Aunque es cierto que lo de tener piojos ya no está taaaan visto, quienes hemos trabajado con niños o los tenemos somos bien conscientes de que esta incómoda situación transitoria no ha desaparecido.
Su presencia coincide con la etapa que conocemos como «la vuelta al cole», al inicio de curso, y también los vemos a menudo después de volver de las vacaciones de Navidad y/o Semana Santa (aunque esto no implica que durante el resto del año debamos dejar de poner atención porque, desgraciadamente, estos bichitos no hacen la maleta).
¿Qué son los piojos?
El piojo es un parásito de tipo insecto visible sin microscopio que vive se acomoda y vive en las personas alimentándose de nuestra sangre. Existen de tres tipos:
- Piojo de la cabeza (denominado pedículus cápititis). Es el que todos conocemos, el que «se pega» en clase y el común en niños. Por ende, es el que nos interesa trataremos aquí. Habita en la cabeza, alimentándose en el cuero cabelludo y con agarre en el cabello.
- Piojos del cuerpo. Como su nombre indica, se alimentan en el resto del cuerpo, donde la piel está más expuesta. Son muy difíciles de encontrar en niños, pues su aparición se da en casos de gran abandono cuando no hay ningún tipo de higiene.
- Piojo del pubis (ladilla). Este se asienta en la zona del pubis y precisa del vello para permanecer en él así como contacto sexual para contagiarse. Obviamente, no es un tipo de piojo que vayan a coger nuestros hijos tanto porque no tienen vello en la zona como porque no van a tener contacto sexual con un infestado.
El piojo de la cabeza por fases y sexos
A pesar de lo que podemos pensar en un primer momento el piojo no es negro sino de color blanco grisáceo. Lo vemos más oscuro porque su cuerpo un poco transparentoso hace que el color del cabello (generalmente oscuro) se vea a través dando una falsa sensación de que el animal es negruzco.
Por otro lado, es de estructura aplanada y alargada, con una cabeza angular ovoide y carente de alas como elementos característicos. Aunque si se tienen síntomas seguramente no haya lugar a discusión, es importante reconocerlos.

El macho es pequeño y, como en casi todas las especies, puede engendrar hijos con muchas hembras al mismo tiempo, si bien, es piojo no se caracteriza precisamente por esto.
La hembra, de mayor tamaño, también se reconoce porque dispone de dos gonópodos (ganchitos) en el vientre con los que agarrarse para poner huevos.
La puesta del huevo se da durante la noche, dejándolo la madre enganchado a unos dos centímetros del cuero cabelludo utilizándose una segregación que favorece la adherencia de este.
Para que el huevo se desarrolle y eclosione debe encontrarse en temperaturas que oscilen entre los 22 y los 37 grados. Así, nuestra cabeza es perfecta para la incubación.
Desde que el piojo nace pasarán dos semanas para que se haga maduro pueda, después de tomar sangre, poner huevos. Así, desde que veas huevos en el cabello tienes 14 días para realizar el tratamiento, de modo que los huevos eclosionados no se conviertan en madres con capacidad de poner más. Aun así, lo ideal es comenzar cuanto antes, pues los piojos maduros seguirán fecundando a la hembra habrá más puestas con eclosiones más tardías, lo que hace que tengas que repetir el tratamiento varias veces.
Un piojo tiene un ciclo vital de 20 días, por lo que las hembras disponen de 6 días para dejar sus huevos. No parece mucho, ¿verdad? El verdadero problema de tener este parásito es que en cada puesta sale un elevado número de huevos.
Obviamente, aunque sea difícil que se dé la situación, no es necesaria la presencia del macho para que una infestación tenga lugar. Sólo se precisa de una hembra fecundada. La primera tirada de huevos se reproducirá entre ella e incluso con la madre. Del mismo modo, si algunos huevos están presentes, aunque no queden piojos adultos, estos pueden eclosionar y reinfestarnos. Así, tanto la prevención como un correcto y completo tratamiento son necesarios.
