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👉 Fuente: Science Daily
Un estudio de la Harvard T.H. Chan School of Public Health muestra que, durante la pandemia de COVID‑19, la reapertura de escuelas presenciales se asoció con una caída notable de diagnósticos de ansiedad, depresión y TDAH en niños y adolescentes, subrayando el papel esencial del entorno escolar en su bienestar emocional y desarrollo.
Una evidencia clara desde datos de salud
La investigación analizó datos de 185 735 niñas y niños de entre 5 y 18 años de California, EE. UU., entre marzo de 2020 y junio de 2021, comparando periodos en que estudiantes regresaron a clases presenciales con aquellos en que siguieron con educación remota. Los datos provinieron de registros administrativos y de reclamos de seguros médicos, lo que permitió observar no solo diagnósticos clínicos sino también gastos asociados al tratamiento de condiciones mentales.
Los resultados fueron significativos:
- Reducción de diagnósticos de ansiedad, depresión y TDAH entre los estudiantes que regresaron a la escuela física.
- Hasta 43 % menos probabilidad de recibir un diagnóstico de este tipo nueve meses después de la reapertura en comparación con periodos previos.
- Reducción en el gasto sanitario relacionado con la salud mental: hasta 11 % menos en atención general, 8 % menos en fármacos psiquiátricos y 5 % menos en medicación específica de TDAH.
- Mejoría particularmente marcada en niñas, que mostraron una disminución más clara de síntomas tras el retorno a clases presenciales.
La investigación fue publicada el 8 de diciembre de 2025 en la revista Epidemiology. Hoy la encontramos en el site de referencia PubMed, como: Effect of School Reopenings on Children’s Mental Health during COVID-19: Quasi-Experimental Evidence from California.
¿Por qué el entorno escolar importa para la salud mental?
Los autores señalan múltiples mecanismos que pueden explicar estas mejoras:
- Las escuelas ofrecen interacción social establecida, con pares y adultos fuera del núcleo familiar, que es esencial para la salud emocional y la construcción de vínculos.
- El retorno a rutinas regulares de sueño, alimentación y aprendizaje puede contrarrestar ansiedades asociadas con el aislamiento y la incertidumbre.
- El acceso a servicios de apoyo escolar, como consejería psicológica o actividades extracurriculares, ayuda a detectar y abordar problemas emocionales de forma temprana.
Estos hallazgos coinciden con otras investigaciones que muestran que los periodos prolongados de cierre aumentan ansiedad, estrés y aislamiento en niñas y niños, mientras que la interacción cotidiana con compañeros y educadores fortalece el sentido de pertenencia y apoyo emocional.
Impacto en familias y educación
Para familias y docentes, este estudio aporta mensajes concretos:
- El regreso a la escuela no solo recupera la instrucción académica, sino también los apoyos sociales y emocionales que son fundamentales para el crecimiento integral de niñas y niños.
- Las vivencias de la pandemia demostraron que la escuela es más que un espacio de instrucción. Se trata de una localidad de socialización, vigilancia de la salud y apoyo psicosocial.
- Este tipo de evidencia puede orientar políticas públicas de educación y salud para asegurar que, en futuras emergencias, la continuidad del aprendizaje y el bienestar emocional de la infancia sean prioridades equilibradas.
