Hay cuadros médicos que, desgraciadamente, no se pillan a tiempo o no tienen solución y, no importa la edad que tengas, te acompañan para siempre, empeorando considerablemente tu calidad de vida. En el caso que trato hoy, el diagnóstico precoz de la dermatitis atópica puede suponer una enorme diferencia, una en la que tu día a día (o el de tus hijos) no esté condicionado por tu enfermedad.
Cómo saber si mi hijo tiene dermatitis atópica: Síntomas y gravedad
¿Crees que tu peque padece este cuadro?
Debes saber que esta se presenta de manera recurrente y pruriginosa, esto es, que se evidencia prurito y/o pica. Los brotes de dermatitis atópica deben repetirse para que se considere como tal.
En niños tan pequeños, los eccemas (piel muy seca, con granitos u otros relieves y enrojecida en ocasiones) se presentan en zonas muy particulares: pliegues y rostro. Conforme el caso va revistiendo gravedad vemos que este se expande a otras partes del cuerpo. Conforme pasa el tiempo la sintomatología (a nivel físico) se agrava, pudiendo aparecer inflamación y pequeñas grietecitas.
Y, aunque no es obligatorio, lo normal es que la dermatitis atópica en bebés aparezca si se tienen antecedentes familiares y/o personales de casos relacionados con atopías.
Si notas que, poco a poco, tu peque rasca siempre las mismas zonas, que la crema hidratante «‘»de siempre»’» ya no le funciona o que sus noches se interrumpen sin motivo aparente (por el picor) es posible que no sea solo piel seca y que, por suerte, consigas un diagnóstico precoz de la dermatitis atópica.
Cabe destacar que se denomina dermatitis leve si esta se controla con tratamiento tópico. Grave es aquella que va un poco más allá, precisando de tratamiento sistémico.
El impacto de la dermatitis atópica en los niños

La dermatitis atópica infantil en particular, y cualquier enfermedad inflamatoria en general, se caracterizan por ser imprevisibles. Esto es, brotan o empeoran sin seguir un patrón temporal. Podemos tener eccemas tanto de mes en mes como dejar que pase todo un año sin tener rastro del problema.
Como imaginarás, y siendo los niños aún inmaduros, esto se traduce en una insoportable sensación de inseguridad, de miedo a que en cualquier momento dé un brote. Cuando un niño padece brotes visibles, es habitual que sienta vergüenza o incomodidad en entornos como la escuela.
En algunos casos, evita el contacto con otros niños, se cubre la cara, o incluso responde con rabia o tristeza ante preguntas o comentarios. Muchos niños afectados directamente se alejan o sufren el hecho de que su forma «de ser» haga que los demás lo rechacen. No dejar que lo toquen o no querer ir a sitios donde dejar la piel expuesta, como la playa, hace que los demás recelen. En cualquier caso, se da una situación de inestabilidad y merma en el aspecto social. Con los años, esta «tontería» (para muchos), se traduce en fobia social y ataques de ansiedad.
La dermatitis atópica no solo se manifiesta en la piel, también deja huella en la autoestima de los más pequeños. Más allá de tener más o menos vida social, que podría ser algo no esencial para muchos, tenemos, muy ligado, el hecho de que el niño, tanto porque se burlan de él como porque a él mismo no le gusta cómo se ve, empiece a autopercibirse de manera negativa. Además de cómo le hace sentir, esto se convierte en un factor de pescadilla que se muerde la cola respecto a lo social. Tener una mala autoimagen hace, en la mayoría de los casos, que las personas se alejen aún más.
Una dermatitis con mucho picor (o la propia mala situación social que hemos descrito) se traduce en dificultad para dormir. Esto implica tanto que el niño no se beneficie de todo lo que una buena sesión de sueño le ofrece (generar hormona del crecimiento, afianzar conocimientos…) como que «le falten horas» y, directamente, sea cada día más incapaz de mantenerse atento, de estar despierto, de hacer ejercicio, de mantenerse estable emocionalmente, que le duela la cabeza de manera crónica, etc.
Y a su lado están los padres, que tampoco duermen bien y sufren consecuencias similares (peor rendimiento, mal humor, dolor de cabeza y muscular, bruxismo y mil cosas más.
Un diagnóstico precoz de la dermatitis atópica
Ni qué decir tiene que tratar de encontrar una solución a la dermatitis atópica tiene que tener como objetivo eliminar el sufrimiento del niño.
Y es que comenzar a tratar y controlar la enfermedad, incluso en casos de dermatitis en la piel del bebé, supone que modifiquemos la evolución agravada de esta, más cuanto más grave sea. Las erupciones se controlan más y mejor y se evita la aparición de problemas relacionados como las alteraciones del crecimiento, las alergias alimentarias o el asma.
Obviamente, salvo casos excepcionales, el diagnóstico precoz de la dermatitis atópica hace que no tengamos que llegar a sufrirla de manera grave. Así, sus negativas consecuencias, no sólo dérmicas, sino en la calidad de vida, serán mínimas o nulas. Todo ese horrible escenario que te he detallado no tiene por qué darse si actúas a tiempo y, por supuesto, siguiendo todas las pautas que el dermatólogo indique.
Tratamiento de la dermatitis atópica en niños

Es importante saber que esta enfermedad no tiene cura. Al ver una crema para dermatitis atópica recomendada para niños nos sorprendemos y alegramos creyendo que va a ser sencillo, pero no es así. Esa crema seguramente sea muy buena, pero para tratar los síntomas, no la causa en sí.
Así, podemos decir que el tratamiento de la dermatitis atópica consiste en mantener la piel hidratada, equilibrada, limpia y seca (que no reseca).
Además, este no debería centrarse únicamente en aliviar los síntomas físicos. También es importante acompañar emocionalmente al niño, explicarle qué le ocurre y ayudarle a entender que no está solo. La comprensión del entorno familiar y educativo es tan importante como lo demás, ayudando a que, ante síntomas que no desaparecen, el peque no desarrolle ese cuadro tan negativo que hemos estado viendo.
Para finalizar, te recomiendo esta lectura, mucho más profunda, sobre la dermatitis atópica; además de detallar mucho mejor en qué consiste, te cuento cómo tratarla eficazmente.