Vamos a ver el acicalado recién del nacido, bebé y primera infancia. Este incluso seis puntos muy bien diferenciados (cabello, manos y uñas, oídos, nariz, ojos y boca) que, como es lógico, irán cambiando conforme el peque crezca.
Cómo se hace el acicalado a un bebé
El acicalado del neonato incluye la higiene de su naricita, la boca, los ojitos, las manos y las uñas, los oídos y también el pelo. Este se realiza habitualmente antes del baño con esponja (el que realizamos las primeras semanas de vida, antes de que empecemos con el de inmersión) y también en cualquier momento que consideremos que hace falta, por supuesto.
Higiene de la nariz
Los bebés no saben (ni deben) respirar por la boca. Por ello, es necesario que su nariz esté siempre desobstruida o comenzarán a hacerlo. Sin embargo, no hay que hacer nada especial para ello de manera diaria. La excepción viene, por supuesto, si tienen la nariz obstruida.
En tal caso no hay más que limpiarla adecuadamente. Aunque no debemos buscar un momento específico, es cierto que tras el baño, por el aumento de humedad, será más fácil que el moco se fluidifique.
- Pon al bebé boca arriba.
- Gira su cabeza hacia un lado.
- Coloca unas gotas de suero fisiológico en la fosa que queda arriba.
- Introduce el aspirador (pera u otro) en el orificio.
- Utilízalo como corresponda según el aparato, con cuidado.
- Gira la cabeza del peque hacia el otro lado y repite.

Además de ello, desde el nacimiento considera:
- No introducir los dedos ni otros objetos en las fosas nasales (sólo para limpiarlas).
- Pon en práctica actividades educativas para desarrollar el olfato: Reconocer elementos por su olor o identificar olores.
¿Y qué hay de la jeringuilla?
Seguramente has visto que introducir suero por una fosa con una jeringuilla es bastante efectivo, saliendo gran cantidad de moco fluido por el otro. Sin embargo, esta práctica no se debe realizar en recién nacidos. El niño debe ser más mayorcito, necesitando. como mínimo, que pueda mantenerse sentado.
Aun así, el aspirado, siempre que sea efectivo, es mucho más recomendable por no ser tan invasivo. De hecho, la jeringuilla se desaconseja, por ejemplo, si el niño tiene problemas respiratorios. Siempre consulta al pediatra.
Higiene de la boca
En el recién nacido, la manera de limpiar su boca es la siguiente.
- Acuesta al niño boca arriba.
- Coloca su cabeza hacia un lado.
- Envuelve tu dedo índice con una gasa húmeda.
- Mételo en su boca en forma de gancho para pasarlo por el interior de la boca y extraer las secreciones.
- Utiliza otra gasa húmeda para pasarla por la lengua y repasar.
- Seca labios y comisuras.
Eso se debe hacer al menos una vez al día. Ello dependerá de cuánta baba expulse tu peque.

Para el acicalado de los dientecitos y mantener la salud bucodental, ten en cuenta:
- Debes utilizar un cepillo muy suave y pequeño para que tengas fácil acceso a todas las zonas.
- En un principio no se usará crema dental, pues el niño no sabe enjuagarse.
- Recuerda intentar hacerlo después de las comidas principales para que los gérmenes no fermenten, lo cual podría traducirse en procesos infecciosos.
- El uso continuado del chupete y el abuso de chucherías y dulces dan lugar a problemas bucodentales.
- Cada alimento se transforma de manera diferente por lo que es importante formarse para conocer el proceso de cada uno de ellos.
- Cuando se pase a usar pasta, se debe vigilar que contenga la cantidad de flúor acorde a las necesidades del peque según su edad. Esta, además, deberá ser sin sabor.
Higiene de los ojos
Para retirar las secreciones del ojo debemos usar gasas de un sólo uso (una por ojo para evitar el autocontagio) mojadas con suero fisiológico. Huye de la manzanilla y demás remedios caseros, pues, por ejemplo, esta reseca el ojito e incluso puede producir una reacción alérgica a edades muy tempranas.
En cuanto a la técnica, se realizará con suavidad, en un movimiento de arrastre lento que vaya del lagrimal hacia afuera.
Para educar y, sobre todo, no dificultar el correcto desarrollo del sentido de la vista, además:
- No expongas al niño a luces estridentes y/o fijas (saturación) ni tampoco dejes que, cuando esté despierto, haya demasiada penumbra (esfuerzo).
- Realiza todos los controles oftalmológicos, aunque consideres que todo va bien. Aboga por la prevención y la corrección precoz de cualquier defecto.
- Facilita actividades que eduquen la percepción visual (colores, formas, tamaños).
Acicalado de manos y uñas
Al bebé no se le deben cortar las uñas, como poco, hasta que pasen tres semanas desde su nacimiento. El motivo no es otro más que la dificultad para diferenciar uña de dedo y la poca precisión que se puede tener al ser estos tan chiquitines.

