👉 Fuente: La Tercera
Estudiar o trabajar con el celular cerca interfiere en los procesos cognitivos y reduce la concentración, según la experta en neuroeducación Barbara Oakley.
Tener el celular al lado mientras se estudia no es una simple distracción. Según la neurocientífica Barbara Oakley, profesora de Ingeniería en la Universidad de Oakland y especialista en neuroaprendizaje, la sola presencia del dispositivo ya consume parte de nuestros recursos mentales.
“Literalmente te vuelves más tonto en el proceso de aprendizaje al tener un celular a la mano”, afirmó Oakley durante su intervención en el evento Mentes que Inspiran: innovar para aprender. La razón, explica, es que el cerebro humano dispone de un número limitado de recursos atencionales: cada vez que una parte de nosotros está pendiente del teléfono, otra parte deja de procesar lo que queremos aprender.
📱 El peso invisible del smartphone
Oakley advierte que la distracción no necesita notificaciones para existir. Solo tener el teléfono a la vista activa un nivel inconsciente de vigilancia que impide al cerebro concentrarse plenamente. “Parte de ti está pensando en el teléfono que está ahí”, explicó.
En contextos educativos, esta interferencia se traduce en menor comprensión, menor memoria a largo plazo y aprendizaje más superficial. Los alumnos que estudian con el móvil cerca suelen rendir peor, incluso si no lo usan activamente durante la clase o el estudio.
✍️ Escribir a mano sigue siendo clave
La neurocientífica también comparó los efectos de tomar apuntes con el teclado y con el lápiz.
Al escribir a mano, el cerebro procesa, filtra y sintetiza la información, fortaleciendo las conexiones neuronales relacionadas con la comprensión. En cambio, al tipear, se tiende a copiar sin procesar, reduciendo el esfuerzo cognitivo.
Por eso, Oakley recomienda volver a lo analógico en el aprendizaje: tomar notas manuales, resumir con nuestras palabras y dejar reposar la información antes de repasarla.
🧠 Métodos que sí mejoran la concentración
Durante su intervención, Oakley compartió algunas estrategias prácticas para entrenar la atención y el aprendizaje profundo:
- Práctica de recuperación (retrieval practice): leer una parte del texto, apartar la vista y tratar de recordar los conceptos clave. Este ejercicio refuerza la memoria activa.
- Técnica Pomodoro: concentrarse en una tarea durante 25 minutos, hacer una breve pausa y repetir. El descanso permite consolidar el aprendizaje y evitar la fatiga mental.
- Alejar el teléfono del campo visual: dejarlo fuera de la habitación o en modo avión reduce la distracción inconsciente y mejora la capacidad de enfoque.
🧩 Una reflexión educativa necesaria
Más allá de la anécdota tecnológica, Oakley lanza un mensaje profundo: el aprendizaje necesita espacio mental y atención plena. En niños y adolescentes, el uso constante de pantallas no solo interrumpe la concentración, sino que también altera los ritmos naturales del cerebro y la forma en que se procesan las experiencias.
Recordemos que, durante la infancia, el cerebro está construyendo su arquitectura atencional. Si desde pequeños los niños aprenden a estudiar con distracciones digitales, les costará mucho más desarrollar atención sostenida, pensamiento profundo y autorregulación.
En palabras de la propia Oakley: “La tecnología puede mostrarte el conocimiento, pero solo tú puedes comprenderlo.”