Que nuestro niño se ponga malito es una enorme preocupación, especialmente las primeras veces que ocurre y cuando más pequeño es. Y aunque el tema sea complejo y muy extenso debido principalmente a los motivos por los que puede encontrarse así, sí puedo darte algunas pautas básicas muy útiles para cuando el bebé tiene fiebre.
¿Qué hacer cuando el bebé tiene fiebre?
Los cinco puntos clave al respecto cuando el bebé tiene fiebre serían:
- Quita al peque el exceso de ropa. Cuando estamos enfermos por cosas como gripe, resfriados, faringitis y demás problemas de invierno tendemos a abrigarnos de más para estar confortables. Sin embargo, esto es contraproducente porque aumentamos la temperatura y hacemos que el bebé sude más. Tanta ropa impide la traspiración además de la disipación de calor.
No se trata de dejarlo desnudo ni mucho menos, simplemente no debe llevar más ropa de la que llevaría si no tuviese fiebre. Esto es, una capita en verano y su sabanita si está acostado y dos capas su ropa de cama de invierno en los meses fríos.
- Debemos dar al niño líquidos para que tome frecuentemente pero en muy pequeñas cantidades. De esta manera evitaremos la posible deshidratación que se dé por exceso de sudoración o por la propia patología, por ejemplo si está sufriendo de una fuerte gastroenteritis.
Puedes leer más sobre cuándo, cómo y por qué dar agua a un bebé en este post. Lo más importante es saber que si es un niño que sólo toma leche materna no necesita beber agua habitualmente por lo que primero prueba a amamantarle y, en caso de precisar más, ya dale agua, pero en cantidades mínimas. Si toma leche de fórmula o ya has introducido alimentación complementaria el agua es indispensable.

- ¿Debemos medicar a nuestro pequeño? Por norma general, si no pasa los 38º y el niño se encuentra bien (más allá de cómo nos sentimos cuando estamos mal, claro), no deberíamos darle nada. En caso de que la temperatura aumente y siempre que el peque tenga bastante malestar pasaríamos a darle algún antitérmico.
- En cuanto a los fármacos, el paracetamol será nuestra primera opción por ser más suave que otros antipiréticos. Podemos darle al niño este medicamento cada 4 o 6 horas, en función de lo alta que sea la fiebre. Eso sí, es importantísimo respetar la dosis de acuerdo a la edad, tanto la momentánea como la máxima diaria.
En caso de inflamación se puede recurrir al ibuprofeno pero sólo si el bebé ya toma alimentos diferentes a la leche y no ha presentado problemas estomacales (este es fuertecillo para la barriguita, incluso algunos adultos tenemos que tomarlo con precaución y tomar también un protector previamente). Este se debe espaciar más en el tiempo, dándolo, mínimo, cada 6 horas en los casos de mayor temperatura.
- Sobre si ir a consulta, lo haremos:
- Si tiene fiebre y es menor de tres meses en todos los casos.
- Entre los 3 y los 6 meses cuando tenga más de 39º.
- Siempre que supere los 40º.
- Con convulsiones, irritabilidad, excesiva somnolencia, rigidez, manchas, dificultad para respirar o si padece de vómitos y/o diarreas persistentes, a cualquier edad.
¿Qué NO hacer cuando el bebé tiene fiebre?
Las costumbres que hemos visto vivido en casa, consejos, mitos o, simplemente, lo que se nos viene a la cabeza ante situaciones de desesperación a menudo son contrarias a lo que se necesita si el bebé tiene fiebre.
- No tapes al niño si no hace frío. Como he dicho, debe llevar la ropa y cobertura que corresponda al momento. Si lo tapas de más el calor no se dispersará, aumentando la temperatura que tenga el niño ya no por el malestar sino porque no está en condiciones óptimas en casa.

- No le des friegas con colonia o alcohol. Esto es algo que se hacía hace muchísimo tiempo y que no tiene ningún tipo de evidencia sobre su éxito de actuación. Pero más allá de eso, lo importante es que el olor es muy fuerte para un sentido del olfato inmaduro, lo que le podría causar bastante mal al peque. Además, el alcohol, en la piel caliente, penetra muy fácilmente.
- No lo bañes en agua fría. Si ya es desagradable para nosotros imagínate para un organismo que todavía no está maduro por completo, que no entiende y que no se regula totalmente bien. Es una medida grave que puede llevar a un shock.
Si el niño quiere -y sólo si quiere-, puedes darle un baño de agua tibia, pero a modo de relax, no como un método para bajar la fiebre preocupándote y con alteración.
Igualmente, puedes usar compresas de agua más fresca que su temperatura (reitero, no fría), colocándolas en zonas donde es más improbable que se produzcan grandes contrastes como serían la cabeza, el cuello o el interior de las brazos o piernas; estos quedan descartados. Tampoco abuses de este método, reduce el tiempo de exposición al agua o usa otro tipo de productos que no humedecen (sacos térmicos o bolsas de gel) y procura que la humedad sea mínima en todos los casos. Si el niño es menor de 3 meses tampoco hagas esto.


- Nunca le des antibióticos al peque a no ser que formen parte de un tratamiento ya prescrito por cuya enfermedad esté padeciendo la fiebre. Sé que ante la desesperación podemos actuar movidos por este instinto, pues es cierto que, en ocasiones, los antibióticos funcionan.
Sin embargo, tienes que saber dos cosas al respecto. La primera es que el niño puede estar enfermo debido a una causa que no sea una bacteria y, por tanto, el antibiótico no le va a hacer ningún efecto. La segunda, que tomar antibióticos hace que vayamos generando resistencia. Si los vamos tomando innecesariamente nuestro cuerpo se acostumbra y cuando de verdad los necesitemos serán menos efectivos.
- No obligues a que el niño coma. Al estar enfermos prácticamente todos perdemos algo de apetito. No va a pasar nada porque comamos algo menos durante un par de días. Piensa que en este caso, la energía que nuestro cuerpo necesita es mínima, pues no la gastamos al encontrarnos mal, con tener la suficiente para contrarrestar la infección sobra.
En conclusión
Tratemos de, aunque sea difícil, pararnos a pensar qué es lo mejor para nuestro pequeño (y para cualquier persona en general) cuando se tiene fiebre. No te dejes llevar por impulsos o por costumbres y piensa en aquellas cosas que tienen más sentido, considerando siempre lo delicados que son los peques y sus limitaciones.