👉 Fuente: The 74
La expansión silenciosa de una práctica en aulas
El mindfulness —enseñar a prestar atención consciente y sin juicio al momento presente— está cada vez más presente en escuelas de EE. UU., integrándose junto a lectura, escritura y matemáticas.
Sin embargo, su aplicación varía enormemente: algunos programas consisten en pocas sesiones, otros duran todo el año escolar, y los objetivos también se diversifican (atención, autoregulación emocional, compasión, etc.).
Investigadores estiman que más de un millón de niños ya ha estado expuesto a mindfulness escolar. Pero los estudios aún encuentran dificultad para determinar qué efectos reales tiene el método en el aprendizaje, el bienestar y el rendimiento académico.
Por ejemplo:
- Algunas investigaciones muestran mejoras pequeñas en concentración o clima de aula.
- En contraste, revisiones más amplias o rigurosas, como el estudio MYRIAD, no encontraron beneficios claros en salud mental o resultados escolares cuando se aplicaba de modo universal y obligatorio.
- Además, cuando los estudiantes tienen antecedentes de trauma o ansiedad, la práctica podría aflorar recuerdos intensos si no está bien guiada.
Contexto educativo y desafíos
El auge del mindfulness responde al creciente interés por incorporar el bienestar emocional dentro del currículo. Sin embargo:
- La variabilidad entre programas dificulta comparar resultados científicos de forma confiable.
- Muchos programas dependen de la motivación del docente, su entrenamiento previo y el acompañamiento posimplementación.
- La obligatoriedad en algunos centros ha provocado resistencia entre estudiantes, quienes dicen no sentirse cómodos con prácticas de meditación forzada.
- Además, la Escuela de Ciencias Psicológicas de Melbourne advierte que prácticas mal guiadas o intensas podrían tener efectos adversos leves (ansiedad, activación emocional) si no hay supervisión adecuada.