Aunque es un tema delicado y complejo, es cierto que existen un puñado de indicadores que nos van a decir, con poco rango de error, si un niño duerme bien o mal.
Obviamente, ante sospechas, habrá que indagar mucho más y consultar con el pediatra pero como signos para quedarte tranquilo/a o, por contra, para esclarecer tu sospecha y acudir a consulta cuanto antes, ya te sirven sobradamente. ¡Veámoslos!
Cómo saber si el niño duerme bien o mal
Como digo, esta va a ser una lectura muy ligera basada en indicadores generales pero efectivos que van a hacer que, de un plumazo y sin darle muchas vueltas, descubras qué tal está durmiendo tu peque.
Algunos indicadores de falta de sueño o sueño inadecuado son:
- Nada más despertar el niño tiene dolor de cabeza.
- Le cuesta despertarse habiendo dormido hora suficiente.
- Se vuelve a quedar dormido con facilidad habiéndose despertado por completo y habiendo dormido un buen número de horas.
- Igualmente, tarda muchísimo en levantarse e incluso indica que no quiere.

- Tiene somnolencia durante el día.
- En general, está bajo de energía.
- Ante actividades de exigencia media se agota.
- Sus siestas son más largas de lo que deberían. Puedes ver en este post sobre el sueño infantil cuántas debe echarse y de cuánto tiempo.
- Se duerme en clase, durante charlas o incluso conversaciones bidireccionales.
Si ves que se dan muchos de los supuestos que menciono seguramente tu hijo esté teniendo un sueño insuficiente o, peor aún, deficiente.
Como ya dije en mi entrada sobre descanso y fatiga, la calidad del sueño resulta fundamental para recuperar las energías que utilizamos a lo largo de todo el día y que, por ende, necesitaremos cuando nos levantemos. Dicha energía se regula teniendo un correcto equilibrio entre el tiempo de actividad-descanso. Una desorganización y/o desequilibrio va a suponer que se rinda mucho menos y que aparezcan estrés y ansiedad entre otros problemas.
Cómo ayudo a mi hijo a dormir mejor
El adulto, no es pasivo, tiene una importante función en la regulación del sueño del niño, y no empieza precisamente llevándolo a la cama. Es un proceso largo que se da durante todo el día y por mucho tiempo para hacer que el peque adquiera un hábito y, por supuesto, para acompañarlo y pasar un agradable momento con él.
Te lo cuento todo en mi post sobre la función del adulto en el sueño infantil.