👉 Fuente: OMS
Más de un tercio de las mujeres sufren problemas físicos o emocionales que perduran meses o incluso años después del parto.
Cargas que no se ven
Aunque el periodo del puerperio (las primeras semanas tras el parto) suele considerarse el final de los cuidados perinatales, recientes informes señalan que la recuperación materna va mucho más allá de lo inmediato. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, una proporción significativa de mujeres presentan problemas de salud prolongados tras el nacimiento de su hijo: entre ellos, incontinencia urinaria, dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales), dolor lumbar crónico, fatiga persistente, ansiedad, depresión posparto, alteraciones del sueño y modificación sustancial de la morfología corporal.
Estos problemas implican que la fase postnatal no se limita al cuidado del bebé, sino que es también un momento importante para la salud de la madre. Si no se reconocen adecuadamente, pueden afectarse la calidad de vida, la capacidad de cuidado del niño, la adaptación al nuevo rol y el bienestar familiar.
La importancia de un seguimiento prolongado
Para el sistema sanitario y para la educación en crianza, este dato plantea retos importantes: los controles clásicos a las seis semanas pueden no ser suficientes para detectar ni abordar estas complicaciones tardías.
Por ello, se recomienda que los servicios de salud ofrezcan seguimiento programado más allá del primer mes -por ejemplo, a los tres, seis o doce meses-, con énfasis tanto en la salud física como en la salud emocional de la madre.
Desde el punto de vista educativo y de familia, es esencial transmitir que estos síntomas no son “normalizables” sin reflexión: la madre también necesita recursos, apoyo, descanso, rehabilitación (en caso de incontinencia o suelo pélvico), acompañamiento psicológico o formación para la transición al cuidado del recién nacido.
Reconocer que la maternidad implica una doble tarea -cuidar al bebé y también a sí misma- es clave para promover bienestar y evitar que las “secuelas invisibles” permanezcan sin atención.
Consecuencias para servicios de salud y educación
- Los centros de salud y matronas podrían implementar programas posnatales estructurados con evaluaciones integradas física-psicológicas, hablando abiertamente sobre incontinencia, sexualidad posparto y salud mental.
- Los talleres prenatales pueden incorporar contenidos sobre “¿qué puedo esperar en los meses siguientes al parto?” y “cuándo pedir ayuda”.
- Las familias deben saber que acompañar a la madre implica más que apoyo emocional: significa ayudar a gestionar la recuperación, fomentar el autocuidado, facilitar descanso, relevo y recursos.
- En la formación de profesionales, se debería fortalecer la formación en estos aspectos tardíos del puerperio, no limitándose al parto y las seis semanas.