Sin embargo, algunos neonatos tienen las uñitas bastante largas. En tal caso, podemos adelantar un poco el momento para evitar que se arañen.
- Para ello hay que esperar a que estén dormidos, de manera que no haya peligro de que se muevan y podamos cortarles por error.
- Dejaremos las uñas de los pies rectas, pues son la mejor opción para que no se encarnen o se produzcan infecciones y las de las manos serán redondas para que el peque no se dañe con las esquinas (elimina cualquier pico con una lima suave).
- Sea como sea, se usarán tijeras de punta roma y nunca trates de apurar; mejor pecar de cortar poco que demasiado.
Una vez que el niño gatee debemos empezar a lavar sus manos frecuentemente. Siempre que estés en casa hazlo con agua tibia o fresca y jabón neutro. Deja las toallitas para esos casos en los que no existe la posibilidad de utilizar otra cosa. Vigila muy bien el secado, especialmente en la zona entre los dedos y hazlo utilizando una toalla de uso individual.
Te cuento más sobre cuándo lavarle las manos (y también cuándo hacerlo los adultos) pinchando en el enlace.
En cuanto a sus uñas, además de seguir cortándolas como hemos visto, habrá que limpiar bajo ellas, de vez en cuando, con un cepillo pequeño y suave.
Higiene de los oídos
Los oídos de un bebé sólo se limpiarán en la zona exterior. La limpieza se realiza con una gasa húmeda en las zonas en las que podamos alcanzar con facilidad, sin introducir el dedo en el orificio de la oreja. Esto incluye el pabellón auditivo y detrás de las orejas.
Además, considera:
- No introducir jamás bastoncillos, por muy sucio que veamos el orificio. Si crees que tu bebé segrega demasiada cera, pregunta al pediatra cómo actuar.
- Otros casos en los que acudir a consulta son la presencia de secreciones y pérdida de audición.
- Acostumbra a llevar a cabo actividades que desarrollen el oído. Producir ritmos, tocar instrumentos o escuchar música.
- No realizar ruidos intensos.
- No introducir objetos en el orificio de la oreja.
- Acude a todos los controles otorrinolaringólogos.
Acicalado del cabello

Terminamos con el acicalado del cabello. Incluye el cepillado, el peinado y el lavado. Muy importante, y que se suele olvidar, es la inspección del cuero.
El cepillado se realiza teniendo el cuero cabelludo húmedo, un ratito después de haber hecho el baño. De muy bebé, la función del cepillado es que no aparezca la costra láctea. El cepillo debe tener cerdas MUY suaves, ser casi testimoniales a la hora de tocar al bebé.
El peinado se empieza a realizar más tardecito. Esto hará que coincida el que el niño tenga el pelo más larguito (que haya algo que peinar, je, je) y que su piel y cabecita sean menos sensibles. Puedes usar un peine clásico de plástico con mango y púas de longitud media y acabado redondeado.
En cuanto al lavado, se realiza con agua y un poquito de jabón de uso infantil (procura que no tenga aroma, al menos, el que uses durante los dos primeros meses de vida del niño). Como en el adulto, primero mojamos el cuero cabelludo, después aplicamos el jabón en muy pequeñas cantidades masajeando y enjuagamos abundantemente. Muy importante no dejar restos porque irritan la piel.
No podremos utilizar colonias durante las primeras semanas de vida del peque por su contenido en alcohol que, de nuevo, es irritante, y porque podemos saturar el sentido del olfato, lo que causaría daños a corto/largo plazo siendo, incluso, irreparables.