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La discusión viral cuestiona si hablar inglés a los hijos con nivel básico puede enseñar errores frente a la intención educativa, y analiza sus implicaciones en el desarrollo infantil
La presión social por criar hijos bilingües en un mundo globalizado ha chocado esta semana con la realidad lingüística de muchas familias españolas.
El debate, surgido en la red social X y trasladado a diversos programas de actualidad, plantea una duda que angustia a muchos progenitores: ¿es mejor hablarles en un inglés deficiente que no hablarles nada en absoluto? La controversia ha puesto sobre la mesa conceptos clave sobre la adquisición del lenguaje y el desarrollo emocional.
Los riesgos de un modelo lingüístico incorrecto
Desde el punto de vista de la lingüística aplicada, la exposición temprana es fundamental, pero la calidad del input (la información que recibe el niño) es determinante. Especialistas en adquisición de segundas lenguas advierten que cuando un adulto con un nivel bajo -el coloquialmente llamado «inglés macarrónico»- actúa como fuente principal del idioma, existe el riesgo de que el niño asimile e interiorice errores de pronunciación y gramática.
Este fenómeno, conocido en el ámbito educativo como fosilización de errores, implica que el cerebro infantil graba patrones incorrectos que posteriormente son muy difíciles de corregir. Si el niño aprende que «window» suena de manera distorsionada porque así lo dice su figura de apego, desaprender esa huella auditiva requerirá un esfuerzo doble en el futuro.
El impacto en el vínculo emocional y la comunicación
Más allá de la fonética, psicólogos infantiles y pedagogos señalan una barrera emocional que a menudo se ignora: la lengua materna es el vehículo natural para transmitir afecto, matices, consuelo y seguridad.
Cuando un padre o madre se fuerza a utilizar un idioma que no domina con fluidez, la comunicación se vuelve artificial, lenta y empobrecida. El vocabulario se reduce a instrucciones básicas («come here», «sit down»), perdiendo la riqueza léxica necesaria para el desarrollo cognitivo del niño. Priorizar la enseñanza de un idioma instrumental por encima de una comunicación fluida y rica puede afectar la calidad de la interacción entre padres e hijos.
Cómo abordar el bilingüismo sin ser nativo
El consenso pedagógico actual sugiere que no es necesario que los padres se conviertan en profesores si no tienen las herramientas, pero tampoco deben renunciar a fomentar el interés por los idiomas. La clave reside en distinguir entre «enseñar» y «exponer»:
- Utilizar recursos externos de calidad, como canciones, audiolibros o dibujos animados en versión original, donde el modelo fonético sea nativo.
- Reservar el inglés para momentos de juego acotados y divertidos, donde el error no sea grave y la presión sea nula.
- Mantener la lengua materna para las interacciones importantes, asegurando que el desarrollo emocional y el vocabulario complejo no se vean frenados.
Recursos de interés
- Bilingualism in the home, Cambridge University Press
- Advice for parents of bilingual children, Linguistic Society of America
