Creo que a todas las madres nos pasa (y también a muchos padres) que, conforme nuestro hijo va alcanzando hitos, nos preguntamos cuándo recibiremos su primer dibujito. Es un gesto que se ve muchísimo en las películas, que parece tan especial… ¡y nos entra la prisa! ¿Quieres tener la respuesta? Yo te cuento cuáles son las etapas de la motricidad gráfica y así, al menos, ¡puedes hacerte una idea!
Para entender cómo aprender a dibujar los niños, los educadores (y amuchos otros expertos) atendemos a dos perspectivas. Una, que nos habla de la expresión gráfica, y a la que atendemos según el profesor Viktor Lowenfeld. Otra, que nos muestra cómo evoluciona la motricidad gráfica de acuerdo a tres factores presentes en todas las personas y que encabeza la pedagoga especializada en grafismo Gisèle Calmy y con la que están de acuerdo muchísimos otros autores expertos.
Etapas de motricidad gráfica (expresión plástica)
V. Lowenfeld, en su teoría sobre las etapas del desarrollo artístico, nos muestra, que estas son seis y alcanzan hasta los 14 años de edad. Tras ello, sólo queda la especialización.
Garabateo (<4 años)
Inicia alrededor de los 18 meses y termina a los 4 años.
Evoluciona desde el total desorden hasta el control de la dirección de manera intencional.
Garabatos desordenados (<2 años)
- Una vez descubre el grafismo por huella (los objetos dejan marca), comienza a realizar trazos sin control, desordenados, sin mirar siquiera. Primero aparece el garabato de vaivén o barrido (todo el brazo se mueve hacia atrás y hacia delante), después el círculo y, finalmente, el bucle.
- Obviamente, estos carecen de intención representativa, simplemente cumplen una función placentera (del movimiento del brazo). Dibuja por el movimiento, no me importa el dibujo (color, utensilio, superficie…); se produce un desarrollo físico y psicológico. Por este motivo, el trazo es muy grande, permitiendo el control muscular.
- Para obtener máximas sensaciones, el niño tiene preferencia por lápiz negro y fondo blanco o viceversa, apareciendo, así, el mayor contraste posible.

Garabatos ordenados (<3 años)
- El niño descubre la conexión entre los movimientos que hace y los trazos que generan. Con ello se inicia el control visual de los movimientos de la mano. Intenta llevar la mano donde desea hacer un trazo particular o incluso replicarlos (en dos dimensiones).
- Como resultado, vemos trazos más largos, variados, repetitivos y distribuidos por toda la superficie, pero que dejan de ser rítmicos.
- En ocasiones, el peque les da nombre o significado a posteriori pero, como imaginarás, el dibujo no es una representación fiel, ni de cerca, de la realidad.
🚨Hasta este momento, el papel del adulto es proveer de material adecuado al pequeño. Por supuesto, a todos nos gusta que nos digan lo bonito que ha quedado, pero esto es menos importante.
Garabatos con nombre (3.5 años)
Se da un gran salto, pues:
- Los trazos se ven más limpios y diferenciados.
- Si lo desea, los nombra a priori no mientras los realiza, lo que significa que aparece la intencionalidad. Sus trazos ya son dibujos simbólicos.
- Terminado el dibujo, el niño identifica lo que hizo. Aún así, no debemos forzar a que dé nombre a lo que hace ni, mucho menos, a decirle, a posteriori, que no, que «eso no es un perro, que era un avión».
- Sin embargo, no existe realidad visual, ni al niño le interesa. Esto significa que, aunque no lo veas, esa linea recta con eses en sus extremos es un coche.
- Comienza, muy someramente, a darle cierta importancia al color, de nuevo, en relación al simbolismo que hay en su mente. Generalmente, mismo trazo y distinto color resultan elementos diferentes. Aun así, se prefiere y se debe trabajar en la motricidad (capacidad del trazo)
Todo esto supone que la manera de pensar de nuestro hijo ha cambiado mucho (apareciendo el pensamiento imaginativo), lo cual seguro que también plasma con otras destrezas, cuando juega o mejorando su autonomía y sus incipientes relaciones sociales.

