El control de esfínteres es, a menudo, el hito más deseado por los padres, pero su consecución es ardua y a menudo se pueden dar alteraciones como la enuresis y la encopresis, o falta de control de uno o los dos esfínteres.
Control de esfínteres: enuresis
La enuresis es la falta de control voluntario del esfínter urinario o visecal.
La enuresis primaria puede aparecer cuando el niño aún no ha comenzado o está empezando a controlar la micción. En este caso, la causa principal es de origen físico –inmadurez de la vejiga-. También puede deberse a un retraso en la implantación del hábito.
La enuresis secundaria es más grave, y suele venir dada, o por el retraso en la implantación del hábito, o, en su mayor parte, debido a episodios de origen emocional como pueden ser el nacimiento de un hermano, una mudanza, la cohabitacion con los padres, fallecimientos o alta presión respecto al control de esfínteres.
Se puede diagnosticar -nosotros no, un especialista- a un niño como enurético a partir de los cinco años. Aunque parezca una cifra alarmante, lo cierto es que el control total de la micción no se da hasta esta edad, por lo tanto no podemos diagnosticar un trastorno con anterioridad.
Anterior a esto, podemos indicar que se dan casos de enuresis, para lo cual debemos llevar un registro y control a fin de saber de manera objetiva cómo avanza el control de esfínteres, especialmente si acudimos a consulta médica.

¿Qué hacer para evitar o reducir los episodios de enuresis?
- Ante la presencia, o no, de episodios de enuresis, en primer lugar, incentivar al niño para que vacíe la vejiga antes de que se den períodos largos de sueño o actividad.
- Siempre que el niño miccione en el wc u orinal se le deben ofrecer refuerzos sociales positivos. Así conseguiremos que el niño se sienta a gusto y busque de nuevo ese refuerzo, miccionando donde corresponde.
- Además, debemos hacerle partícipe del viraje hacia el nuevo hábito que está efectuando -que nos ayude a limpiarse, o se limpie solito se sabe o que vierta la orina al wc y tire de la cisterna…-.
- También es adecuado que nos ayude a realizar pequeñas tareas relacionadas, como secar el suelo o la silla o poner a lavar sus prendas o la sábana si se han mojado.
- Si la enuresis es primaria y/o el niño es pequeño, restringiremos la ingesta de líquidos antes de ir a dormir.
- Cuando se den estos episodios de enuresis debemos poner al niño en el wc, aunque no haga pipí para que comprenda todo el proceso y, que con un poco de suerte, miccione un poco más a fin de que la experiencia no le resulte tan desagradable.
- Por otro lado, también debemos hacerle ver que lo que ha pasado ya no deseamos que pase más y, sobre todo, que tiene nuestro apoyo y que le ofreceremos nuestra ayuda cada vez que miccione, tanto si lo hace en el lugar que corresponde como si «se le escapa«.
- Aunque resulte evidente, debemos comprar al niño ropa fácil de subir y bajar, pues con ella dispondremos de unos segundos que pueden ser determinantes.
¿Qué NO hacer ante un episodio de enuresis?
En general, las actuaciones que favorecen la enuresis son aquellas encaminadas a la consecución del hábito de manera no natural. Por ejemplo:
- No debemos despertar al niño a media noche para que vaya al baño ni ponerle pañales o gasas puesto que se despreocupa y relaja el esfínter.
- Si el niño es mayor o ya controlaba el esfínter, tampoco reduciremos la ingesta de líquidos, pues estamos actuando en contra del propio mecanismo del aparato urinario.
- Por último, y considerándolo obvio, NUNCA debemos castigar al niño o utilizar un lenguaje inadecuado cuando se hace pipí encima. Aunque no lo parezca, para el niño ya es bastante traumatizante el hecho de no ser capaz de «aguantar el pipí»; lo que menos necesita es que le hagamos sufrir más por ello.
Control de esfínteres: encopresis

Del mismo modo que con la enuresis, la encopresis es la falta de control del esfínter anal.
Las causas suelen ser perturbaciones en el proceso de aprendizaje, sobre todo las presiones excesivas.
Al igual que la enuresis, esta alteración se diagnostica como problema sólo a partir de los cuatro años, cuando ya requiere de tratamiento médico y una coordinación entre todos los agentes de salud del niño. La manera más útil de tratarla es el definir estrategias coherentes para prevenir su aparición.
¿Cómo empezar con el control de esfínteres?
Cabe indicar que para comenzar con el control de esfínteres, el niño debe dominar el aspecto cognitivo (comprender que siente la vejiga llena, saber expresarlo…) y el motor (mantener el equilibrio estando sentado, dominar la marcha, controlar los músculos…). Si estos aún no están maduros, el niño se estará enfrentando a la situación con más complicaciones de las que puede abordar.
La enuresis y la encopresis son dos fenómenos muy relacionados con el aprendizaje prematuro del control de esfínteres. Este es un proceso que requiere de tiempo, paciencia y situaciones sociales muy positiva.
Por último, saber que el hecho de «enseñarle» a tu hijo a hacer pipí antes no va a reportar ningún beneficio pero sí puede ocasionar graves daños. No tengas prisa y deja que tu niño se desarrolle naturalmente, aprendiendo a su propio ritmo, sin pusa pero sin prisa.
Te dejo una lectura que detalla el tema en las diferentes edades del niño, de cara a saber qué esperar y cómo actuar a lo largo de su aprendizaje: «El control de esfínteres durante los primeros años de vida»