¿Qué debe comer un niño para mantener una alimentación sana?¿En qué se basan los menús en las escuelas infantiles y por qué?¿Cómo debe ser la alimentación en casa? Veamos cómo la dieta mediterránea, con más años que una playa, sigue como predilecta para acompañar a nuestros peques en su crecimiento.
¿En qué consiste la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea es la forma tradicional de alimentación en los países que bañan el mar Mediterráneo. Italia es el más conocido pero en la mayor parte de España, en Malta, Grecia, etc. la base de la alimentación también es esta.
Alimentos comida mediterránea
Los alimentos clave son los que encontramos en los cultivos tradicionales de la zona, abogando siempre por el consumo de productos de la tierra y también de temporada.
El triumvirato clave lo conforman el trigo, el olivo y la vid, siendo los alimentos predominantes. Así, damos con que:
- La fuente principal de carbohidratos la cogemos del pan (de consumo diario en cualquier comida) y la pasta.

- La grasa la tomamos en forma de aceite de oliva y de la propia oliva como ingrediente en platos o como snack.
- El vino es un habitual para acompañar las comidas y se opta por usarlo de alta calidad también en cocina. A su vez, la uva es una fruta con alta demanda, disponible y consumida durante todo el año.
- La proteína viene de las aves de corral, del pescado (especialmente en la costa), el huevo y los lácteos, quedando las carnes rojas y grasas en segundo plano.
- Para una buena ingesta de fibra y vitaminas recurrimos a varios grupos de alimentos, como son la hortaliza, la fruta y la legumbre. En España en particular, el fruto seco no es tan demandado al respecto. Una enorme cantidad de platos muy habituales y recurridos e incluso típicos de nuestra gastronomía se basan en la legumbre y la hortaliza.
Características comida mediterránea
¿Qué es lo que define los platos o menús?
- Variedad. Encontramos todos los grupos de alimentos en todas o casi todas las comidas del día. De este modo, es más sencillo controlar que no tomemos demasiado o muy poco de uno u otro grupo; los tenemos todos presentes ¡y listo!

- Comidas frugales. Cada menú o comida es moderada, pues, a su vez, comemos 5 o 6 veces por día, con un reparto de las calorías equilibrado y acorde a nuestra actividad. Tres comidas son más fuertes y las demás son complementarias, que no superfluas.
- Elaboraciones sencillas. Se prima por transformar poco los alimentos, siendo el hervido y el vuelta y vuelta las técnicas de cocinado más empleadas. Se busca no transformar demasiado los alimentos, tratando de mantener sus propiedades.
- Saludable. Se aboga por la ingesta de producto fresco y de temporada, representando una parte importante del total respecto a otro tipo de alimentos.
- Agradable. Sus productos de sabor suave o moderado encajan entre sí muy bien, permitiendo crear platos equilibrados en el paladar. Además, encontramos que la variedad de alimentos incluidos nos permiten disfrutar de platos estéticos y aromatizados, disfrutándolos también con la vista y el olfato, disfrutando lo que comemos y, con ello, siendo más conscientes del momento de la comida.
Dieta mediterránea para niños
La dieta mediterránea es, sin duda, una excelente base para la alimentación infantil. No solo porque nos conecta con una forma de comer más natural, cercana y consciente, sino porque está alineada con las necesidades reales de los niños en crecimiento.
Una alimentación basada en este patrón nutricional favorece el desarrollo físico y cognitivo, la prevención de enfermedades y la creación de buenos hábitos desde la infancia. Al incluir frutas frescas, verduras variadas, legumbres, cereales integrales, aceite de oliva y proteínas de calidad (como el pescado, los huevos y los lácteos), no solo les damos los nutrientes que necesitan, sino que les enseñamos a comer mejor y a disfrutar de los sabores reales.
Además, su organización en cinco o seis comidas diarias, con platos equilibrados y raciones moderadas, ayuda a establecer rutinas sanas y evitar el picoteo desordenado o el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados.
En casa, podemos adaptar fácilmente este modelo:
- Desayunos con pan integral, fruta y aceite de oliva
- Guisos que incluyan legumbres, hortalizas y proteína de calidad o pasta con verdura para los días que busquemos algo más ligero (¡a los niños les pirra la pasta!)

- Cenas ligeras pero completas con hortalizas y huevo, pescado o queso fresco
- Meriendas y almuerzos sencillos con fruta, yogur natural, frutos secos troceados en versión dulce o una porción pequeña de proteína si es necesario para completar la ingesta diaria
Y lo más importante: compartamos la comida con ellos, sentémonos a la mesa sin pantallas, disfrutemos del sabor y del momento. Porque la dieta mediterránea no es solo lo que comemos, sino también cómo lo comemos.
Beneficios dieta mediterránea
En general, las personas que siguen este tipo de dieta presentan una frecuencia de enfermedades coronarias más baja así como niveles bajos de colesterol malo. Esto es debido al tipo de carne consumida, mucho más baja en grasas saturadas (respecto a carnes de especie grande) y con más de tipo monoinsaturadas y poliinsaturadas.
Por otro lado, esta forma de alimentación también es protectora respecto al envejecimiento prematuro y la carcinogénesis. Ello es porque tomamos una gran cantidad de alimentos con antioxidantes.
Mantener una dieta balanceada y variada nos ayuda a comer mejor, evitando malos hábitos y productos poco saludables, lo que reduce el riesgo de padecer obesidad.
Esa misma variedad también ayuda a mejorar la calidad de nuestro sistema inmune, haciéndonos más capaces frente a agentes externos.
En definitiva, la dieta mediterránea satisface todas las necesidades propias del organismo de un niño. Además, es agradable, saludable a nivel general, llena de beneficios y conocida por todos, por lo que no nos resultará difícil trabajar con ella cuando el peque empiece con la alimentación complementaria.