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👉 Fuente: UNICEF
Un nuevo informe de UNICEF publicado en el Día Mundial de la Infancia revela que alrededor de 417 millones de niñas y niños en países de ingresos medios y bajos sufren privaciones graves en al menos dos necesidades básicas como nutrición y saneamiento, con efectos directos sobre su salud, aprendizaje y desarrollo.
Qué mide “pobreza infantil multidimensional”
La pobreza infantil no se limita a la falta de dinero: los indicadores actuales integran múltiples aspectos esenciales para el desarrollo de niñas y niños. El informe State of the World’s Children 2025 de UNICEF evalúa privaciones en educación, salud, vivienda, nutrición, saneamiento y acceso al agua potable, entre otros.
Cuando una niña o niño carece de al menos dos de estas necesidades, se considera que enfrenta una pobreza “severa”, una situación que puede traspasar generaciones si no se abordan las causas estructurales.
Dónde se concentra la pobreza infantil
El análisis global muestra que las tasas más altas de privación grave se encuentran en África Subsahariana y el sur de Asia, regiones donde millones de familias carecen de servicios básicos y oportunidades educativas continuas.
En estos contextos, muchas niñas y niños afrontan simultáneamente faltas de nutrición adecuada y saneamiento seguro, lo que eleva el riesgo de enfermedades, dificulta la asistencia escolar regular y repercute en el rendimiento académico y en el desarrollo cognitivo y físico.
Consecuencias para la infancia
La pobreza severa en la infancia influye en múltiples dimensiones del crecimiento y la formación:
- Salud y nutrición: la falta de alimentos nutritivos y saneamiento seguro aumenta la probabilidad de desnutrición, infecciones y retrasos en el desarrollo físico y cerebral.
- Aprendizaje y educación: niñas y niños que viven en condiciones precarias tienen más dificultades para concentrarse, completar la jornada escolar o acceder a materiales didácticos.
- Bienestar emocional: enfrentar privaciones en etapas tempranas se asocia con mayores tasas de ansiedad, estrés y desafíos socioemocionales que afectan la socialización y la escolaridad.
Cada una de estas áreas influye en las trayectorias educativas y en la posibilidad de romper ciclos de pobreza. Cuando un niño no recibe atención sanitaria, agua segura o educación de calidad, las oportunidades futuras se reducen, con efectos que pueden persistir en la adultez.
Factores que agravan la situación
El informe de UNICEF subraya que conflictos, crisis climáticas, recortes en financiación social y desigualdades estructurales complican aún más los esfuerzos por reducir la pobreza infantil.
Esto significa que no basta con mejorar los ingresos de las familias: las políticas públicas deben integrar salud, educación, protección social y acceso a servicios básicos para que los derechos de la infancia se cumplan plenamente.
Mirada educativa y social
Para educadores y familias, comprender la dimensión de la pobreza infantil es clave porque explica por qué algunas niñas y niños enfrentan más obstáculos que otros para aprender y crecer:
- La falta de nutrición adecuada afecta la atención y la memoria.
- Sin saneamiento seguro o agua potable, la asistencia regular a la escuela se complica.
- La ausencia de un entorno seguro y estable en casa y en la comunidad dificulta el desarrollo socioemocional.
Estas realidades requieren que escuelas y familias trabajen conjuntamente para detectar señales de vulnerabilidad y coordinar apoyos. La educación no puede concebirse fuera de las condiciones de vida en que se encuentran los estudiantes.
