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Los pequeños muestran pensamiento lógico y planificación más compleja de lo que se creía
Un reciente estudio ha revelado que niños y niñas de tan solo cuatro años son capaces de aplicar razonamiento algorítmico para resolver problemas cotidianos. Esta capacidad, que se consideraba exclusiva de etapas cognitivas más avanzadas según las teorías de Jean Piaget, sugiere que el pensamiento lógico se desarrolla antes de lo previsto.
Los investigadores observaron a grupos de preescolares mientras enfrentaban tareas de secuenciación y resolución de conflictos en juegos manipulativos. Sorprendentemente, los pequeños diseñaban estrategias paso a paso, probando soluciones, corrigiendo errores y optimizando resultados, de manera muy similar a los algoritmos que usamos en programación.
“Estos resultados no solo reconfiguran nuestra comprensión del pensamiento infantil, sino que abren nuevas posibilidades para la enseñanza temprana del pensamiento computacional”, explicaron los autores del estudio citado por Infobae.
Más allá de Piaget: el pensamiento computacional como base del aprendizaje temprano
Durante décadas, las teorías de Piaget han marcado la comprensión del desarrollo cognitivo infantil. Sin embargo, estos nuevos hallazgos —respaldados por investigaciones como Algorithm Design for Young Childreny Kindergarten Children’s Learning of Computational Thinking— apuntan a que los niños pueden abstraer, organizar y planificar mucho antes de los siete años, límite que Piaget consideraba para el inicio del pensamiento lógico formal.
El descubrimiento impulsa a replantear cómo se enseñan las matemáticas, la lógica y la programación en la primera infancia, promoviendo metodologías basadas en el juego estructurado, la experimentación y la resolución de problemas.
Educación en clave digital desde el aula infantil
El pensamiento computacional no implica que los niños aprendan a programar con pantallas, sino que razonen como lo haría un ordenador, es decir:
- Descomponer un problema en pasos simples.
- Detectar patrones.
- Evaluar y mejorar soluciones.
La aplicación de estos enfoques en educación infantil podría fortalecer la autonomía, la creatividad y la resiliencia cognitiva desde los primeros años de vida.