🤗 Es aquí cuando los adultos deben alentar al peque a que tome conciencia de lo que dibuja, desarrollar el pensamiento imaginativo; ¡ya habrá tiempo de perfeccionar!
Etapa preesquemática (4-7 años)
Este momento, tan bonito dentro de las etapas de la motricidad gráfica, se da cuando el pequeño es consciente de lo que está representando, relacionando los dibujos con sus vivencias.
- Hablamos del comienzo dela comunicación gráfica. Es característica porque vemos que el niño busca su esquema personal, cambiando constantemente de formas simbólicas.
- La primera figura conseguida (renacuajo) es, prácticamente siempre, el humano. Realiza una cabeza redonda de la que salen trazos rectos para representar las demás extremidades. El niño sabe, muy por encima, cómo es el cuerpo humano, pero como siempre, tiene una menor capacidad de expresión que de cognición. Poco después, el niño incluye el tronco y mejora las extremidades, que pasan a coincidir en número con la realidad. Hacia los 6 años, la mayoría de niños realizan humanos muy logrados.
- La distribución del espacio pasa por ser: casual, yuxtaposición de los elementos y acorde a la realidad.
- Las proporciones atienden a la valoración subjetiva del niño. No es de extrañar, ni, por supuesto, nos debe preocupar, ver dibujos en los que papá y mamá son enormes y el resto de los adultos quedan mucho más pequeños.
- El niño disfruta con la capacidad de trazar estructuras, quedando, de nuevo, el cromatismo como algo secundario. Aun así, disfruta con el uso de colores, aunque no se correspondan con la realidad sino que atiendan a otras razones como su preferencia o, sencillamente, el lápiz que está más cerca en ese momento.

🎨✨ En este momento, el arte no permite influir en el desarrollo de los niños. Por ello, tu actuación como adulto motivador, que ni se queda al margen ni exige, es imprescindible, o el pequeño perderá el interés por el grafismo (hay demasiado por explorar).
Etapa esquemática (7-9 años)
Con un pensamiento que se vuelve más operatorio, las formas se definen a paso rápido.
- La figura humana sigue respondiendo al concepto que el niño tenga formado, aunque va a contar con partes perfectamente reconocibles. Esto significa que si vemos algún cambio en ese esquema es que el niño ha aprendido o vivido algo importante que le ha hecho percibir a las personas de manera diferente. Podemos ver partes desproporcionadas, suprimidas o con cambio de símbolo.
- El pequeño descubre en orden en las relaciones espaciales, dejando de ver los objetos como elementos aislados. Ello le permite representar escenas complejas, con varios elementos bien distribuidos.
- Aparece la «línea de base», que es el suelo. Poco después podemos ver la «línea de cielo». Ello le permite crear escenas más y más complejas cada vez, al tiempo que en su mente en capaz de organizarse mejor; tu hijo se está iniciando en el mundo de la perspectiva.
- Después, pueden dibujar secuencias temporales. Las crean plasmando fotogramas separados por una línea vertical, a modo de viñeta.

- También aparecen los dibujos de rayos X. Son aquellos en los que el niño muestra tanto lo que hay dentro como lo que hay fuera de algo. Los hacen porque consideran que lo que hay en el interior, que, en principio, debería quedar tapado, es importante para él.
- Durante esta etapa el niño da auténtica importancia al color, pues ya es totalmente consciente de la relación entre este y la realidad. Además, el dominio de la categorización lo anima a trabajar con colores. Sin embargo, no es extraño ni incorrecto que los niños sigan pintando de otros colores, especialmente si mantienen color con objeto (significa que siguen relacionando ese objeto con una experiencia).
Etapa del realismo (9-12 años)
El autor resume esta etapa como aquella en la que los pequeños representan los objetos como conceptos visuales. Son más detallados y similares a lo real, por supuesto, pero no tratan de calcar.
- La representación esquemática resulta insuficiente; el niño comienza a especializar sus obras con nuevos recursos, dando de lado las líneas y otras figuras geométricas para conseguir una representación realista.
- Son muy importantes los detalles capaces de conservar el significado si se separan del conjunto, alejándose del esquema de cada cosa que ha aprendido e interiorizado hasta ahora.
- Las partes exageradas se sustituyen, muy a menudo, por acumulación de detalles.
- Es una etapa esencial para que el niño aproveche las bondades del color. Con relaciones verdaderas y genuinas entre el pequeño y el color, se consigue una mayor sensibilidad y se aprecian y definen mejor las semejanzas y las diferencias. ¡No le frenes!
- Conforme el individuo es capaz de utilizar objetos de manera simultánea va ganando conciencia visual, dándole un significado más realista al espacio entre las líneas, que terminan por desaparecer.
- Tiene consciencia social, de su lugar en un grupo, de la cooperación. Se descubre y plasma la relación con el ambiente, que se acompaña de un enfoque más objetivo.

