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👉 Fuente: Infobae
Varios estudios recientes confirman que para niñas y niños, residir cerca de parques, jardines o zonas verdes mejora su bienestar emocional, facilita un desarrollo cognitivo más sano y contribuye a una infancia más saludable. La naturaleza deja de ser solo un paisaje: se convierte en un factor clave para su crecimiento.
La infancia es una etapa de crecimiento continuo -físico, cognitivo y emocional- y el entorno en el que viven los niños tiene una influencia directa en ese desarrollo. Investigaciones recientes constatan que cuando un hogar está cerca de espacios verdes -parques, árboles, zonas naturales o jardines- los beneficios para la salud infantil y el bienestar familiar pueden ser notables.
Beneficios para la salud mental y emocional
Un estudio liderado por el programa ECHO de salud infantil detectó que niños de entre 2 y 5 años que vivían en zonas con vegetación cercana mostraron menores síntomas de ansiedad y depresión, en comparación con quienes residían en entornos más áridos o muy urbanizados.
Este tipo de entorno natural ofrece espacios para el juego libre, la exploración, el contacto con otros niños, y reduce factores de estrés ambiental como el ruido o el hacinamiento -lo que puede favorecer un ambiente familiar más tranquilo y estable.
Mejora del desarrollo cognitivo y físico
Otro estudio reciente halló que los chicos escolarizados cuyas viviendas rodeaban espacios verdes tenían mejores resultados en atención, memoria a corto plazo y velocidad de procesamiento visual, incluso cuando se tuvo en cuenta la contaminación del aire o el tráfico.
Además, vivir cerca de áreas naturales fomenta la actividad física: caminar, correr, jugar al aire libre. Esto favorece no solo la salud cardiovascular, sino también el desarrollo óseo y muscular, la coordinación y el equilibrio.
Impacto en la familia y la crianza
Cuando los espacios verdes son accesibles, las familias disponen de un entorno favorable para pasar tiempo de calidad, socializar, relajarse y dar a los niños oportunidades para jugar al aire libre. Esto promueve una crianza más saludable y consciente, además de incentivar valores de respeto por la naturaleza y hábitos de vida activos.
Para muchas familias, especialmente en entornos urbanos, estas zonas verdes suponen una salida al confinamiento doméstico, una oportunidad para desconectar del estrés del día a día, favorecer el juego infantil y fortalecer vínculos familiares.
Recomendaciones prácticas para aprovechar estos espacios
- Si vives cerca de parques o zonas naturales, procura que los niños pasen tiempo al aire libre -mínimo unas horas por semana- para que aprovechen sus beneficios para salud física y emocional.
- Fomenta el juego libre: correr, saltar, explorar, observar plantas o insectos, imaginar. El contacto con la naturaleza favorece la creatividad y la regulación emocional.
- Prioriza entornos seguros: zonas con vegetación, alejadas del tráfico, con sombra, caminos adecuados y espacios abiertos para que el juego sea libre y seguro.
- Si vives en ciudad y no tienes acceso a un parque cercano, busca alternativas: pequeñas zonas verdes, rutas escolares a pie, actividades en grupo al aire libre, caminos con arbolado.
Recursos complementarios
- Green space may improve young children’s mental health, National Institutes of Health.
- Residential green space improves cognitive performances in primary schoolchildren independent of traffic-related air pollution exposure, Springer Nature.
