Existen algunas alteraciones en los pies de los niños que se ven con cierta frecuencia y que es importante que tengas vigiladas para tratar de corregirlas o, como poco, evitar que vayan a más.
Pueden aparecer venidas desde el nacimiento o, más importante y en lo que tú puedes tomar medidas, debido al calzado que se utiliza y a la forma de moverse que tenga el niño.
Alteraciones en los pies de los niños
- Pie plano
Toda la planta del pie se apoya en el suelo, sin formar un arco en la zona central.
El desgaste es pronunciado y se produce dolor de manera rápida y a corto plazo.
- Pie cavo
El arco que se debe dibujar en la zona central es demasiado pronunciado.
Estos pies son propensos a dolores muy fuertes y enfermedades óseas que, en la vejez, pueden llegar a hacer que la persona no se mueva.

- Pie equino
Los huesos del pie se forman de manera que este parece estar de puntillas, con los dedos más bajos que el talón y este sin poyar.
- Pie talo
Contrario al anterior, en este caso el pie se forma quedando, si lo vemos de perfil, los dedos por encima del talón, hacia arriba.
- Pie valgo o pronador
El pie se apoya en su cara anterior, dejando el peso del cuerpo en un área más pequeña de lo que es sano. En este caso, esta se corresponde con la línea del pulgar y el talón queda hacia afuera.
Con el paso del tiempo, para acomodarse a este apoyo incorrecto, el niño va juntando las rodillas.
- Pie varo o supinador
El pie varo es contrario al anterior; el niño se apoya en la cara externa de los pies, la línea del meñique, quedando el talón hacia adentro. Con ello, las rodillas se alejan unas de otras.
- Pie aducto
Los pies aductos están deformados en la parte delantera hacia el interior. Esto significa que los dedos se tuercen mirando hacia dentro. La cara interna del pie se contrae y la externa se elonga para conseguirlo. Es una de las alteraciones en los pies más comunes entre los bebés, por no decir la que más.
- Pie equino-varo
Dentro del pie aducto encontramos el equino-varo. Este, además de curvarse hacia dentro, lo está también hacia abajo (como el equino) y queda rígido.

Prevenir deformaciones en los pies de los niños
Por supuesto, muchas alteraciones en los pies de los niños se pueden prevenir y, en algunos casos, tratar, gracias a que el esqueleto aún no se ha soldado.
- Lo primero, consulta siempre con el pediatra tanto por las dudas como por ejercicios y cualquier tratamiento.
- Pon a tu hijo el calzado adecuado a su edad. En general, debe ser flexible, suave y de su talla.
- Del mismo modo, encárgate de que tu peque tenga calzado afín a sus actividades, considerando las actividades extraescolares o los planes de fin de semana.
- Aboga por los calcetines antideslizantes para estar en casa.
- Favorece el gateo.
- No fuerces los primeros pasos.
- No uses correpasillos.
- Vigila el desgaste del calzado. Si es demasiado acusado tu bebé puede estar padeciendo algo de lo que acabamos de mencionar. Se debe acudir con el calzado al pediatra para que nos derive al podólogo.
- Espera a calzar a tu hijo cuando empiece a andar o, al menos, cuando el gateo sea muy frecuente y lo domine a la perfección. Por supuesto, puedes ponerle un zapatito de vez en cuando en momentos especiales pero esto no debe ser la norma. El pie debe desarrollarse con libertad y servir de órgano táctil durante los primeros meses de vida; no tiene sentido cubrirlo y limitarlo.
- Acude a revisiones preventivas.
- Ten en cuenta si tu peque empieza a mostrar alteraciones en la marcha.
- En caso de recetársele soportes plantares, estos deben diseñarse de manera personalizada; nunca optes por los de uso general. Ídem en el caso de tener que pedir zapatos especiales.
- Realiza una sencilla rutina de movimientos para sus piececitos.
- Mantén las uñas de los pies cortitas. En los pies el corte debe ser recto para evitar que se puedan encarnar.
- Examina a menudo los pies del peque para asegurarte de que no sufre de descamación, heridas u otros problemas que estén condicionando el mover del pie.
- En caso de precisar tratamiento, este vendrá dado según la gravedad de la situación. Es por ello que una rápida detección es necesaria. Por ejemplo, hay problemas que se pueden corregir con almohadillas pero otros requerirán de infiltración de corticoides y otros fármacos e incluso cirugía.