¿Sabes todo lo necesario sobre el calzado de los niños y los bebés?
El calzado, además de ser estético (como el vestido y considerándose parte del arreglo personal) es esencial para el cuidado del pie, el cual tiene una triple función y resulta muy pero que muy importante en el crecimiento y en el desarrollo motor del niño.
El calzado y su relación con el pie
Cada pie cuenta con 26 huesos, 19 músculos y, ojo, 107 ligamentos. Igualmente, es una zona de gran paso de gran cantidad de terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos. Seguro que esto ya te hace pensar en la importancia de esta extremidad.

Por otro lado, tenemos que el pie no se termina de formar por completo hasta la adolescencia, por lo que el calzado va a afectar en su desarrollo, y todo lo que ello comporta, durante mucho tiempo y con consecuencias de por vida. La elección de un calzado adecuado favorece el crecimiento normal del pie, el desarrollo psicomotor del niño y previene muchas malformaciones (principalmente en piernas y columna vertebral) y otras patologías.
Funciones del pie
Como he comentado, encontramos tres grupos de funciones para los pies.
- Configuran la base para la sustentación así como del equilibrio.
- Ofrecen capacidad para reaccionar ante las caídas y evitarlas.
- Dan capacidad para el desplazamiento.
Así, cuidar y proteger los pies desde el nacimiento resulta una idea de lo más acertada, ¿verdad?
¿Cómo elegir calzado de bebé y niño?
Hay muchas cositas, aunque «pequeñas», que tienes que saber sobre el calzado infantil. Te invito a que guardes el post en marcadores para consultarlo de vez en cuando.
- En los primeros meses de vida el pie no sirve para andar sino que se concibe como un órgano táctil. Por ello, no debemos cubrirlos en exceso y, ni mucho menos, poner zapatos a nuestro peque. Debemos elegir opciones que permitan ese intercambio de información con el entorno.
- Durante las primeras semanas el bebé debe llevar una única capa, transpirable y totalmente maleable (calcetín de material natural a poder ser).
- En casa y con temperaturas suaves, una vez pasen dos semanitas no será inadecuado que el niño esté descalzo. Piensa que no puede andar, no se va a contaminar con gérmenes del suelo y, por contra, recibirá todo estímulo que pongas a su alcance.

- Dicho lo anterior, el bebé muy pequeño puede llevar zapatos, por supuesto, por ejemplo, si salimos a cenar, a hacer una visita o, simplemente, queremos que sea vea más arregladito y buscamos protegerlo un poquito. Sin embargo, estos deben ser maleables para que exista la máxima libertad de movimiento posible y el pie transpire. Así mismo, la planta debe ser plana.
- Y ojo porque, aunque puedan llevarlos, no los necesitan, al menos hasta los 6 u 8 meses. La función del calzado hasta este momento es de abrigo únicamente, por lo que unos buenos patucos en los meses fríos son suficiente y adecuados.
- Aprovecha estos primeros meses para realizar actividades sensoriales para los pies.

- Durante los meses de gateo el bebé necesitará zapatos con refuerzo en la punta y, a poder ser, en el talón. Además, busca una suela lisa y, de nuevo, que sean altamente flexibles para que el niño se mueva a voluntad sin limitación.
- Cuando se acerquen los primeros pasos (el niño ya se queda de pie) ya se comprarán zapatos propiamente dichos. Eso sí, deben ser tan ligeros como encuentres. Así mismo, seguirán siendo flexibles y deberán tener suela antideslizante para evitar caídas. Busca que quede una holgura de 1 cm entre puntera y dedos para que el niño no sienta incomodidad al andar o podría negarse a hacerlo. Así mismo, el empeine debe ser bien firme. De preferencia, trata de encontrar modelos con refuerzos trasero y laterales. ¿Por qué? Ejemplo: Al subir un escalón el talón golpea este con una fuerza correspondiente al doble de su peso.
- Ten en consideración siempre la medida del pie. La mayoría de marcas trabajan únicamente con la longitud de la planta. Sin embargo, no hay que olvidarse del ancho y del empeine. Si un zapato no encaja a la perfección con el pie de tu hijo, ¡no lo compres!
- Aunque se hayan usado poco, cambia los zapatos a medida que tu peque crezca. Sabemos que ver cómo sólo los ha usado unas pocas veces duele pero es totalmente inaceptable que lleve zapatos que le aprieten, especialmente cuando ya anda.
- De aquí, debido a que al principio el crecimiento de un niño es muy rápido, opta por comprar poco calzado pero de máxima calidad; es la mejor decisión que puedes tomar.
- Por lo general, el niño cambia de calzado cada tres meses hasta cumplir los dos años. Después, cada cuatro o cinco.
- Las cordoneras de pocos agujeros son ideales si tenemos problemas para encontrar zapatos por el tema de empeine. Además, son lo mejor para que el niño aprenda a atárselos a partir de los tres años.

- Antes, puedes optar por el velcro. Calzas y descalzas más rápido y el niño aprenderá a hacerlo antes que ha hacerse lazadas, por lo que también ayudarás a trabajar su autonomía.
- Cualquier pieza debe conseguir que el niño se mueva con libertad y tenga seguridad a la hora de ir calzado.
- Busca siempre elementos como ajuste en empeine, talonera flexible y con refuerzo y demás consideraciones que permitan la máxima adaptación del zapato al pie.
- De lo anterior, ¡jamás trates de que el pie de tu hijo se adapte al calzado! El proceso debe ser al contrario para que los pies crezcan como corresponde.
- No pongas a tu hijo zapatos de otros niños, ni siquiera de hermanos. Estos ya «están viciados» e interferirán en la formación del pie, impidiendo que esta se dé como correspondería naturalmente.
- Cepilla y airea los zapatos con regularidad.
- Busca siempre la transpirabilidad, especialmente desde que el peque empiece a andar.