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👉 Fuente: Tanoto Foundation
Expertos internacionales, responsables educativos y organizaciones sociales se reunieron en Yakarta para analizar cómo fortalecer la educación y el desarrollo en la primera infancia, destacando la cooperación global como clave para mejorar las oportunidades de niños y niñas desde los primeros años de vida.
La primera infancia vuelve a situarse en el centro del debate educativo internacional. En Yakarta, la Tanoto Foundation organizó un simposio internacional dedicado al desarrollo y la educación en los primeros años, un periodo decisivo para el aprendizaje, la salud y el bienestar futuro de las personas.
El encuentro reunió a responsables políticos, investigadores, docentes y representantes de organismos internacionales con un objetivo común: compartir evidencias, experiencias y estrategias que permitan mejorar la calidad de la educación infantil, especialmente en contextos de desigualdad social y económica.
Por qué los primeros años son decisivos
La investigación científica es clara: el desarrollo cognitivo, emocional y social en la primera infancia tiene un impacto directo en el rendimiento escolar posterior, la salud mental y las oportunidades a lo largo de la vida. Durante este simposio se insistió en que invertir en los primeros años no es solo una cuestión educativa, sino también social y económica.
Se abordaron temas como:
- El desarrollo del lenguaje y las funciones ejecutivas en edades tempranas.
- La importancia de entornos educativos seguros y emocionalmente estables.
- El papel de las familias como primeros agentes educativos.
- La formación y el bienestar del personal educativo en educación infantil.
Cooperación internacional para reducir desigualdades
Uno de los mensajes centrales del simposio fue que ningún país puede afrontar en solitario los retos de la primera infancia. Las brechas educativas, sanitarias y sociales afectan de forma desigual a niños y niñas según su lugar de nacimiento, contexto familiar o nivel socioeconómico.
La cooperación internacional permite:
- Compartir buenas prácticas educativas basadas en evidencia.
- Desarrollar políticas públicas más coherentes y sostenidas en el tiempo.
- Apoyar a países y comunidades con menos recursos.
- Alinear educación, salud y protección social desde una mirada integral.
Este enfoque es especialmente relevante para familias, ya que las políticas que se deciden hoy influyen directamente en la calidad de las escuelas infantiles, los servicios de apoyo y la conciliación.
Qué implica esto para las familias y las escuelas
Aunque el simposio se desarrolló en un contexto internacional, sus conclusiones tienen un impacto directo en la vida cotidiana. Apostar por la primera infancia significa:
- Escuelas infantiles con proyectos pedagógicos de calidad.
- Docentes mejor formados y acompañados.
- Programas que integran aprendizaje, juego, bienestar emocional y salud.
- Mayor apoyo a las familias en los primeros años de crianza.
No se trata de adelantar contenidos académicos, sino de crear las condiciones para que cada niño pueda desarrollarse plenamente, respetando sus ritmos y necesidades.
Una inversión con retorno social
Los expertos coincidieron en que cada euro invertido en primera infancia tiene un retorno elevado a largo plazo, tanto en términos educativos como sociales. Menor abandono escolar, mejor salud mental, mayor participación social y mejores oportunidades laborales son algunos de los beneficios asociados.
Desde esta perspectiva, el simposio refuerza una idea clave: la educación infantil no es un gasto, sino una inversión estratégica para el futuro de las sociedades.
