navidad con un recién nacido no va de cumplir tradiciones ni de llegar a todo. Va de cuidar, priorizar y adaptar. De aceptar que este año las fiestas no se parecen a las anteriores… y que eso no las hace peores, sino distintas.
Para cerrar, quédate con estos 6 puntos clave:
- El bienestar del bebé manda. Sueño, alimentación, calma y seguridad están por encima de cualquier compromiso social.
- Las rutinas no se rompen, se adaptan. Mantener lo esencial es suficiente para que el peque esté regulado.
- Menos estímulos, más presencia. Luces suaves, poco ruido, pocos brazos y mucha figura de referencia.
- Planificar es proteger. Horarios flexibles, planes cortos, salidas cercanas y vías de escape claras.
- Poner límites no es ser egoísta. Es ejercer el rol de madre y padre en una etapa de máxima vulnerabilidad.
- Cuidaros también es parte del plan. Descansar, delegar, renunciar y bajar expectativas es imprescindible.
La Navidad sí puede disfrutarse con un recién nacido, pero no desde la exigencia ni la comparación, sino desde la paciencia, la escucha y la realidad del momento vital que estáis atravesando. No necesitáis que sea perfecta, solo que sea sostenible.
Habrá otras Navidades con mesas largas, luces brillantes y planes infinitos. Esta es la Navidad del inicio, del recogimiento, del vínculo que se construye despacio. Y eso, aunque no salga en las fotos, es enorme.
Si te apetece, puedes compartir tu experiencia con otras familias; ¡me encantaría disfrutarla!
