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👉 Fuente: OMS
La OMS ha publicado en 2025 una guía mundial actualizada con medidas para reducir los embarazos adolescentes, reforzar la salud reproductiva y garantizar derechos, clave para proteger a niñas, adolescentes y sus familias.
La guía que acaba de presentar la OMS responde a un problema global. Cada año, millones de adolescentes quedan embarazadas, muchas veces sin desearlo, lo que conlleva riesgos para su salud, su desarrollo educativo y su proyecto de vida.
Qué propone la guía: estrategias fundamentales
Entre las principales recomendaciones, la OMS destaca:
- Terminar con el matrimonio infantil, frecuente causa de embarazos precoces.
- Garantizar que las niñas completen la educación secundaria. Esto reduce drásticamente la probabilidad de embarazos adolescentes.
- Mejorar el acceso a salud sexual y reproductiva. Esto incluye información, anticonceptivos y servicios adecuados para adolescentes.
- Asegurar atención médica respetuosa y segura para quienes quedan embarazadas en la adolescencia. Ello incluye controles prenatales, parto seguro y apoyo postnatal.
Por qué es importante para infancia, adolescencia y familias
El embarazo adolescente implica riesgos médicos (partos prematuros, complicaciones, salud materna e infantil), psicológicos y sociales. Muchas adolescentes abandonan la escuela, disminuyen sus oportunidades futuras, y aumentan las desigualdades.
La guía de la OMS busca frenar ese ciclo: promoviendo educación, salud, derechos, e igualdad de oportunidades. Para las familias, significa que sus hijas pueden crecer con más opciones, información y apoyo.
Qué pueden hacer familias, escuelas y comunidades
- Fomentar la educación sexual integral desde edades tempranas con información clara, científica y respetuosa.
- Acompañar a adolescentes con diálogo abierto sobre cambios, cuerpo, decisiones, salud sexual y derechos.
- Promover que niñas y jóvenes terminen la escuela, ofreciendo apoyo familiar y social.
- Defender sus derechos: acceso a servicios de salud, respeto a su autonomía, libertad de decidir.
La participación de madres, padres, educadores y comunidad es clave para que la guía se traduzca en cambios reales.
