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👉 Fuente: Infobae
El uso del móvil a edades tempranas sigue creciendo y se convierte en un motivo frecuente de conflicto familiar, con padres que reconocen haber cedido antes de sentirse preparados.
Una edad que se consolida como punto de inflexión
Los datos del informe de Qustodio confirman que 12 años es la edad media en la que los niños españoles reciben su primer teléfono móvil. Aunque coincide con la entrada en la ESO y el aumento de autonomía, casi la mitad de los padres admite que lo habría dado más tarde si hubiera conocido mejor el impacto sobre sueño, hábitos digitales y convivencia.
El móvil aparece cada vez más asociado a presión del grupo, actividades escolares que dependen de chats y comparaciones con compañeros que ya lo tienen. Esta combinación explica parte del arrepentimiento posterior: muchos padres no sienten que lo hayan entregado por convicción, sino por contexto.
Efectos en el bienestar infantil
La principal preocupación es el impacto en el sueño. El uso nocturno, las notificaciones y la hiperconectividad generan alteraciones que afectan al rendimiento escolar, al estado de ánimo y a la regulación emocional. Desde la psicología infantil se insiste en que el autocontrol digital no surge de forma espontánea, sino que debe entrenarse.
Los expertos señalan que la entrega del primer móvil sin una preparación previa conduce a dinámicas que después cuesta revertir: acceso a contenidos no adecuados, pérdida de atención sostenida o dependencia de la validación social. Todo ello tiene efectos en el desarrollo neurológico, especialmente en etapas donde la corteza prefrontal aún está madurando.
Cómo acompañar el primer móvil en la etapa preadolescente
Las familias pueden mitigar los riesgos si establecen reglas claras desde el primer día. Algunas recomendaciones útiles son:
- Posponer las redes sociales hasta que el niño demuestre madurez digital.
- Mantener el dispositivo fuera del dormitorio durante la noche.
- Crear una rutina de revisión conjunta de notificaciones y permisos.
- Evitar el uso del móvil como regulador emocional en momentos de conflicto.
- Reforzar actividades offline para equilibrar ocio y descanso.
Un debate que afecta a escuela, conciliación y salud pública
La escolarización se ha convertido en un actor clave del problema. Muchos centros utilizan canales digitales o requieren apps para seguimiento académico, lo que limita la capacidad de las familias que quieren retrasar la entrega del dispositivo. Sin acuerdos colectivos o alternativas escolares, la presión recae únicamente sobre cada hogar.
El debate también toca la conciliación: los padres reconocen que el móvil facilita la comunicación logística, pero recuerdan que este beneficio desaparece cuando surgen distracciones, conflictos o pérdida de límites. En salud pública, las evidencias apoyan retrasar el acceso a redes sociales y establecer supervisión activa hasta bien entrada la adolescencia.
Recursos complementarios
- El dilema digital: La infancia en una encrucijada, Qustodio.
- Más que un móvil, UNICEF.
Parental controls. Mobile devices, Better Internet for Kids. - Protegiendo a los Hijos en el Mundo Digital: Guía para Padres y Educadores, Instituto de Intraemprendimiento.
