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👉 Fuente: SINC
Un nuevo estudio de neuroimagen revela que la formación musical en la infancia no solo afina el oído, sino que engrosa el cuerpo calloso del cerebro, mejorando la conexión entre hemisferios. Esto se traduce en una mayor facilidad para la lectoescritura y las matemáticas.
A menudo, las actividades artísticas se consideran secundarias en el currículo escolar frente a las asignaturas «troncales». Sin embargo, la neurociencia lleva años demostrando que la música es, en realidad, un «gimnasio» para el cerebro en desarrollo. Aprender a tocar un instrumento requiere la integración simultánea de la vista (leer partitura), el oído (escuchar el tono), el tacto (motricidad fina) y la emoción.
La transferencia cognitiva
El estudio destaca el concepto de «transferencia»: las habilidades adquiridas con la música se transfieren a otras áreas académicas.
- Ritmo y Lectura. Se ha encontrado una correlación directa entre la capacidad de un niño para mantener el ritmo y su conciencia fonológica (la habilidad para distinguir sonidos en el lenguaje), que es la base de la lectura.
- Atención Ejecutiva. La práctica musical exige una atención sostenida y disciplina, fortaleciendo las redes neuronales del control inhibitorio.
Música como derecho, no como privilegio
Los investigadores concluyen que la educación musical no debería ser una actividad extraescolar reservada para quienes pueden pagar clases privadas, sino una herramienta de inclusión educativa. Introducir programas musicales en escuelas públicas, especialmente en entornos desfavorecidos, ha demostrado mejorar el rendimiento académico general y la cohesión social del grupo.
Para las familias, el mensaje es sencillo: exponer a los niños a la música, cantar con ellos o facilitar el juego con instrumentos simples desde pequeños es una inversión directa en su arquitectura cerebral.
Recursos y metodologías complementarias
- «Early Musical Training and White-Matter Plasticity in the Corpus Callosum», The Journal of Neuroscience.
- “Childhood music training induces change in micro and macroscopic brain structure”, Oxford Academic.