Etapa del pseudonaturalismo (12-13 años)
El resultado final es muy importante para el niño. Por ello, el niño dibuja para practicar y especializarse, de cara a obtener buenos productos.
- Aparece una mayor conciencia de la anatomía y la proporción humana, aunque los dibujos no son todavía realistas al 100%. Comienzan a preocuparse por los detalles y a corregir errores, lo que a menudo lleva a la frustración si el resultado no coincide con su visión.
- Empiezan a entender y a experimentar con el volumen, las sombras y la perspectiva, intentando representar la tridimensionalidad en el papel. Es el momento en que un niño puede comenzar, por ejemplo, a dibujar un rostro con nariz y mentón, ya no solo de frente.
- En esta etapa, el niño se vuelve crítico con su propio trabajo. Se comparan con los trabajo de otros adultos y con la realidad, lo que puede causarles inseguridad. Es crucial alentarles a seguir explorando sin juzgarse.
- El interés y la aptitud artística se vuelven más evidentes. Algunos niños se especializan en temas que les interesan (por ejemplo, cómics, animales o retratos), mientras que otros pueden empezar a perder el interés si no se sienten «buenos» en ello.
Etapa de la decisión (13-14 años)
El resultado es muy preciso, acercándose a lo que el niño siente. El impresionismo sensorial alcanza su máximo.
- Lowenfeld clasifica a los individuos en dos tipos en esta etapa: el visual y el háptico. El tipo visual se enfoca en lo que ve, buscando la realidad de la forma, la perspectiva y el color. El tipo háptico se centra en sus sentimientos y en la experiencia personal, usando el dibujo para expresar sensaciones, a menudo con distorsiones y exageraciones.
- La sensibilidad al color llega a su punto culminante. El adolescente no solo reproduce el color de la realidad, sino que lo utiliza para dar sentido y profundidad a sus creaciones, basándose en la emoción y la percepción individual.
- El interés artístico decae significativamente si no hay una fuerte motivación intrínseca o un estímulo externo. Esta es la etapa en la que la mayoría de las personas deciden si continuarán o no con las artes plásticas. El niño ya no dibuja por la simple diversión de hacerlo, sino que su obra se convierte en un medio para especializarse o para expresar emociones y conceptos complejos. Por ello, tu labor como adulto, ofreciendo apoyo y recursos, es esencial para mantener viva la creatividad.
Evolución de la motricidad gráfica
A su vez, podemos dividir estos periodos según el factor que predomina en cada momento. Esta es la clasificación que defiende G. Calmy.

Factor motor
- 18 meses
- Las primeras manifestaciones de desarrollo motriz se dan con la capacidad de usar los útiles que dejan huella cogidos a mano llena.
- Mediante movimientos impulsivos y rápidos que se originan en la rotación alrededor del hombro, el niño crea trazos y pseudogarabatos.
- +20-22 meses
- El codo pasa a ser el eje del movimiento, que ahora es de vaivén.
- Conforme el niño practica, los garabatos de barrido se definen hasta tener un único punto de retroceso y, finalmente, perderlo, creando curvas con direccionalidad.
- Al final de esta subetapa, el trazo se convierte en elipses y círculos.
- Con 2 años, los niños ven limitado el movimiento de la muñeca debido al control del pulgar, lo que les permite frenar los impulsos.
- Con ello, se pueden crear trazos cortos y discontinuos, repitiéndolos como líneas o anillas.
🚀✍️ Es momento de estimular la trayectoria de los trazos, de cara a practicar preescritura.
- 30 meses
- Sostiene el lápiz en pinza.
- Su ojo seguirá el movimiento de la mano, si bien, ambos actos no son independientes todavía.
- Se mantiene el placer en el movimiento.
- Crea, de manera independiente, bucles y formas redondeadas.

Factor perceptivo
- 36 meses
Comienza a coordinar el ojo y la mano para dibujar. Observa lo que dibuja y dirige, con bastante éxito, los movimientos. Domina los puntos de partida y llegada. Se esfuerza por mantener el dibujo dentro del papel.
Esto le permite hacer círculos, espirales, cruces e incluso alguna cenefa y dibujos imitativos muy sencillos. También aparecen los renacuajos.
Factor representativo
- 42 meses
- Aparece el significado, con lo que el dibujo pasa a tener valor simbólico: representa algo (aunque al principio no hay semejanza con la realidad).
- 48 meses
- El peque piensa previamente lo que va a dibujar y lo verbaliza; esto es,aparece la intencionalidad.
- Las obras se corresponden con lo que se quiere representar (mejor o peor, pero se dibujan las características).

- 60 meses
- La mejora en la coordinación y en la destreza en general le permite hacer cenefas y grecas.
- Por supuesto, va mejorando, significativamente todas las figuras que conoce y es capaz de usarlas como base para crear representaciones de objetos que nunca ha dibujado antes (un reloj de arena=triángulos enfrentados).
A partir de aquí, los niños se dedican a ganar experiencia y mejorar más y más aquello que ya saben hacer.
Preguntas frecuentes sobre las etapas de la motricidad gráfica
En definitiva, conocer las etapas de la motricidad gráfica ayuda a entender y acompañar el desarrollo de tu hijo sin prisas ni comparaciones. Cada trazo, por torpe que parezca, es un avance enorme en su maduración motriz, cognitiva y creativa. Observa, acompaña y disfruta del proceso: su primer “garabato” ya es un gran paso hacia su expresión personal y lo mejor que puedes hacer es estar con él, vigilando, apoyando y motivando.