Síntomas de la pediculosis
La pediculosis, que es como se denomina a la infestación por piojos, se caracteriza por un picor del cuero cabelludo en primera instancia. Ello se debe a que el animal nos muerde para recoger nuestra sangre. Cuantos más piojos tengamos, más nos picará así que el aumento del picor conforme pasan los días también puede ser un gran indicativo, pues hay alteraciones, por ejemplo, de la piel, con las que dicho picor no se agrava con el transcurrir del tiempo.
Un rascado agresivo y muy frecuente se traducirá en enrojecimiento de la piel y aparición de pequeñas heridas. Es posible, si se tienen las manos sucias, que una herida se infecte y estas se vuelvan amarillentas o verdosas. Obviamente, esto también aumenta de acuerdo a cuánto nos rasquemos.

En este punto la revisión de la cabeza seguramente sirva como indicativo claro para hacer un diagnóstico, pues, de tener piojos, estos se verán. Como ya he indicado, estos son visibles sin microscopio, perfectamente visibles para una persona que goza de buena salud ocular. Así, echando un vistazo más o menos detenido vas a poder descubrir tanto los huevos (blancos, pueden parecer caspa, puestos alrededor de las orejas y en la nuca, en la raíz) o los piojos adultos (en toda la cabeza).
Es importante mirar y remirar tomándote tu tiempo así hacer una búsqueda profunda y a la vez que rápida (estos van a correr a esconderse al detectar movimiento). Peina el cabello perfectamente para no dar con enredos. Después, abre rayas y separa los mechones rápidamente para la observación.
Tener piojos no debe ser vergonzoso (contagio)
Aunque no debemos normalizar la situación, tampoco es conveniente avergonzarse si esto implica que, por vergüenza, no actuemos al respecto.
El contagio no está motivado por la falta de higiene, como muchas personas piensan. Así, no debes ocultar la situación por miedo al qué dirán. Al contario, es importante que los adultos que se encargan de los niños con los que tu peque convive estén al tanto para hacerles una exploración y, de precisarse, realizarles también un tratamiento lo antes posible, tratando de evitar con ello un contagio incontrolable.
Aunque el problema se asocia a las clases bajas, lo cierto es que este se da en todos los estratos sociales.
Sí es cierto e innegable que las infestaciones más descontroladas se ven en personas de bajos recursos, en culturas más aisladas, etc.
Pero esto se debe a que se pone menos atención a los pequeños, a la falta de educación y/o asesoramiento respecto a cómo proceder o a que, sencillamente, no es tan sencillo acceder, por motivos económicos u otros, a los productos necesarios para realizar el tratamiento…
De nuevo, por lavarte el pelo más o menos veces no vas a dejar de tener piojos si a tu alrededor también los tienen.
Aunque el animal no discrimina, es cierto que habitualmente es un parásito que se deja ver en niños. Ello se debe a que la forma de contagio es mediante contacto directo. Y considerando que estos habitan las cabezas, es más probable que puedan saltar de niño a niño que de adulto a adulto.
Tratamiento para eliminar los piojos
El tratamiento de los piojos tiene dos partes. Una de ellas se enfoca en la acción sobre el infestado. La otra sobre sus productos, accesorios, etc.
Quitar piojos a un niño
Se utilizan dos productos específicos para matar los piojos, lociones y champús. La loción es ovicida, esto es, actúa muy fuertemente sobre los huevos. El champú está formulado para matar a los insectos adultos. Además, yo, sin hacerme responsable, recomiendo el uso de vinagre.
Aunque hay muchas marcas, por la comodidad, puedo recomendar este pack que incluye tanto champú y loción como el peine especial para piojos.

- Si el niño tiene muchísimas liendres podemos comenzar por recurrir a un remedio casero, la aplicación de vinagre. ¿Es aconsejable? Bueno, no es un líquido que ayude a la salud capilar precisamente. Es por ello que lo aconsejo sólo en el caso de que haya una cantidad de liendres inmensa. ¿Por qué? El vinagre no va a matar, solamente sirve para que ese pegamento que utilizan las hembras para colocar los huevos se debilite y, con ello, que las liendres se retiren con mucha más facilidad. También si el niño es un poquito mayor, de 7 años o más.
