Que el niño aprenda rutinas e interiorice hábitos es necesario para que su desarrollo sea saludable equilibrado y óptimo en nivel general, incluyendo la felicidad del pequeño a la hora de hacer esas cositas que, por lo que sea, nos suelen gustar menos, como lavarnos los dientes o sonarnos correctamente, dos de los puntos que menos les suelen gustan respecto al hábito de higiene.
En este post sólo voy a hablar del proceso, a nivel general, de la introducción del hábito pues, poco a poco, iré enlazando aquí todo tipo de nuevos posts en los que detallaré punto a punto cómo tratar cada uno de los aspectos que el peque debe conocer y trabajar hasta introducir como un hábito al respecto. Así mismo, sí haré un resumen general para introducir todos los aspectos que se han de trabajar en relación a la higiene del peque.
Aspectos del hábito de higiene en la infancia
Vamos a ver en qué consiste el hábito de higiene y cómo debemos enfrentarnos a él de manera muy general.
Concepto de hábito de higiene
Un hábito es una acción que realizamos de manera automatizada pero que hemos tenido que aprender, es decir, no nos viene de manera nativa. De hecho, los «hábitos» nativos que conservamos, si te das cuenta, son malos, como chuparse el dedo gordo.
Por otro lado, si queremos introducir hábitos, entendemos que estos tienen un valor positivo para nosotros.

En el caso de la higiene la prioridad es la salud, si bien, es cierto que, especialmente con el tiempo, atañe a otras vertientes de nuestra vida como la social o la autoimagen pero, en primera instancia, lo que queremos cuando enseñamos a nuestro peque a lavarse las manos o a ir a hacer pipí al WC es que esté saludable tanto a corto como a largo plazo, ¿no? y, por tanto, que no sufra de alteraciones o trastornos relacionados.
Por otro lado, estos deben ser facilitadores en nuestro día a día una vez se han introducido correctamente.
Verás que, en primera instancia, ocurre todo lo contrario, que el proceso es bastante tedioso hasta creer que, lejos de resultar cómodo, es un trabajo extra. Pero esto es sólo hasta que las acciones de las que hablamos de verdad se interiorizan. Cuando esto ocurre ya se hacen solas y nos ayudan en distintos aspectos de nuestra vida.
En referencia al hábito de higiene y considerando lo anterior, entenderemos este como el cómputo de acciones adquiridas en relación al aseo y arreglo personal, prevención de problemas de salud (en su mayoría dados por bacterias y otros agentes infecciosos) y favorecimiento o mejora de situaciones diarias, la mayoría venidas al respecto del bienestar con nuestro cuerpo en relación con algunas necesidades básicas como la alimentación y con el propio entorno.
¿Qué aspectos incluye la higiene infantil?
Ojo porque hay muchas cositas que entran en este concepto. Algunas son muy lógicas pero otras puede que ni se te hayan ocurrido, especialmente si aún no eres papi o mami. Los aspectos que conforman la higiene son:
- Limpieza del cordón y del ombligo.
- Baño (del recién nacido y del bebé).

- Cambio de pañal.
- Acicalado.
- Cabello.
- Ojos.
- Oídos.
- Boca.
- Nariz.
- Manos.
- Arreglo personal.
Puedes ver estos aspectos al detalle en diversos posts sobre higiene del niño que iré enlazando en el listado anterior.
Fases del hábito
Como todo, si tu peque va a ir a la escuela o ya está en ella, el trabajo de inculcar el hábito no será sólo tuyo sino que debe ser compartido con los profes, en los que te puedes apoyar y, súper importante, con los que te debes coordinar.
Sea como sea, las fases del hábito son:

- Pasiva. Es aquella en la que tú como adulto realizas absolutamente todo el trabajo. Se da desde el nacimiento hasta el año de vida en algunas cuestiones de higiene, aunque para otras, obviamente, habrá que esperar un poquito más. El niño no tiene conocimiento ni capacidad física para hacer nada a tan temprana edad y mucho menos para, lo que pudiera hacer, considerarlo un hábito, que es de lo que se trata. Ejemplo de esto sería el baño del recién nacido.
Al pequeño no le queda de otra más que ser un sujeto totalmente pasivo. Aunque en sus primeras semanas de vida no lo notará, un pelín más adelante es importante que no se sienta, hablando claro, como un muñeco.
Conforme gana consciencia debemos ofrecer más y más amor. No sólo porque es pequeño y débil (y porque nos apetezca, obviamente) sino porque debe comenzar a interiorizar estas acciones relacionadas con el hábito de una manera muy positiva y no como una imposición.
- Colaborativa. El niño empezará a participar de las diferentes acciones, en función de sus capacidades y, si todo va bien, porque también lo deseará para ayudarte, sentirse validado, etc.

Se vienen muchos meses de «errores»; es la etapa más larga. Hay que estar preparado para ello, sabiendo que vas a perder más tiempo del que utilizarías haciendo las cosas tú mismo pero hay que ser paciente, no especialmente crítico y hablar, tanto dentro como fuera del contexto, de lo que se está haciendo bien y de cómo se puede mejorar. En cualquier caso, la actitud nunca podrá ser negativa, de rechazo o recriminaría.
- Activa. Tu peque será el protagonista de la acción, el que la realiza. Tú debes mantenerte únicamente como supervisor. Eso sería lo ideal y que, de necesitarse en alguna ocasión, antes de lanzarte a ayudarlo mejor te haga preguntas para tratar de resolver solito la situación.

En cuánto a cómo inculcar el hábito de higiene en particular, seguimos en otro próximo post.