👉 Fuente: La Vanguardia
Investigadores del Proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente) han analizado la influencia de tener animales en casa durante los primeros años de vida, encontrando que la convivencia con ciertas mascotas se asocia con un menor riesgo de desarrollar problemas emocionales y conductuales en la preadolescencia.
Un equipo de investigación del proyecto español INMA (Infancia y Medio Ambiente) ha presentado resultados significativos que refuerzan el papel de las mascotas en el desarrollo emocional infantil.
El estudio, basado en datos longitudinales de casi 1.900 familias de varias provincias españolas, evaluó la presencia de diferentes tipos de animales domésticos en los hogares de los niños entre 1 y 5 años y su posterior relación con problemas emocionales («internalizantes», como la ansiedad) y conductuales («externalizantes», como la hiperactividad) evaluados a los 7-8 años.
El efecto de los animales no mamíferos
El análisis del Proyecto INMA reveló una asociación especialmente fuerte con la tenencia continuada de «otros animales» (roedores, peces, tortugas o reptiles).
La tenencia de este tipo de animales, a menudo menos interactivos, se vinculó con un efecto protector significativo frente a los problemas emocionales y de conducta. Esto sugiere que la responsabilidad del cuidado promueve habilidades emocionales valiosas.
La investigación, coordinada por el CIBERESP, demuestra que este tipo de interacciones en el hogar son esenciales para la salud mental preventiva en la infancia.
