👉 Fuente: Revista Internacional de Investigación Educativa (Fuente Académica)
Un nuevo estudio académico destaca que la alfabetización emocional debe ser un componente curricular prioritario, especialmente en los ciclos de infantil y primaria, para prevenir futuros problemas de salud mental.
El conocimiento de las emociones
La investigación subraya que enseñar a los niños a identificar, nombrar y gestionar sus emociones desde una edad temprana no es una habilidad blanda, sino una competencia crítica para su desarrollo cognitivo y social.
La alfabetización emocional va más allá de la empatía; implica dotar al alumnado de herramientas de autorregulación que les permitan enfrentarse a la frustración, la ansiedad y el conflicto de manera constructiva.
Impacto en el aula y el bienestar
Los autores del estudio defienden que la integración explícita de la educación emocional reduce las incidencias de acoso escolar, mejora el clima de aula y potencia el rendimiento académico. Un niño que entiende su estado emocional puede concentrarse mejor y relacionarse de forma más positiva con sus compañeros.
El estudio recomienda la formación específica del profesorado en programas validados de educación emocional y mindfulness para la infancia.
Análisis pedagógico y desarrollo integral
Desde la perspectiva del Desarrollo Socioemocional, la capacidad de autorregulación emocional está estrechamente ligada al desarrollo de las funciones ejecutivas del cerebro. Al igual que se enseña a leer letras, se debe enseñar a «leer» las emociones.
El educador tiene el rol de mediador, ayudando a traducir las sensaciones internas en lenguaje. La educación emocional debe ser vivencial, utilizando cuentos, el juego de roles y el arte para que los niños experimenten y comprendan sus sentimientos en un entorno seguro y de validación.
Recursos y metodologías complementarias
- Guía para el apoyo psicoemocional en la escuela, UNICEF España.
- Impacto del juego libre en el desarrollo de la autonomía infantil, revista InveCom.