- Es importante no lavar el cabello el mismo día que se va a realizar el tratamiento. Si esperamos un poquito, la grasa del cuero cabelludo ayudará a que el principio activo de los productos se adhiera y actúe más y mejor.
- La loción antipiojos se aplica sobre la piel seca. Debemos humectarla directamente con la loción, tratando de hacer llegar el máximo de esta a la piel y los primeros milímetros del cabello (lo estropea). Aun así, es mucho mejor pasarse y empapar el pelo que no realizar bien el tratamiento, claro está. El producto debe frotarse con suavidad.
- Tras ello, debemos tapar la cabeza con una toalla o bolsa.
- Dejaremos actuar el tiempo que indique el fabricante (lo habitual suelen ser, al menos 6 horas).
- Lavaremos todo el cabello, incidiendo especialmente en el cuero cabelludo con el champú antipiojos. El lavado se realiza con normalidad.
- Este debe dejarse actuar también durante unos minutos (de nuevo, sigue las instrucciones del fabricante).
- Realiza el último aclarado con una mezcla de agua y vinagre (a 2:1) para, de nuevo, tratar de despegar un poco más la mayor cantidad de huevos, tanto si siguen vivos como si han muerto.
- No utilices secador para el cabello, las altas temperaturas degradan los químicos del insecticida. Merece la pena esperar un poco más (podéis, mientras tanto, jugar bajo el sol para que el secado sea un poco más rápido).
- Una vez el pelo esté seco, toca peinar. Primero desenreda con un peine adecuado al tipo de pelo. Es esencial que este sea nuevo, pues el que se usa habitualmente seguramente esté contaminado.
- Con el pelo desenredado toca pasar la liendrera. Simplemente es un peine con las púas muy juntas, lo que obliga a que los huevos se arrastren cuando lo pasamos. Esto lo haremos durante al menos 5 minutos. Es importante llegar con ella hasta la raíz. Incide en las zonas laterales y trasera.
- Deberás repetir el proceso (si ya no ves muchas liendres no es necesario que uses vinagre) para acabar con los piojos supervivientes y los huevos que hayan podido eclosionar. Generalmente se hace de nuevo los días 3 y 6 tras la primera aplicación pero, una vez más, sigue las instrucciones. Eso sí, en caso de que el fabricante no diga nada al respecto yo te aconsejo que repitas igualmente, pues con que un huevo quede vivo el niño volverá a padecer pediculosis en poco tiempo y todo lo anterior no habrá servido de nada.
Cortar un pelo muy largo no ayudará a que los piojos se mueran. Simplemente sirve para que sean más fáciles de retirar. Antaño se hacía porque los adultos quitaban los piojos vivos a «mano alzada», es decir, los veían y los cogían. Para ello, obviamente, necesitamos un pelo desenredado por el que deslizarnos. Puede ser una buena solución si el cabello está tan enmarañado que no se puede peinar pero a día de hoy, si no vas a llevar a cabo esta práctica, no tendría mucho sentido pues con buenas pasadas de liendrera todos los parásitos acaban yéndose.
Terminar definitivamente con la peliculosis y evitar la reinfestación
Lo último que te queda por hacer es:
- Los complementos que se utilicen para el pelo así como peines y cepillos deben, como poco, sumergirse en la loción insecticida unos 10 minutos. Es cierto que estos animales no viven fuera del cuero cabelludo pero pueden haberse depositado los huevos, eclosionar y, al usarlos en el niño, reinfestar.
- Toda la ropa, incluida la de cama y aseo se tendrá que lavar a máxima temperatura un par de veces y planchar al vapor.
- El resto de elementos que no puedan recibir estos tratamientos se deben aislar en una bolsa hermética. Deberán quedar ahí, al menos, 10 días. De este modo se asegura la muerte por falta de alimento de los piojos y la no eclosión de los huevos.