Aunque no podría poner la mano en el fuego ante esta afirmación, diría, con una seguridad del 99%, que la esterilización del biberón es el punto más importante a la hora de alimentar al bebé. Dicho esto no me queda más que contarte cuál es el procedimiento, las opciones disponibles y alguna otra cosilla que creo que debes saber.
¿Qué es esterilizar?
La esterilización es la técnica mediante la cual se destruyen los gérmenes con capacidad de causar infecciones de un espacio u objeto.
Se diferencia de la limpieza en que el método es exhaustivo y, con los métodos empleados te aseguras que dichos gérmenes desaparezcan al cien por cien. En la limpieza, sin embargo, puede que retiremos algunos, pero no todos o que estos, simplemente, no sean destruidos. Así, aunque no los veamos, están ahí. En el caso del biberón, el bebé podría tragarlos en la próxima toma (además de reproducirse durante todo el tiempo que el recipiente no esté impoluto).
Esto no implica, ni mucho menos, que no debamos limpiar/lavar el biberón, al contrario. Debemos hacerlo antes de pasar a esterilizar para retirar la mayor cantidad de suciedad y que los útiles no estén expuestos a temperaturas o químicos durante más tiempo del necesario.
Métodos de esterilización del biberón
Existen cuatro métodos totalmente efectivos que son aptos tanto para biberones como para tetinas (y también para otros objetos relacionados con la higiene del bebé).
- Hervido. Puedes hacerlo de manera casera simplemente sumergiendo las partes del biberón (desmontado) en agua hirviendo en un cazo durante, al menos, diez minutos. Todo ello debe secarse minuciosamente y, cuando todo lo esté al cien por cien, cerrar el bibe. A día de hoy encuentras esterilizadores de hervido eléctricos para dejar a un lado el tradicional método en los fogones (o vitrocerámica).

- Esterilización por vapor. Igualmente, ponemos agua a hervir pero no sumergimos las piezas sino que, en un recipiente limpio que quede justo por encima del agua, dejamos el biberón para que sea el vapor el que vaya destruyendo los gérmenes. Este procedimiento es más largo, de entre quince y veinte minutos. Inviertes más tiempo el consumo es mayor pero el biberón se desgasta menos. Por supuesto, también hay esterilizadores a vapor eléctricos.

- Esterilizador para microondas. Los hay de duración de uso diferente según fabricante, con una media de ocho minutos a potencia media-alta, pero la base de funcionamiento del aparato es la misma: vertido de agua en una cubeta con los el biberón y sus utensilios y cerrar antes de encender. Menos económico porque haces un desembolso de dinero que con un sencillo cazo de casa no harías pero muy sencillo de utilizar y, sobre todo, cómodo y seguro. Actualmente también tenemos versión esterilizador de vapor para microondas (requiere de bolsas esterilizadoras para meter todo dentro).


- Esterilización fría. Se aclaran las partes con agua hervida. Después se diluye líquido desinfectante o pastillas en agua en proporción 1 ración por cada seis litros (o lo que diga el fabricante) y se coloca todo en el recipiente.

¿Cuándo y por qué esterilizar el biberón?
La falta de higiene es negativa en cualquier aspecto, pero imagínate en la alimentación de un ser vivo con un sistema poco inmunizado y con sus órganos inmaduros (combo ideal para no ser capaz de defenderse de los gérmenes); la probabilidad de infección, con sus correspondientes problemas digestivos es altísima.
Por otro lado, la leche es un alimento de alto favorecimiento de proliferación de gérmenes, por lo que un biberón de lactante recién usado, con restos y humedad, es un caldo de cultivo ideal.
Unimos ambos puntos y nos damos cuenta de que la esterilización del biberón y todos sus accesorios es imperativa. Pero, no sólo eso, debe realizarse, además, al finalizar cada toma. Las bacterias lácticas proliferan muy rápido; es importantísimo no dejar ni que empiecen el proceso de reproducción. Además, la limpieza y posterior serán más sencillas que si hemos dejado que la leche se seque.
Además, todas las partes, como hemos indicado al comienzo, deben haberse lavado previamente. Lo haremos con un jabón lavavajillas (que no deje aroma), dando especial protagonismo a las roscas y cuello del recipiente así como a la parte inversa de la tetina. Se frotará todo con cepillos para biberones y se aclarará por completo después. Sólo en este punto podremos pasar a esterilizar el biberón por cualquiera de los medios que hemos descrito.

Por supuesto, al igual que cepillos, hay productos de limpieza específicos para biberones y, más aún, para biberones de plástico o vidrio, según tú uses. Bajo mi punto de vista, estos no son necesarios porque después procedemos, precisamente, a esterilizar. Pero, por saberlo, puedes hacerte con limpiadores más suaves si quieres que el procedimiento sea totalmente enfocado en la higienización de un biberón para niños.
