👉 Fuente: Axios
El American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) ha publicado nueva orientación para transformar el modelo tradicional de atención prenatal en EE. UU., proponiendo que el número de visitas prescriptas (12-14) dé paso a planes personalizados, adaptados al riesgo, contexto social y preferencias de la mujer.
Según su propio estudio, hasta un 23 % de las pacientes no acude a la cita inicial en el primer trimestre y casi la mitad no recibe todos los servicios recomendados a tiempo.
El nuevo modelo promueve menos visitas presenciales, pero más duración de las que sí se realicen, el uso de modalidades como telemedicina y un enfoque que integre los determinantes sociales de salud.
En particular, el ACOG detalla:
- Evaluación integral temprana:
Idealmente antes de las 10 semanas de gestación, se recomienda un cribado completo que incluya factores médicos, sociales y estructurales que puedan afectar la maternidad. - Plan de atención compartido:
Las mujeres participarán en el diseño de su propio plan de cuidado prenatal junto con sus profesionales, decidiendo la frecuencia y modalidad de visitas según su perfil de riesgo, preferencias y contexto. - Ajustes en la entrega del cuidado:
Permitir visitas telemáticas, monitoreo remoto, visitas prolongadas, cuidados grupales y otros formatos alternativos para reducir barreras de desplazamiento, trabajo o accesibilidad. - Adaptación de frecuencia de citas:
Para embarazos de bajo o riesgo promedio, podrían reducirse las visitas presenciales (por ejemplo de 12-14 a 6-10), siempre complementadas con modalidades alternativas. - Atención a determinantes sociales de salud:
Detectar factores como transporte limitado, necesidades de apoyo social, condiciones laborales o vivienda, y colaborar con servicios comunitarios para abordarlos. - Flexibilidad y reevaluación continua:
El plan de cuidado prenatal debe revisarse y adaptarse conforme avance el embarazo, ajustando el seguimiento según evolución clínica y nuevas necesidades.
Impactos esperados y retos
- Mejora del acceso en zonas rurales o para mujeres con recursos limitados.
- Mayor equidad, al reconocer que un esquema uniforme no responde a realidades diversas.
- Posible optimización de recursos sanitarios, reduciendo visitas innecesarias sin comprometer la calidad.
- Riesgo de que ciertos embarazos de alto riesgo reciban menos seguimiento si no se hace una correcta estratificación.
- Necesidad de infraestructura (telemedicina, monitoreo remoto, personal capacitado) para sostener el nuevo modelo.